domingo. 23.11.2025
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El árbol vence al belén: la Navidad moderna toma la provincia de Huelva

Luces, bolas y ramas verdes ganan espacio en los hogares, mientras los belenes tradicionales quedan en un discreto segundo plano

Centro de Huelva iluminado por Navidad
Centro de Huelva iluminado por Navidad
El árbol vence al belén: la Navidad moderna toma la provincia de Huelva

La Navidad en Huelva está cambiando. En los hogares de la capital, en pueblos como Trigueros o Aracena, las luces del árbol de Navidad dominan las salas y los escaparates. Los belenes, que durante siglos fueron el centro de la celebración, se desplazan a rincones discretos, casi como testigos silenciosos de la tradición. El árbol ofrece verticalidad, color y espacio para regalos, adaptándose a las nuevas formas de vivir la festividad.

Este cambio no es solo estético: responde a la modernidad y a la influencia global. El árbol permite una decoración uniforme y fácil, mientras que los belenes requieren tiempo, cuidado y un conocimiento que muchos no poseen. Sin embargo, la esencia de la tradición persiste: las figuras de barro, las escenas de la vida de Jesús y los paisajes miniatura mantienen viva la historia, incluso cuando el árbol acapara la atención.

Los comercios también han adoptado esta tendencia. Plazas, calles peatonales y centros comerciales despliegan abetos gigantes con luces intermitentes, decoraciones que crean atmósferas que atraen a grandes y pequeños. La ciudad se transforma en un espacio casi mágico, donde la luz del invierno compite con la oscuridad de los días cortos.

En los pueblos del interior, la coexistencia de árbol y belén se convierte en una forma de diálogo entre generaciones. Los mayores preservan la tradición del nacimiento, mientras los más jóvenes celebran el árbol como un símbolo moderno de unión y festividad. La Navidad se convierte así en un puente entre pasado y presente, entre la historia y la estética contemporánea.

En definitiva, Huelva refleja con este cambio la manera en que la tradición se adapta sin desaparecer. El árbol ha ganado protagonismo, pero el belén sigue vivo, recordando que la memoria y la modernidad pueden coexistir en el mismo espacio, iluminando la provincia con luces de diferentes épocas.