jueves. 25.04.2024
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Manuel Zaguirre, líder histórico de USO: "VOX surge de las entrañas más negras del PP"

El histórico líder de la Unión Sindical Obrera (USO) Manuel Zaguirre está de visita en Huelva. Diariodehuelva.es ha hablado con él de la España de hoy y también de Huelva. En sus frases, un aviso: "VOX surge de las entrañas más negras del PP y a éste corresponde no nutrirlo con ambigüedades ni, mucho menos, abriéndole las puertas del poder".
Manuel Zaguirre, líder histórico de USO: "VOX surge de las entrañas más negras del PP"

Hablar con Manuel Zaguirre (Bacares-Almería, 1947) es retrotraernos a la época dorada y comprometida del sindicalismo en la España que protagonizó el fin de la Dictadura franquista. Zaguirre fue secretario general de USO desde 1977 a 2002 y presidente confederal de esta organización sindical hasta 2010. Coincidió en los 'tajos' sindicales con Marcelino Camacho (CC OO) y Nicolás Redondo (UGT) en los tiempos en que había huelgas , movilizaciones y protestas obreras de calibre.

Manuel Zaguirre es pues una institución en el mundo sindical patrio. Ha ocupado cargos directivos en la Confederación Mundial del Trabajo, en la Confederación Europea de Sindicatos y en la Confederación Sindical Internacional y lideró la ONG Sotermun, promovida por USO para la solidaridad internacional.

Nació en el pequeño pueblo de Bacares (Almería), allá junto a la muy resistente Sierra de los Filabres. Con 5 años 'emigró' a Barcelona junto a su familia. Fue detenido y procesado por el temido Tribunal de Orden Público (TOP) franquista. Y el Gobierno le concedió en 2011 la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo.

Ahora Manuel Zaguirre está de visita en Huelva. diariodehuelva.es ha hablado con este histórico referente del sindicalismo de aquellos tiempos de lucha, de brega... y también de estos, más suaves, menos hostiles (de momento). Zaguirre afronta con rotundidad este diálogo que bucea en sus experiencias, en su sapiencia y propone salidas al laberinto social de la España actual. No se olvida de Huelva y de los líderes locales de USO, a quienes defiende como alternativa.

Llegó con apenas 20 años a la secretaría general de un sindicato (USO). ¿Qué ha sido de ese movimiento sindical, luchador comprometido, que participó en la Transición y la lucha contra la Dictadura?

En efecto, fui secretario general electo de la USO de Catalunya con apenas 21 años. Después, con 23, pasé a la clandestinidad como dirigente de USO para el ámbito de toda España. Tanta precocidad se debe a que había que luchar por las libertades más elementales contra una dictadura que las negaba y las reprimía y contra un capitalismo atrasado que medraba con las muletas de aquella dictadura y la falta de libertades para acumular y explotar. Afortunadamente, más de 50 años después y por efecto de tantas luchas y sacrificios y tantos esfuerzos de concordia y reconciliación, hoy España tiene una Democracia reconocida entre las más solventes del mundo, imperfecciones incluidas, y un modelo constitucional de economía social de mercado, mejorable, por supuesto, que nos acredita entre las quince primeras potencias del mundo.

Es lógico que el Movimiento Sindical tenga hoy una personalidad y una acción muy distinta a la de hace 50 años. Lo que debe mantener es su naturaleza humanista, solidaria, comprometida con los más desfavorecidos, en un país en el que con la Democracia y un capitalismo boyante malviven altas tasas de pobreza, exclusión, precariedad y desigualdad social extrema.

¿Cree que los sindicatos han perdido hoy el pulso a la sociedad, a los problemas de los jóvenes y se han ‘funcionarizado’ ?

Ese riesgo y esa tentación al acomodo y a la burocratización está presente en el sindicalismo de hoy. Lo más fácil es pensar solo en los sectores de la clase trabajadora que están con mejores salarios, más estabilidad de su contrato, mejor cobertura de su convenio. Esa tentación es antitética con los valores de sindicalismo de clase y solidario que inspiran a la USO desde su fundación en 1961. Hay que recuperar el pensamiento y la práctica sindical y social de que clase trabajadora es el conjunto de seres humanos que aspiran a vivir dignamente de su trabajo, lo tengan o no, sea cual sea el nivel retributivo o la duración de su contrato. En esa lógica, los más pobres -jóvenes, mujeres, parados, inmigrantes en riesgo de explotación, excluidos, etc.- han de ser objeto de atención y responsabilidad de los mejor situados a la hora de hacer propias las reivindicaciones de los peor situados. Esa fue la identidad y la práctica del Sindicalismo con mayúscula desde hace dos siglos. Si ese valor moral se va devaluando en un mero corporativismo egoísta al lado solo de los mejor situados, entonces el sindicalismo se escribirá con minúscula e irá disolviéndose como lágrimas bajo la lluvia en un mundo difícilmente habitable de desigualdad e injusticia. Insisto, si el Sindicalismo renuncia a esa dimensión sociopolítica y solidaria y a una básica voluntad transformadora de la sociedad, deviene una mera asesoría de lo que hay, algo así como “legalitas”.

¿Cómo es posible que con los sueldos que hay hoy en día, la precarización del trabajo, la falta de expectativas juveniles, los retrasos en la emancipación, la facilidad de despido y la interinidad... no proteste nadie, ni haya huelgas ni algo que se le parezca?

Esa pregunta me la hago yo también a veces … con una cierta amargura. Hay respuestas...  pero adentrarnos en ellas nos llevaría horas. Me remito a la respuesta anterior en buena medida. No obstante, yo tampoco soy partidario de grandes estallidos sociales frente a problemas complejos que requieren procesos complejos e inteligentes de movilización organizada y dialogo social fructífero y comportamientos legislativos de los gobiernos comprometidos con las aspiraciones legítimas  de quienes están sufriendo con mayor intensidad el azote combinado de la crisis financiera del 2008 y la pandemia aún en curso de 2020.

El actual Gobierno de centro-izquierda, con sus errores e insuficiencias y el acoso de una oposición despiadada, está haciendo esfuerzos reales para aliviar lo más posible el impacto de esas crisis sobre los más empobrecidos y vulnerables, por una parte, y para diseñar políticas y legislaciones que erradiquen progresivamente desequilibrios sociales intolerables: paro juvenil, salarios de pobreza, discriminación de las mujeres, precariedad y explotación, dignidad y viabilidad de las pensiones públicas, modernización industrial y ambiental, justicia fiscal, la clave de todo…

Creo honestamente que este gobierno merece un margen de confianza y un apoyo crítico desde el sindicalismo y desde las clases trabajadoras. Y que ese apoyo crítico puede y debe manifestarse en las calles también para reclamar, por ejemplo, que las políticas y los recursos lleguen de forma rápida  y medible a sus beneficiarios o que haya más coordinación y mejor comunicación de la acción de Gobierno.

Claro que quien, desde el sindicalismo y las clases trabajadoras, considere que un Gobierno al alimón de los señores Abascal y Casado lo haría mejor, pues ya sabe.

Leo, veo en su biografía que viene usted de una cuna anarcosindicalista, republicana y cristiana. ¿Cómo entiende los pasos que se han dado en la recuperación de la Memoria Histórica? ¿Cree que se ha hecho lo suficiente para reconocer a aquella generación perdida en la Guerra Civil y que aun hoy yace en las cunetas?

Un NO enorme y rotundo, y lo digo yo que algo tuve que ver humildemente con una transición de la Dictadura a la Democracia fundada en la reconciliación nacional … y en condicionantes indeseables llamados “poderes fácticos”.

Los beneficiarios de la victoria, que no de la paz, de 1939 han  honrado hasta la saciedad a sus víctimas y héroes, aunque no pocos de ellos tuvieran más de perjuros a España y a la República que otra cosa. Al mismo tiempo, se calcula que unos 100.000 compatriotas, víctimas inocentes de la represión durante la guerra que provocó la rebelión militar y, sobre todo, de la Dictadura, siguen enterrados en sitios desconocidos, mientras algún gobernante hijo o nieto de franquistas que contribuyeron a la Transición alardea de no haber dedicado ni un euro a la aplicación de las leyes de Memoria Histórica o al esfuerzo de los hijos y nietos de republicanos demócratas por rescatar de las cunetas y honrar a sus ancestros.

Dicen los que se siguen considerando hoy beneficiarios de aquella victoria, como si la reconciliación hubiera sido una mala broma transitoria, que los vencidos deben pasar página. Y yo les digo que para pasar página primero hay que escribir y leer a la luz de la Historia, sin rencor alguno, esa página. 100.000 páginas para ser exactos.

Procede usted del mundo laboral de la banca. ¿Cómo es posible que se le den miles de millones de euros al sector y no los devuelva? Y de paso se le facilite despedir a miles de trabajadores y trabajadoras, abandonar a los pueblos, ‘castigar’ a los abuelos obligándoles a usar internet, cajeros y APP difíciles de comprender

Bueno, yo detestaba el trabajo en la banca y procuraba suspender los exámenes para entrar en ella. Mi madre me caló y echó mano de un hermano suyo, el tito Pepe, que me metió por influencia y sin examen. Estuve allí cinco años. En 1971 lo dejé para pasar a la clandestinidad como liberado de la USO para toda España. A mi madre, QEPD, aún le dura el disgusto, y al director del banco, que ojalá viva, Don Jesús Gutiérrez Fierro, aún le dura la alegría cuando le dije que me iba de representante de una ferretería de Montgat. Para que se hagan idea, mi último sueldo en el banco era de casi 14.000 pesetas, y mi primer sueldo en la USO fue de 8.000, que daban apenas para pagar los viajes por España en trenes rigurosamente vigilados.

Para no ensañarme con el tema, me limito a decirle que hace unos días empecé un artículo que se titula “Para qué coño sirven los bancos de hoy”. Palabra de honor. Con eso se lo digo todo. Y en otra ocasión le cuento lo que me contó Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía y jefe de los asesores de Bill Clinton, sobre el capitalismo y los bancos de hoy. Más radical que yo, oiga.

Viene usted a Huelva, una provincia periférica, como Almería. Donde USO tiene implantación y visibilidad creciente. ¿Qué papel debe jugar en Huelva un sindicato como USO?

Huelva fue puntera en el proceso de industrialización de España hace casi dos siglos. Y quien tuvo retuvo. Otros hacen más ruido pero aquí hay un marco económico, productivo, de servicios, agropecuario, alimentario, muy potente y en ascenso.

La USO de Huelva progresa en cantidad, calidad y seriedad de una acción sindical y social muy acorde con los valores y cultura de la USO. Además, y esa es una razón fundamental para estar aquí unos días, la USO de Huelva está liderada por un compañero y amigo, Jesús Payán, con el que tanto he compartido en las últimas décadas y que lidera a su vez la Comisión Gestora que dirige la USO de Andalucía hasta el próximo Congreso Regional que está previsto celebrar. Congreso en el que espero y deseo que Jesús Payán asuma democráticamente el liderazgo de la USO de Andalucía que, por cierto, es la Unión Territorial de la USO más fuerte en volumen de afiliación. Son palabras mayores pues Andalucía es territorialmente casi media España y la Comunidad Autónoma más poblada.

Todo ello tiene en la USO de Huelva uno de sus fundamentos. En el respeto a los demás sindicatos, creo que afiliarse a la USO, en Huelva y en Andalucía, es cosa muy buena para cualquier trabajador o trabajadora, no importa de qué sector, que desee ser parte activa de un sindicalismo serio y solidario.

¿La pandemia que vivimos sirve para apagar el fuego de la lucha social o cree usted que generará rebeldía cuando se pierda el miedo?

En un mundo tan complejo e incierto nadie puede predecir con certeza el futuro. Creo que la pandemia, y sus duros costes en vidas y secuelas, debiera refrendar algo que para mí es indiscutible desde siempre: el Trabajo y la gente trabajadora de todo tipo quienes mueven las ruedas de la Historia, quienes enfrentan y defienden generosamente a las poblaciones en casos extremos; es la solidaridad el valor más decisivo de la condición humana y nuestras sociedades, economías y sistemas de protección y previsión social han de estar basados en esos valores humanistas no en perversiones de sálvese quien pueda y la acumulación bastarda de riqueza privada a cualquier precio.

Me gustaría que los más poderosos de la Tierra, que no son muchos, entendieran tras la pandemia que sin repartir y compartir por la vía de la Justicia Fiscal ellos serán también víctimas de que colapse la Vida y la Justicia en el planeta.

Qué opinión le merece el avance de la ultraderecha en España y el intento de ese sector de ocupar hasta el espacio sindical obrero intentando montar un Sindicato

VOX surge de las entrañas más negras del PP y a éste corresponde no nutrirlo con ambigüedades ni, mucho menos, abriéndole las puertas del poder. El neofascismo populista, del signo que sea, no aporta nada bueno a la Democracia de todos; más bien al contrario. Lo que sí necesitamos vitalmente es una potente derecha democrática, europeísta, con sentido social, que confronte con las izquierdas pero sin sabotear y desestabilizar el espacio y el marco común del Estado Social y Democrático de Derecho y la supremacía de los intereses nacionales entendidos como la defensa del bienestar y la dignidad de la ciudadanía española en su conjunto.

España necesita una derecha como la que representa la Señora Merkel en Alemania y en Europa, que enfrente sin ambigüedades ni oportunismos la amenaza neo-fascista. Eso sería lo más disolvente para VOX. En todo caso, las izquierdas y el pensamiento progresista tenemos el deber de explicar a la sociedad que la Democracia tiene el deber y el derecho de defenderse frente a quienes quieren reducirla a una caricatura autoritaria. En cuanto al “encanto” de VOX para los trabajadores bastaría con explicarles que sus líderes son meramente subsidiarios del empresariado más retardatario e inmovilista.

Acabará algún día la cuestión catalana. Lleva viva desde los Reyes Católicos

Por razones obvias, derivadas de mi condición de sindicalista de la USO y de socialista democrático, siento un desdén profundo por el aventurismo secesionista catalán. El egoísmo la insolidaridad, la revuelta de los ricos, el supremacismo nacionalista, no van conmigo …

Ahora bien, hoy por hoy,  tenemos cientos de miles de compatriotas nuestros que hacen propias esas propuestas secesionistas. Es decir, tenemos un problema, en Catalunya y en el conjunto de España. Y los problemas no se resuelven en Democracia por aniquilación o negación de los mismos, porque por ese camino los problemas crecen y crecen hasta desbordarnos. Los problemas se resuelven oponiéndoles soluciones. En el marco de la legalidad constitucional y estatutaria vigente, obviamente. Fuera o contra ese marco democrático no hay soluciones posibles …

Y en esas estamos. Y por eso apoyo todas las iniciativas -legales, por supuesto- vengan de donde vengan, que contribuyan a la concordia y la paz civil en el seno de la sociedad catalana, a la que pertenezco, y en las relaciones de convivencia justa y solidaria entre la sociedad catalana y la del conjunto de España y de Europa. Y condenaré, y exigiré justicia y castigo para aquellos actos nuevamente ilegales si los hubiera.

Así de sencillo. Hicieron lo que hicieron en 2017, fueron juzgados y penados los que no se fugaron. El Gobierno tal vez les conceda el indulto en beneficio de la convivencia entre españoles … y si lo vuelven a hacer pues lo volveremos a hacer.

 

Cuál es el legado que deja Manuel Zaguirre a las nuevas generaciones de sindicalistas

Mi humilde testimonio de vida, dedicada por completo a echar una mano a la mejor gente de mi país y de otras latitudes del mundo: la gente trabajadora y humilde que hicieron  posible el pasado, y harán posible el presente y el futuro.  Una vida dedicada  a promover y potenciar un modelo nuevo de Sindicalismo humanista y socialista, basado en la autonomía de pensamiento y de acción de las clases trabajadoras, en la Solidaridad como valor y método frente al capitalismo imperante, en el Internacionalismo para que la globalización no sea cosa solo de la especulación financiera sino patrimonio y forma de convivencia de la Humanidad entera, en la convicción científica de que es el Trabajo, con deliberada mayúscula, y los trabajadores y trabajadoras de todas clases quienes mueven las ruedas de la Historia, y en eso se basa mi idea de la centralidad y supremacía del Trabajo Humano a la que deben subordinarse los desarrollos tecnológicos y los recursos financieros, y no al revés como viene ocurriendo … Recomiendo la Carta Fundacional de la USO, enunciada en 1961 y con plena vigencia hoy pese o a causa de haber transcurrido 60 años.

Humilde testimonio de vida por el que jamás pedí o recibí gratificación o prebenda alguna. Bien al contrario, todo empezó cuando abandoné sin indemnización alguna un buen y bien retribuido empleo en un banco para dedicarme a pleno tiempo a la construcción de un Sindicato ilegal, casi desconocido, perseguido, sin ninguna certeza sobre su viabilidad de futuro en una España en la que Franco y su dictadura nuestra de cada día parecían eternas.

Si algo de esto prevalece … todo habrá valido la pena y la alegría. En todo  caso, a la gente joven les diría que elijan bien una causa noble por la que vivir y luchar pues en este mundo no tiene segunda vuelta la vida.

Le he leído que “tenemos que prepararnos para una larga resistencia y para un proceso alternativo, el de la economía social y solidaria” ¿ Está ahí el nuevo sindicalismo ?

Hay muchas formas de resistencia. La que más me interesa es la que se refiere a la lealtad con los principios y valores de naturaleza moral e intelectual sobre los que fundamos -o debiéramos volver a fundar- el pensamiento y la acción del Sindicalismo y de todas las fuerzas positivas de nuestra sociedad. En tal sentido, lo más prioritario y revolucionario hoy sobre la Tierra es la defensa y extensión de la Democracia Liberal a toda costa, pues sólo en ese marco es posible que todos podamos pensar, construir y llevar adelante nuestros sueños.

Uno de esos sueños, en mi opinión, es promover y ensanchar cada vez más el espacio de la Economía Social y Solidaria (ESS) al objeto de disputar legítimamente la partida por el trabajo, la economía y el progreso, a la iniciativa privada capitalista. Y hacerlo de un modo cooperativo, solidario, autogestionario, no de forma burocrática y estatalista fracasada.

Piensen que a raíz de la gran crisis de 2008 la iniciativa privada capitalista destruyó millones de empleos en nuestro país. Por el contrario, la ESS no destruyó ni uno, porque no quería socialmente y porque no podía jurídicamente. En la ESS los ajustes no son, no pueden ser, a costa de la vida y el trabajo de los cooperativistas. Se trata de que, en el marco de la Democracia Liberal convivan y compitan distintos modelos y poderes económicos y sociales, incluyendo el de los trabajadores organizados.

Para ello, la nueva dimensión histórica del Sindicalismo es promover la ESS, y asumir los riesgos que toda tarea grande comporta, y no limitarse a la inercia de aliviar en lo posible los excesos y atropellos del capitalismo en curso. Es una cuestión de responsabilidad activa del Sindicalismo en una construcción social y económica cooperativa y autogestionaria, no de una gestión pasiva de lo que hay.

Usted que ha visto el discurrir de España desde el fin de la Dictadura, cómo ve a este país dentro de 20 años

Hicimos una notable, y modélica a nivel internacional, Transición Política hace ya casi 50 años. Pero la Transición Económica y Social hacia una Democracia plena no se intentó apenas ni se desarrolló. Ha habido estancamiento y regresión social y esa factura pesa y mucho sobre nuestra Democracia, en forma de desgarros del tejido nacional a causa de la desigualdad que crece y crece y a la caída del bienestar y las expectativas de una parte notable de nuestros compatriotas, muy en especial los llamados a construir y protagonizar el futuro por razón de su edad. Urge armonizar las libertades constitucionales con los imperativos de equidad y derechos sociales, constitucionales también, para hablar con propiedad de una Democracia plena.

Ese es para mí el horizonte a impulsar desde ya y con proyección a los próximos 20 años: Culminar la construcción de una España en la que ni un solo compatriota esté por debajo de la línea de la dignidad humana en lo tocante a sus derechos y necesidades materiales y espirituales, imbricando esa España en una Europa y un mundo de perfiles sociales y humanos similares.

Sin ninguna concesión a la propaganda recomiendo sinceramente conocer y adentrarse en el documento “España 2050”. Es un notable ejercicio de prospectiva que no es necesario compartir en su totalidad.

Confiemos en que la vacunación masiva, la superación de la pandemia, la reactivación de la economía y el empleo, los fondos europeos y, lo que me parece importantísimo, la recuperación de un clima de concordia y consenso de las élites políticas, nos den impulso para el logro de ese horizonte. Que así sea.