Monchique planta 1000 robles para incentivar la conservación de la flora natural del Condado

Hubo un tiempo en que plantar un árbol era un placer y fue con este "ritual" con el que el paisaje de Monchique se moldeó con las manos del hombre que convirtieron esta sierra en un lugar único y con una variedad de especies y hábitats poco comunes.

Reforestar las montañas se ha convertido en una obligación y en una oportunidad para corregir algunas de los errores cometidos que convirtieron al bosque en un monopolio de dos o tres especies, especialmente grave en el caso del eucalipto, una expecie exógena, tan querida como detestada.

A este respecto, se ha realizado una acción en Monchique, con el objetivo de mejorar los bosques naturales del condado, uniendo el placer con el deber. De esta forma, durante todo el día se procedió a la plantación de robles, un total de 1.000 plantas que fueron repartidas en aproximadamente 5 hectáreas.

La especie plantada, 'Quercus canariensis Willd', se llama comúnmente Roble de Monchique, especie que sólo se encuentra en esta sierra. Así, cabe señalar que esta especie formó en tiempos pasados la cubierta arbórea original de la sierra, aunque en la actualidad su distribución es mucho más reducida, con árboles aislados.

Debido a que es en la sierra de Monchique en el único lugar del país en el se produce esta especie, esta iniciativa es de especial importancia, ya que tiene como objetivo promover la importancia de la conservación de los bosques naturales. En la misma se han involucrado unos 60 voluntarios a través de la asociación "Flamingo" y del proyecto GIRO, patrocinado por la GRACE, una asociación dedicada a la promoción de la responsabilidad social corporativa y que asume esta asociación con el Ayuntamiento de Monchique y de la ASPAFLOBAL.