La historia es de sobra conocida, como para recordarla al detalle. Ya saben, el reportero de la gran ciudad atrapado en el tiempo, dentro de un pequeño pueblo en fiestas, y condenado a repetir las mismas experiencias día tras día. Algo así ha debido sentir hoy Carolina Marín en su retorno a las pistas tras su último y más reciente triunfo.

Al igual que la semana pasada, la onubense se despertó en Bangkok. Se duchó, desayunó, se vistió y se equipó para disputar el Open de Tailandia (en este caso una segunda edición). El pabellón era el mismo de hace siete días. Y, caprichos del sorteo, su adversaria en el debut, también: la francesa Qi Xuefei.

Triunfo de Carolina Marín

Y puestos a repetir, la Campeona Olímpica, triple Campeona Mundial y cuádruple Campeona de Europa ha repetido victoria, si bien, en esta ocasión la jugadora gala de ascendencia china ha vendido un poco más cara la piel del oso (21-9 y 21-18, en 42 minutos de juego). ¿O sería la piel de la marmota?