¿Cómo está afectando el auge del teletrabajo a la salud?
El cuerpo humano no está diseñado para pasar largas horas en una misma posición, y el teletrabajo ha exacerbado este problema
El auge del teletrabajo ha cambiado la vida laboral de millones de personas en todo el mundo, y sus principales ventajas son que ofrece flexibilidad y comodidad al permitir trabajar desde casa. Pero este nuevo estilo de vida también ha generado ciertas complicaciones para la salud física y mental. A medida que las líneas entre la vida profesional y personal se difuminan, muchas personas han comenzado a experimentar cambios en sus hábitos saludables. Pero, ¿hay alguna forma de mitigar estos efectos y mantenernos saludables mientras trabajamos desde casa? Te lo contamos a continuación.
Cambios en los hábitos de movimiento y actividad física
Uno de los cambios más significativos que acarrea el teletrabajo es la disminución de la actividad física diaria. Antes de la pandemia, muchos trabajadores se desplazaban hacia sus oficinas, lo que implicaba caminar, tomar transporte público o realizar algún tipo de movimiento regular. Ahora, con la oficina en casa, estos desplazamientos se han reducido, y muchas personas pasan largas horas sentadas frente a sus ordenadores.
Este sedentarismo prolongado puede tener efectos negativos en la salud. El riesgo de padecer problemas de espalda, cuello y hombros ha aumentado, ya que muchos no cuentan con la ergonomía adecuada en sus espacios de trabajo en casa. Además, la falta de ejercicio puede contribuir al aumento de peso y a una peor condición cardiovascular.
Deterioro en los hábitos alimenticios
Otro aspecto clave que ha sufrido modificaciones con el teletrabajo son los hábitos alimenticios. Trabajar desde casa puede facilitar el acceso continuo a la comida, lo que puede llevar a un mayor consumo de alimentos poco saludables. Las visitas frecuentes a la nevera o el picoteo de snacks durante las reuniones virtuales se han convertido en un patrón común. Además, la falta de estructura en la jornada laboral puede hacer que algunos se salten comidas o, por el contrario, que coman en exceso.
El teletrabajo también puede generar estrés, y muchas personas tienden a refugiarse en la comida como una vía de escape emocional. Este fenómeno, conocido como "alimentación emocional", puede llevar a elecciones alimenticias poco saludables, como el consumo excesivo de azúcares y alimentos ultraprocesados, que a largo plazo afectan el bienestar físico y mental.
Suplementos alimenticios como apoyo
Una dieta equilibrada es básica para contrarrestar estos efectos, y los suplementos alimenticios pueden ser una herramienta útil para quien busca mejorar su bienestar durante el teletrabajo. Aunque no deben reemplazar una alimentación saludable, los suplementos son una buena forma de complementar ciertas carencias nutricionales.
Por ejemplo, el teletrabajo puede reducir la exposición al sol, lo que disminuye los niveles de vitamina D, esencial para la salud ósea y el sistema inmunológico. Un suplemento de vitamina D de marcas como HSNstore puede ser una opción acertada para quienes no logran obtener suficiente exposición solar. De igual manera, el estrés prolongado puede agotar los niveles de magnesio, un mineral clave para la relajación muscular y el control del estrés. Los suplementos de magnesio también ayudan a combatir la fatiga y mejorar el estado de ánimo.
Estrés y salud mental
Finalmente, el aumento del teletrabajo también ha influido en la salud mental. La falta de interacción social, el aislamiento, y la dificultad para desconectar de las responsabilidades laborales han provocado un aumento del estrés y la ansiedad. La sobrecarga de trabajo y la presión de estar siempre disponibles pueden generar un estado constante de alerta, afectando el sueño y los niveles de energía.
Este aumento del estrés tiene un impacto directo en los hábitos alimenticios. El estrés crónico puede afectar el sistema digestivo, alterando la forma en que el cuerpo procesa y metaboliza los alimentos. A su vez, puede aumentar el deseo de consumir alimentos altos en calorías y azúcares, lo que genera un círculo vicioso que afecta tanto el peso como el bienestar emocional.