El turismo y el ocio pagan el pato de las subidas fiscales y de la energía

El turismo en Huelva no sólo tiene que lidiar con la ausencia de infraestructuras que faciliten la llegada de turistas extranjeros hasta nuestros principales destinos de la costa y la sierra, así como enfrentarse a los perniciosos efectos de una pandemia que ha generado incertidumbre en el sector. Un tercer factor entra en escena y no es otro que la subida de los precios de la energía (combustible y luz) y el incremento de la presión fiscal, que desde el inicio del año afectan a las bebidas azucaradas y edulcoradas, el impuesto de matriculación, las primas de seguros, los servicios digitales o a los envases de plásticos no reutilizables… Un cúmulo de circunstancias que han mermado significativamente el poder adquisitivo de los ciudadanos españoles, del que se alimentan principalmente el turismo y el ocio que arriba hasta la provincia onubense.
En su último informe el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía situaba a la provincia de Huelva a la cola en el número de pernoctaciones y viajeros en el primer trimestre del año. La estacionalidad que aqueja al sector por la dependencia del turismo de sol y playa hacen que durante los primeros meses del año el sector se resintiera enormemente. Durante la época estival la situación ha dado un vuelco de 180 grados, lográndose revertir la situación, si bien un dato continúa invariable: el perfil de cliente; que continúa siendo nacional.
La Asociación de Hoteleros se ha congratulado de las cifras de los meses claves del verano, mientras que los bares y restaurantes encuestados por este periódico certifican que la clientela ha regresado con fuerza a sus establecimientos, si bien lo que han notado es un menor gasto en la restauración y el ocio nocturno. Y llueve sobre mojado. Los empresarios onubenses denunciaron en este mismo diario como las restricciones horarias decretadas por las autoridades sanitarias mérmaron la facturación en un 25%.
En este escenario, si los precios de la energía continúan su escalada temen que sean sus negocios los que más lo sufran. El combustible marcó recientemente sus máximos históricos en los últimos siete años. Llenar el deposito de gasolina sale a 76 euros, 70 euros si lo hacemos con diesel. El Boletín Petrolero de la Unión Europea situaba el precio de la gasolina en 1,35 euros por litro, es decir, 26 céntimos más que justo un año.
Los clientes destinan un presupuesto a sus vacaciones y si este año tienen que afrontar un mayor gasto en el combustible, el seguro del coche o la financiación de las vacaciones, al final todo este desembolso extra se detraerá de lo que cada ciudadano puede destinar al ocio.
Asunfi, asociación sin ánimo de lucro fundada en 2009 para la defensa del consumidor de productos financieros, denunciaba también el encarecimiento de los prestamos al consumo que han pasado del 8,79 al 9,46% de los productos a corto plazo (menos de cinco años). Así se extrae del III Barómetro realizado por la entidad que destaca en su análisis que “lo más llamativo es que la subida que aplican las entidades españolas se produce en un contexto de bajadas en el ámbito de la UE”. En consecuencia, concluye que “los españoles pagamos mucho más que nuestros vecinos europeos en prestamos a corto plazo” llegando a “duplicar” la media en los estados miembros.