El Rocío arranca con la presentación de hermandades en una aldea que ya late al ritmo de la devoción
Cuando el aire del Coto huele a jara y se llena de tamboriles, cuando los bueyes pisan firme sobre la arena y los corazones se aprietan al ver aparecer un simpecado, es que ha comenzado el Rocío. Este viernes 6 de junio ha arrancado oficialmente la Romería del Rocío 2025 con la emotiva presentación de las hermandades filiales ante la Hermandad Matriz de Almonte, en una cita que volverá a reunir a miles de peregrinos en la aldea onubense para vivir una de las expresiones de fe popular más multitudinarias del mundo.
Desde las 18.00 horas desfilan las hermandades más jóvenes, abriendo el cortejo la de Torremolinos (número 127) y cerrándolo la de Mairena del Alcor (número 81). Mañana sábado será el turno de las filiales históricas, en una jornada intensa que se prolongará hasta bien entrada la noche y que culminará un ciclo de presentaciones tan cargado de simbolismo como de emoción.
Cada hermandad, con su simpecado al frente y sus peregrinos detrás, se postra ante el Santuario de la Virgen del Rocío para rendir homenaje a la Blanca Paloma. Son momentos únicos, donde las promesas, las lágrimas y los vivas se funden en una misma voz que clama al cielo. En la aldea ya se respira ese ambiente irrepetible de fervor, alegría y reencuentro que solo el Rocío es capaz de crear.
El domingo 8, a las 10.00 horas, se celebrará la tradicional misa de hermandades, presidida por el obispo de Huelva y concelebrada por sacerdotes llegados de toda España. Ese mismo día, a medianoche, tendrá lugar el rezo del Rosario, preludio de la esperada salida de la Virgen, que como marca la tradición tendrá lugar en la madrugada del lunes 9 de junio, cuando los almonteños saltarán la reja y pasearán a su Patrona por las calles del Rocío.
Con el camino de vuelta de las hermandades, el lunes se cerrará una nueva edición de esta romería que cada año hace de Huelva el epicentro de la devoción mariana y deja grabadas en la arena miles de historias, emociones y plegarias.
Porque el Rocío no se explica, se vive. Y Huelva, una vez más, vuelve a ser testigo.
