sábado. 20.04.2024
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Se llama Democracia y vive en la calle Marina

Le pusieron Democracia, pero el miedo de su familia a la Guerra Civil obligó a rebautizarla como Manola
Se llama Democracia y vive en la calle Marina

Ésta es una conmovedora historia de cómo la Guerra Civil y el franquismo marcaron las vidas de la otra España, la del bando perdedor, hasta en cuestiones en principio tan poco trascendentes como el propio nombre. Ésta es la historia de Manola o, mejor dicho, de Democracia Tierra Contreras, que es el verdadero nombre de esta mujer de 88 años nacida en Isla Cristina y que vive en Huelva. 

Su abuela, la madre de su padre, Giordano Tierra, falleció mientras estaba embarazada. Si hubiese tenido una niña pensaba ponerle Democracia, pero su muerte y la del feto lo impidieron. Giordano, procedente de una familia de izquierdas, decidió entonces llamar Democracia a la menor de sus hijos -antes había tenido a Giordano, Juan Manuel y Bella-. A Democracia todos la llamaban Demo. Hasta que llegó la guerra. Su madre, ante el temor de lo que pudiese pasarle a su hija con un nombre tan reivindicativo, optó por llamarla como una de sus amigas: Manola. Llegaron incluso a bautizarla con el nuevo nombre a los 5 años en la Iglesia de la Concepción.

Pero la Guerra Civil, y lo que vino después, marcaron más profundamente a esta acomodada familia isleña. Su padre era patrón de cabotaje y su madre regentaba un negocio de venta de materiales de construcción. Todo eso se perdió. A la familia le incautaron todos sus bienes y su padre tuvo que huir de la provincia de Huelva por sus ideas izquierdistas y por poner una bandera republicana en el Ayuntamiento. Al hijo mayor lo mandaron al frente, su padre sufrió prisión y Democracia, se fue a Albacete a vivir con unos tíos suyos, allí pasó la guerra y los años más duros de la postguerra.

Regresó con 13 años. Recuerda emocionada que "sufrimos un poquillo, pero logramos salir adelante, gracias a Dios". Democracia siguió siendo Manola en su casamiento, en el 57. Algo que recuerda con lágrimas en los ojos por darle ese disgusto a su padre, "pero si en aquella época me hubieran llamado en la iglesia Democracia, pues..."

Dice que en el juzgado de Isla Cristina está su nombre tachado, algo poco común y que achaca a que el funcionario sería de derechas. Pero a pesar de los años transcurridos, de su bautismo como Manola y de los tachones en el registro, esta mujer sigue sintiendo que se llama Democracia, un sentimiento que la dictadura no ha conseguido quitarle. Tanto es así que se lo tiene dicho a su gente: "Cuando me muera, que me pongan Democracia en mi tumba".