jueves. 18.04.2024
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Llega un clásico de la gastronomía serrana: salen las primeras papas del terreno

Los vecinos de la Sierra degustan ya las primeras patatas autóctonas que da la tierra este año, todo un clásico en la cocina de la comarca y de toda la provincia
Llega un clásico de la gastronomía serrana: salen las primeras papas del terreno

Los vecinos de la Sierra degustan ya las primeras patatas autóctonas que da la tierra este año, todo un clásico en la cocina de la comarca y de toda la provincia

El verano es época en la Sierra de Huelva para productos gastronómicos de gran valor. Uno de ellos es la patata, las papas serranas que son parte imprescindible en muchos platos que se consumen a diario.

El 'sacar las papas' se convierte en estas fechas en una actividad habitual en las huertas y campos de la comarca. Los agricultores se afanan en la recolección del producto, que se convertirá en un complemento para su economía. No sólo los ya veteranos, que conocen bien lo que hacen, sino también muchos agricultores más jóvenes se deciden en los últimos años a abordar este trabajo en muchos pueblos serranos.

La forma es la tradicional, con la azada o 'sacho' de toda la vida, extrayéndolas del surco de la tierra con maestría y saber hacer. Una vez fuera de su cobijo, se introducen en cajones para su transporte y venta.

Su presencia en picadillos, en aliños y en guisos resulta de gran importancia para la gastronomía serrana, en muchos de cuyos platos destacan las papas como pilar insustituible. Entre ellos, puede recordarse el bollo de papas, que se degusta de forma ancestral en Galaroza y otras localidades. Las papas son, como el nombre indica, condimento esencial de este exquisita delicia gastronómica, que suma entre sus ingredientes otros alimentos simbólicos de la zona, como el tomate y también, en algunas elaboraciones, los torreznos de panceta ibérica.

Las papas llegaron a estas tierras hace siglos. Procedentes de América, las primeras de las que se tienen noticias son las plantadas en Castaño del Robledo, de las que constan documentos de su existencia en 1795.

Su relevancia es tal, que incluso ha llegado a ser el gentilicio de alguna localidad, y es que a los habitantes de Fuenteheridos se les llama cariñosamente 'paperos', en recuerdo a los famosos y exquisitos tubérculos que siempre han dados sus huertas.