“Jorge Spieker: de la arquitectura al sabor del queso en el corazón del Mercado del Carmen”
Un viaje vital que pasó de proyectar espacios a construir momentos, a través del queso, la tradición y la memoria
ces un hombre de mundos. Hijo de madre onubense y padre alemán, arquitecto de interiores formado entre Sevilla y Berlín, ha decidido regresar a sus raíces, pero esta vez desde un lugar inesperado: el corazón del Mercado del Carmen. Allí, en el puesto 88, combina diseño, producto gourmet y una profunda conexión con el mar y el sur para acercar a Huelva el auténtico sabor de Menorca y Mallorca.
P: Tu madre es onubense, de Corrales, pero tú naciste en Alemania. ¿Cómo fue crecer entre dos culturas tan distintas?
R: Crecer como hijo de una madre andaluza de Huelva y un padre westfaliano de Münster ha sido, y sigue siendo, lo mejor que me ha podido pasar. Poder vivir entre dos culturas lo considero un gran regalo de la vida.
Me siento en casa, tanto en Alemania como en España. Admiro la sinceridad y la franqueza de los alemanes, al igual que la alegría y la espontaneidad de los andaluces. Amo los prados y bosques verdes tanto como los campos rojizos con olor a olivos. Disfruto del carnaval de Colonia tanto como de la romería de Lepe o Corrales.
P: ¿Qué recuerdos guardas de aquellos veranos en Huelva?
R: Recuerdo horas infinitas en la orilla de la playa o navegando. El mar forma parte de mí y de mi alma.
P:¿Qué te llamaba más la atención cuando venías a España de niño?
R: Sin duda, las playas de Andalucía. Especialmente las de Huelva: paradisíacas, con arena dorada y aguas tranquilas. Son un espectáculo.
P: Estudiaste Arquitectura y has trabajado en proyectos importantes. ¿Qué te llevó a elegir esa carrera?
R: Creo que la posibilidad de dar rienda suelta a la imaginación y a la creatividad. Desde el diseño de espacios hasta la planificación urbana, la arquitectura te permite dejar una huella duradera.
P:¿Podrías contarnos alguno de los proyectos en los que participaste y que más te marcaron?
R: Tras recorrer casi toda España, en 2001 me mudé a Sevilla para vivir y trabajar allí. Durante doce años fui arquitecto de interiores en el estudio de Manuel Gavira, participando en proyectos de viviendas, hoteles y locales.
Trabajé para clientes como El Litri, Nati Abascal o la Duquesa de Alba. Entre los proyectos más destacados están el Hotel Benazuza y el Puente Romano en Marbella.
Manuel Gavira fue una persona clave: un arquitecto excepcional al que debo gran parte de lo que soy, profesional y personalmente.
P:¿Qué te impulsó a dejar la arquitectura y regresar a Huelva?
R: En 2013 me mudé a Berlín para fundar mi propio estudio, Studio Spieker, y también trabajé como director artístico en una galería.
Berlín es maravillosa. Creo que todos deberían vivirla al menos una vez. Pero llegó un momento en el que sentí que debía volver a mis raíces y a la vida que siempre quise: cerca del mar, en Huelva, donde he encontrado un lugar al que pertenezco.
Sigo trabajando como interiorista. El mercado me permite dedicar las mañanas al puesto y las tardes a mi estudio de diseño.
P:¿Por qué un puesto de quesos… y además de Menorca? ¿Hay alguna historia detrás de esa elección?
R: Mi etapa en Baleares fue clave. Un buen amigo, dueño de Predio Balear, me ofreció la exclusividad para vender sus productos en Huelva.
Hoy ofrezco productos de alta calidad como el queso Mahón-Menorca y la sobrasada de Mallorca.
P:¿Cómo fue el proceso de montar el puesto en el Mercado de Huelva?
R: Las primeras semanas fueron emocionantes y llenas de ilusión. Me sorprendió lo rápido que clientes y compañeros del mercado me acogieron con cariño. Estoy profundamente agradecido y feliz de haber llegado aquí, a Huelva.
P: ¿Cómo ves a Huelva hoy en comparación con la Huelva que recordabas de tus veranos de infancia o juventud?
R: Ha evolucionado: es más moderna, con más servicios y otro ritmo. Aunque creo que sigue siendo la “cenicienta” de Andalucía en infraestructuras, también ha sabido conservar su esencia. No se ha masificado, sigue siendo autentica, honesta y con alma.
También percibo que aún hay margen de mejora en aspectos como los idiomas, ya que no es tan común encontrar personas que hablen otras lenguas, como inglés o alemán, algo que podría ayudar a abrirla aún más al mundo.
En definitiva, que aún tiene mucho potencial por desarrollar.
P: Si tuvieras que dar un consejo a alguien que está pensando en dar un giro radical en su vida, ¿cuál sería?
R: Le diría que no deje que el miedo decida por él. Que la vida está para vivirla, no para observarla desde la barrera. Los giros radicales asustan, claro, pero también son los que nos transforman y nos acercan a quienes queremos ser de verdad. Al final, como dice creo que Niña Pastori en una de sus canciones, se trata de vivir la vida sin miedo… y yo creo que ese es el mejor consejo que se le puede dar a cualquiera.
P: ¿Qué canción, aroma o sabor te conecta con tu infancia o juventud en Huelva?
R: El aroma que me transporta directamente a mi infancia en Huelva es el del azahar, es perfume dulce que inunda las calles en primavera y que para mis siempre será hogar. Y si pienso en música, no hay duda: Mónica Naranjo. Sus canciones marcaron una etapa muy especial de mi vida y, de hecho, fue mi primer concierto. Cada vez que la escucho, vuelvo a ser ese joven que vivía esos momentos inolvidables en la tierra natal de mi madre.
P: ¿Cuál es el queso que mejor te representa y por qué?
R: El queso curado: intenso, con mucha personalidad y que necesita tiempo para desarrollarse. Y, yo siento que con cada experiencia y cada lugar, voy enriqueciéndome por dentro. Ese sabor tan característico los comparo con mis ganas de descubrir el mundo y aprender de todo lo que me rodea.
P: Si tu vida fuera una obra arquitectónica, ¿cómo la describirías ahora?
R: Si mi vida fuese una obra arquitectónica, sería como una creación de Gaudi que nunca termina.
Llena de curvas inesperadas, detalles imposibles y estructuras que desafían la lógica, estar en constante transformación. En definitiva una obra inacabada, que no pretende terminarse, porque su magia está precisamente en seguir creciendo, reinventándose y sorprendiendo.
P: Estamos llegando al final. No sé si quieres agregar algo o expresar algo que no te haya preguntado.
R: No, solamente agradecerte que me hayas dado la oportunidad de que los onubenses me conozcan un poquito. Gracias Félix.
Gracias a ti, Jorge. Y a mis queridos lectores: no olviden visitar el puesto 88 del Mercado del Carmen para disfrutar y descubrir los magníficos de Menorca y las sobrasadas de Mallorca.