Todos los onubenses (y los 511.000 turistas mensuales) a la playa en un día… y aún sobra sitio para estar a cuerpo de rey
Un curioso cálculo realizado desde este diario revela que si los 536.766 habitantes de Huelva se juntasen en la costa con los veraneantes, seguiríamos tocando a más de 11 metros cuadrados de arena por persona. Entonces, ¿por qué siempre hay quien planta la sombrilla justo a tu lado?

La imagen parece sacada de una película de ciencia ficción: toda la población de Huelva, al completo, bajando a la playa el mismo día. Una marea humana con neveras de ruedas, sombrillas heredadas de los años 90, bocadillos de filete empanado y litros de protector solar factor 50. Y, por si fuera poco, sumamos también a los turistas de verano, que no son pocos. Lo que muchos imaginarían como un caos sin precedentes, en realidad, cabría perfectamente… y con espacio de sobra.
Según cálculos aproximados, la provincia de Huelva cuenta con unos 120 kilómetros de costa, desde la desembocadura del Guadiana hasta las arenas que se funden con el Parque Nacional de Doñana. La anchura media de sus playas se sitúa en torno a los 100 metros (datos del Ministerio), lo que nos deja una superficie estimada de 12 millones de metros cuadrados de arena. Y sí, estamos hablando de solo la playa, sin contar dunas, pinares ni chiringuitos con fritura abundante.
Ahora bien, si echamos mano del padrón de abril de 2025, en Huelva viven 536.766 personas. Y si miramos las estadísticas de turismo del verano de 2024, la provincia recibió un total de 1.533.252 turistas en junio, julio y agosto, lo que supone una media de 511.000 visitantes al mes. Una cifra nada despreciable que, sumada a los habitantes locales, nos da un total de aproximadamente 1.047.850 personas potencialmente sobre la arena en un mes de verano.
¿Resultado del cálculo?
Cada uno seguiría teniendo a su disposición más de 11 metros cuadrados de playa. O lo que es lo mismo: suficiente espacio para una sombrilla grande, dos sillas, una toalla de esas que parecen alfombras y hasta un pequeño castillo de arena sin riesgo de invadir el terreno del vecino. No haría falta ni colocar piedras estratégicas para delimitar el terreno: la amplitud sería tan generosa que podrías girarte en la toalla sin darle con el pie al de al lado.

Incluso si las mareas decidieran darnos un susto y comerse un par de metros de playa, seguiría habiendo sitio de sobra. En Huelva, como quien dice, hay más arena que excusas para no bajar a la playa. Y eso, en una provincia donde el calor aprieta en verano más que el nudo de una silla de playa, es casi un milagro geográfico.
Pero claro, con tanto dato y tanta cifra, surge inevitablemente la gran pregunta del verano. Esa que muchos nos hacemos cuando llegamos temprano a la playa, buscamos un buen hueco, estiramos la toalla con mimo, colocamos la sombrilla con precisión milimétrica para que dé sombra justo donde hace falta… y, diez minutos después, alguien llega y planta su campamento justo al lado. Con 11 metros cuadrados por cabeza, ¿qué necesidad hay de rozar codo con codo?
Hay quien defiende que es cuestión de “zona buena”: que si el agua está más clara aquí, que si aquí no hay piedras, que si la arena está más blandita… Pero lo cierto es que, con tanto espacio disponible, no se entiende. A menos, claro, que quien se pone a tu lado vea en ti un faro, un líder natural de playa, una referencia de ubicación fiable. O, peor aún, que no sepa calcular distancias personales.
Así que ya lo sabes. La próxima vez que vayas a la playa y notes que alguien se instala peligrosamente cerca, recuerda que, según la estadística, aún quedarían millones de metros cuadrados libres. Tal vez no sea casualidad… quizá, simplemente, te ven tan bien colocado que quieren estar cerca del maestro playero.