viernes. 19.04.2024
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Pedro Campos: "Me gusta Huelva, sus gentes, sus tradiciones y su forma de entender la vida"

Pedro Campos: "Me gusta Huelva, sus gentes, sus tradiciones y su forma de entender la vida"

Pedro Campos Jara es nuestro protagonista de hoy, al que conozco hace más de tres décadas, y puedo decir y digo, que es una persona entrañable, ameno, cordial, culto, solidario, empático, leal, melómano, generoso, viajero, comprometido, fiable...., en definitiva muy buena gente. 

Nació en Huelva y su primera infancia transcurrió en Cortegana, en la Sierra. Cuando tenía 9 años su familia se traslada a vivir a Huelva y hasta la fecha. Pedro continúa presentándose de esta manera: 

"Para mí Cortegana era un sitio ideal y un pequeño gran paraíso en todos los aspectos. Al menos para los ojos de un niño de aquella época. Allí seguía gran parte de mi familia y muchos amigos. En Huelva también me sentí bien rápidamente. Tenía muchos amigos y compañeros en el Instituto Rábida donde realicé el bachillerato y COU. No obstante, seguí manteniendo mucha relación con Cortegana a lo largo de mi adolescencia sobre todo en vacaciones. Cuando acabé los estudios de bachillerato empecé la carrera de Geografía e Historia en el Colegio Universitario de La Rábida que era una institución académica dependiente de la Universidad de Sevilla. Recuerdo que entonces sólo existían en Huelva dos licenciaturas, Ciencias Empresariales y Geografía e Historia. Allí conocí a muchos compañeros y a un buen plantel de profesores que además lograron consolidar aquellas carreras para Huelva, que con el paso del tiempo y con el gran apoyo de la ciudadanía fueron pioneros en la creación de la actual Universidad de Huelva. 

Estando en segundo curso de carrera, con 18 años, tuve la oportunidad de ingresar en la Caja Provincial de Ahorros de Huelva y allí, pese a ser un mundo diametralmente opuesto al universitario, logré consolidarme ya que, principalmente, era un empleo bien remunerado para la época. No obstante, continué los estudios por las tardes aunque a un ritmo menos intenso. Poco después llegó la obligada mili y decidí marchar y quitarme cuanto antes ese lastre de encima. 

A mi regreso en 1981 pude reincorporarme a mi trabajo. Un poco más adelante contraje matrimonio y fuimos a vivir a Bellavista, en Aljaraque. Pronto nacerían también nuestros dos hijos. Dentro de la Caja estuve destinado en diferentes oficinas, servicios centrales y sucursales de la ciudad de Huelva; también, a lo largo de los años ’90, vino una etapa más creativa que el habitual trabajo bancario, de unos 10 años de duración, en el área de la Obra Social y Cultural convertida posteriormente en la Fundación El Monte en la que pusimos en marcha y desarrollamos numerosas actividades sociales, culturales, deportivas, etc. para niños, mayores y todos los públicos de Huelva y provincia. 

Recuerdo con emoción, José Luis, que por aquellos años realizamos muchas actividades juntos, en tu etapa en el diario Huelva Información. Luego más oficinas hasta que me prejubilé 2013 con 52 años. 

En paralelo a mi actividad laboral en la Caja logré terminar la licenciatura en Geografía e Historia y, a continuación, superé obtuve la suficiencia investigadora en un Programa de Doctorado en Arqueología en la Universidad de Sevilla. Ello me facultó para ejercer la arqueología de modo profesional y empecé a compaginar pequeños proyectos cuando podía y publicando sus resultados. En aquellos años junto a un grupo de amigos creamos en Aljaraque la Asociación Cultural Kalathoussa desde donde se han venido organizando a lo largo de los últimos 25 años las Jornadas de Arqueología y Territorio de Aljaraque, muy conocidas en el entorno de la arqueología onubense. Años después, tuve un econocimiento público que no puedo dejar de mencionar y desde aquí expresar mi gratitud al Ayuntamiento de Aljaraque que en 2016 me otorgó la Medalla de la Villa de Aljaraque “Por su contribución a la conservación del Patrimonio y la Cultura de Aljaraque”. 

Desde finales de los años ´90 también tuve la oportunidad de empezar a participar en un Programa de Cooperación Internacional de la Junta de Andalucía con Marruecos. Este país vecino, que ya había visitado en varias ocasiones, me venía atrayendo mucho desde años antes y para mí fue gran estímulo sentirme parte y aprender mucho de un grupo de grandes profesionales, funcionarios y autoridades de ambos países, conocer más de cerca aquella sociedad y emprender acciones conjuntas en el terreno de la cooperación. Con posterioridad a mi prejubilación, además de seguir con la investigación arqueológica, animado por mi antiguo profesor, maestro y amigo el catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Huelva, Jesús Monteagudo López-Menchero, realicé un nuevo programa de doctorado en la UHU con su correspondiente Trabajo de Investigación de Tercer Ciclo y, más adelante, tras algunos años más de investigación, bajo su dirección defendí mi Tesis Doctoral obteniendo la calificación de Sobresaliente Cum Laude. Aquello sí que fue un subidón de los buenos… En pararelo y con posterioridad a la Tesis durante esta etapa me sentí atraído por la docencia universitaria y durante unos 5 cursos impartí algunas asignaturas del área de Geografía de la Universidad de Huelva.

En la actualidad ya estoy jubilado y bueno sigo participando de forma altruista en algunas actividades como la edición en 2018 del libro Arqueología y Territorio en la provincia de Huelva. Veinte años de las Jornadas de Aljaraque (1998-2017), publicado por la Diputación Provincial de Huelva, con la participación de varios autores, o habiendo sido impulsor y comisario de la Exposición “Los Pueblos de Huelva en el Museo de Huelva: Aljaraque” abierta al público entre 2019-2020, entre otras"

Una vez que nuestros lectores pueden tener un mayor conocimiento del protagonista de hoy en esta serie de entrevistas, es el momento de entrar en faena y noto al bueno de Pedro que está receptivo y dispuesto a contestar a todas mis preguntas, teniendo que decir, que le agradezco el que haya aceptado mi propuesta, pues quien conozca a Pedro, sabe que no es él de mucho salir en los medios de comunicación, pero le ha podido la buena relación que hemos tenido siempre y eso se lo valoro muchísimo. 

P. - ¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo? 

R. - Me parece muy preocupante la excesiva subida de los precios de los alimentos, de la energía y de los suministros esenciales cuyas consecuencias ya estamos padeciendo y que ojalá que no se agraven y lleguen pronto soluciones.

P. - ¿Cómo crees que ha cambiado la vida después de más de 2 años de pandemia?

R. - La pandemia, partiendo de su alcance global y que aún persiste en numerosas partes del mundo, ha sido y es un hecho transcendente y trágico para mucha gente, debido a la gran cantidad de vidas que arrebató el virus. En su fase peor vivíamos pendientes de las noticias, de las medidas que se iban adoptando por los gobiernos, de conseguir mascarillas cuando no había en ningún sitio, de las estadísticas de contagios y fallecimientos…Para colmo, la desinformación y el fatalismo que practicaban determinados sectores se extendía entre la sociedad. 

En fin, creo que todos estábamos muy preocupados, sin duda. Además muchos autónomos y trabajadores perdieron sus trabajos. Gracias a Dios la situación ha ido mejorando en España y países vecinos gracias a la vacunación masiva de muchos ciudadanos.

P. - ¿Has pasado miedo en algún momento? 

R. - Me acuerdo con cierta emoción de aquellos momentos no que no se podía ni salir de casa, en que sólo se podía hablar con la familia o amigos por video-conferencia, cuando en los permitidos accesos a los supermercados donde muchas personas estaban recelosas de lo que hacían los demás, etc., etc. 

Efectivamente, he pasado miedo o una especial inquietud. Y aparte, considero fundamental y muy positiva la entrega y profesionalidad del sector sanitario en todo el proceso. También, entre otros, el del transporte para que no faltaran suministros… Superada aquella fase crítica, creo que la situación ha mejorado notablemente en lo que sin duda ha debido de influir la vacunación masiva de muchos españoles y su colaboración ciudadana pese a los mensajes derrotistas de los “negacionistas”. Si ahora lo valoramos por el lado positivo se observa que muchas personas actúan de forma más precavida procurando apartarse de situaciones de posible contagio, se busca y se valora estar en espacios abiertos y en la naturaleza. En definitiva la población ha reforzado esta nueva forma de comportamiento tomando ciertas precauciones aunque creo que el alma y la propia personalidad de los españoles con su comportamiento innato, que constantemente demostramos respecto de la proximidad en el contacto humano, creo que no se han visto afectadas en gran manera. Prueba de ello es la gran respuesta que han venido teniendo este año las actividades multitudinarias, tradicionales, religiosas, deportivas…, por lo que creo que en gran medida la sociedad en general, en su día a día, quiere vivir igual que antes de la pandemia, aunque creo que muchos "hemos tomado nota”.

P. - ¿Te esperabas una guerra en Europa en pleno siglo XXI?

R. - La cuestión de la invasión de Ucrania por parte de Rusia era un conflicto que en la práctica ya se estaba gestando desde que Rusia se anexionó unilateralmente el territorio ucraniano de la península de Crimea en 2014. Personalmente, no creía que se fuera a producir una invasión bélica de esa envergadura. Es totalmente injusto que una nación soberana sea arrasada, su población civil masacrada y se haya provocado el éxodo masivo de su población. Además de los graves daños colaterales que va a sufrir Europa occidental y numerosos países en vías de desarrollo que dependen de la ayuda humanitaria. No me siento capacitado para opinar de Historia Contemporánea pero creo que, desgraciadamente, el “equilibrio” que se estableció tras la II Guerra Mundial ha tenido sus consecuencias positivas y negativas. Se vislumbró un rayo de esperanza con la caída del Muro de Berlín en 1989 pero la problemática posterioren la Europa del Este y en la antigua Unión Soviética demuestra que aún perviven muchos condicionantes históricos y económicos que desgraciadamente derivan en guerras. Por otro la lado, el papel de la OTAN no siempre ha sido bien visto por numerosos países.

P. - ¿Qué proyectos tienes para el futuro y que haces ahora? 

R. - La verdad es que no tengo grandes proyectos personales para el futuro. Las ideas que considero abarcables y que surgen en el día a día trato de desarrollarlas y hacerlas con entusiasmo. 

P. - ¿Cuáles son tus aficiones preferidas y a qué dedicas tu tiempo libre?

R. - En general, hago una vida bastante tranquila en el seno de mi vida familiar tratando de estar el mayor tiempo posible con mi esposa e hijos y sus respectivas familias.

También participo en actividades relacionadas con la arqueología, principalmente relacionadas con su difusión, escribo algunos artículos, escucho música, sobre todo jazz y rock, leo, veo alguna que otra serie de televisión y algún partido de fútbol, intento hacer ejercicio a diario, disfrutar de la naturaleza y a veces algún viaje. Este año, formo parte de la organización de un proyecto importante. Se trata del XII Encuentro de Arqueología del Suroeste Peninsular, actividad de carácter transfronterizo muy arraigada entre los arqueólogos portugueses y españoles que se celebrará en Aljaraque y Corrales del 20 al 22 del próximo mes de octubre. Una grata sorpresa es que se han inscrito cerca de 100 participantes entre ponencias orales y pósters científicos.

P. - ¿Qué crees que necesita Huelva para despegar de una vez?

R. - Huelva capital y su provincia son para mí algo intrínseco a mi identidad. Son muy importantes en mi vida y siempre he querido vivir aquí. Desde que de muy niño venía acompañando a mi padre por su trabajo me gustaba su proximidad al mar, la ría y entorno natural, su gente, su ajetreo urbano, etc. Después, a medida que fui creciendo y teniendo una mayor comprensión de la realidad circundante empecé a tomar interés por los problemas de Huelva. Mi adolescencia fue una época de prestar atención a las reivindicaciones sociales que estaban en la calle, con los problemas de la contaminación de la ría y del aire de Huelva, la necesidad de conseguir una Universidad en Huelva y otros muchos problemas propios del subdesarrollo que se venía arrastrando desde hacía mucho tiempo en un territorio aislado secularmente, lejos de los grandes centros económicos y de toma de decisiones. Progresivamente ha habido muchas cosas que han ido mejorando en numerosos ámbitos: vivienda, sanidad, educación, incluida la universitaria, y erradicación del analfabetismo, igualdad de género, empoderamiento de la mujer y los derechos de las personas LGTBI, la nueva agricultura, alimentación, el regreso de la actividad minera y otros. Otros problemas siguen congelados sin que se vislumbren soluciones como los transportes ferroviarios y por carretera, la herencia contaminante, el paro, la despoblación o, por mejor decir la Huelva Deshabitada del centro y norte de la provincia, la falta de oportunidades para los jóvenes, etc. Sin duda debe seguir mejorando al máximo todo lo público y se deben de desarrollar nuevos proyectos de envergadura pero que sean respetuosos con el medio ambiente.

En el plano cultural creo que Huelva capital estaba mejor en los años `90 y en los primeros años de la década del 2000. Recuerdo que antes había mucho más movimiento y el público asistía mucho más a los actos culturales, también se invertía más y mejor en Cultura en todos sus ámbitos y se podía disfrutar de eventos importantes. Hoy en día, tengo la percepción de que cada institución competente hace lo que podríamos decir la “guerra por su cuenta” prevaleciendo, al menos para mí y salvo con honrosas excepciones, una sensación de monotonía y superficialidad, sin vislumbrar apuestas firmes por una excelencia cultural. Menos mal que existen una serie de actividades puntuales que subsisten gracias al empeño de personas que, dicho coloquialmente, “tiran del carro”.

En definitiva, aún se podría hablar de muchas cosas pero en síntesis decir queHuelva debería unir fuerzas y aspirar a una mayor cohesión entre sus dirigentes electos y la élite económica a la hora de buscar soluciones a los verdaderos problemas latentes, apartando de una vez los tradicionales compartimentos estancos y conflictos de competencias e intereses.

P. - ¿Y qué significa Huelva para ti?

R. - Para mi Huelva tiene un gran valor. He tenido la suerte de nacer en esta provincia y de seguir aquí mi vida familiar y profesional. Me siento orgulloso de ser de Huelva. Me gustan sus gentes, sus tradiciones y su forma de entender la vida. 

De espíritu abierto los onubenses somos personas laboriosas, tolerantes, acogedoras, generosas, respetuosas… Todos estos dones y valores humanos conforman una identidad singular compartida con otras provincias vecinas de Andalucía Occidental. Creo que mucha gente nos sentimos felices aquí a pesar de determinadas circunstancias. 

Como ocurrió en nuestra historia reciente pero ahora afortunadamente a menor escala, es evidente también que sigue existiendo una parte de la población joven que por la falta de oportunidades tienen que salir a trabajar al extranjero o a otros puntos de España. Que se aplique aquí también lo dicho por Joe Biden: “Pay them more” (páguenles bien); y también hay otro grupo importante, con mayor formación y/o con titulaciones universitarias, que se marchan debido a la ausencia de un tejido productivo en Huelva donde desarrollar su profesión y consiguientes aspiraciones laborales. En este sentido me preocupa que Huelva no ofrezca plenas oportunidades laborales para los jóvenes. Es importante invertir en estas cuestiones tratando de crear un marco laboral adecuado y con ello infundir ilusión a la gente joven para labrarse su porvenir en su tierra. 

Igualmente, es necesario que se mejoren los equipamientos sociales públicos como por ejemplo la sanidad, educación y la mejora y potenciación de las residencias para las personas mayores.

P. - ¿Cómo recuerdas tu etapa profesional?

R. - La recuerdo bien en general. En la Caja, donde he estado más de 43 años, me ha permitido conocer a mucha gente de la capital y de la provincia, incluso a compañeros de otras provincias a medida de que fueron llegando las fusiones.

En general había una buena convivencia laboral que transcendía en la creación de buenas amistades. A finales de los años ´70, cuando yo entré, había mucha unidad y respeto mutuo entre los compañeros. Por ejemplo se creó una asociación de empleados a la que pertenecía prácticamente la totalidad de la plantilla y que gozó de gran dinamismo durante años. Unos pocos años después se formó la sección sindical de CC.OO y se afiliaron muchísimos empleados gozando de un amplio apoyo en su gestión. Pienso que el hecho de trabajar en una empresa con medios suficientes y una gestión eficaz es algo que refuerza positivamente la psicología del trabajador. Más adelante, con el fenómeno de las fusiones de las Cajas se fueron duplicando y triplicando las plantillas, como en nuestro caso, y ello acarreó la introducción de cambios en la gestión que progresivamente fueron despersonalizando las relaciones socio-laborales. No obstante, en el día a día no cambió mucho el trato humano y la buena convivencia a pequeña escala, aunque, en nuestro sector, Huelva creo que poco a poco empezó a perder gas.

Personalmente, además de los grandes compañeros y compañeras que he tenido, este trabajo me ha sido muy útil también por haber conocido en primera persona aspectos de la sociedad en que vives a través del trato con la gente o los “clientes”, término empleado habitualmente que no me hace mucha gracia. 

El trato con el público me ha enriquecido mucho tanto en mi etapa en las oficinas de diferentes barrios o en las del centro, conociendo tanto las diferentes costumbres y forma de ser de las gentes de las variadas comarcas de la provincia que han ido poblando numerosas barriadas de la capital, como los problemas e inquietudes de las personas, desde las del empresario a la del “currante” pasando por la de aquellos que sólo cobran una sencilla ayuda económica “no contributiva” cada seis meses de la Junta de Andalucía. 

También recuerdo ahora mi etapa en la obra social y posterior Fundación el Monte, que entonces tuvo un momento importante en Huelva. Entonces se reforzó mucho la actividad social y cultural propia de las ya prácticamente extinguidas cajas de ahorros. Mi trabajo en ese departamento me fue también muy enriquecedor, hicimos muchas iniciativas sociales y culturales que gozaron de gran popularidad en Huelva y provincia. Progresivamente, con los vaivenes de las sucesivas fusiones de las cajas y de las últimas absorciones bancarias, toda esa estructura sociocultural ha quedado muy reducida en Huelva. 

P. - ¿Qué es lo que más valoras y detestas del ser humano?

R. - Cosas que más valoro de las personas son la lealtad, el respeto, la sencillez, la corrección y la generosidad. Y si tengo que decir algo que detesto son la hipocresía, la falsa moral, la mentira, el vasallaje, la prepotencia, la xenofobia, el racismo y también el lavado de cerebro a la gente con fines espurios como hacen determinadas sectas.

P. - ¿Qué recuerdos guardas de tu niñez y qué soñabas ser de mayor?

Hombre de mi niñez tengo unos recuerdos muy bonitos en general sobre todo en Cortegana. En mi época escolar era muy feliz subiendo con la pandilla de niños por las laderas del castillo, correteando por las calles y campos aledaños de Cortegana, mi etapa escolar con mis primeros maestros y maestras de los que todavía me acuerdo, y aunque a muchos a los que se lo cuento no se lo creen, aún conocí la taza de leche en polvo americana que a diario daban en la escuela y aquello de formar a los alumnos para cantar el cara al sol….

En fin, no olvido en Cortegana aquellos gélidos y lluviosos inviernos y sus sofocantes veranos, con mis hermanos, primos y amigos, con mis padres, abuelos y mi familia tanto paterna como materna. En definitiva tengo unos recuerdos muy bonitos que se prolongaron a la adolescencia en que a menudo seguía visitando Cortegana. Después, a partir de empezar a vivir en Huelva seguí estudiando en el instituto Rábida y también era muy feliz aunque con una vida más disciplinada debido a mis estudios. Pero en cuanto podía y desde muy jovencito, prácticamente niño, me recorría todo a Huelva con mi pandilla de amigos con aquella libertad de movimientos de entonces, cosa que hoy en día ya no gozan los niños. Yo vivía en Villa Mundaka pero lo mismo estaba en la barriada Tartessos, o en la Isla Chica, que estaba en la barriada del Carmen o que paseaba por el Centro, especialmente en la Plaza de Las Monjas, o enarriesgadas correrías por cualquier cabezo. Me gustaba mucho ir al cine, en las salas que había por casi todos los barrios y a las funciones infantiles que proyectaban. También iba a jugar a ping-pong a los Billares Gálvez o a la Ciudad Deportiva. Igualmente, desde el cabezo del Conquero descendíamos por sus laderas, cuando allí todavía vivían en cuevas e infraviviendas los más desposeídos, para ir a pescar en las marismas cercanas al Molino de La Vega; y a la playa cuando me llevaban mis padres. Pero siempre en mi horizonte volver a pasar unos días a la Sierra.

De mi infancia no recuerdo particularmente lo que quería ser de mayor. Vivía tan imbuido en mi pequeño gran universo que no lo pensaba.

P. - ¿Quiénes han sido tus referentes personales y profesionales?

R. - Mis primeros referentes en la vida han sido mis padres, ya fallecidos. Mi padre era una persona bastante justa y, antes que nada, un hombre de su trabajo y de su familia. También poseía buen humor y un gran don de gentes. Se relacionaba mucho con personas de todas las capas sociales, tratando de ayudar a quien lo necesitaba, y hacía mucho con sus compañeros de trabajo. Era también una persona culta, gran lector y en casa tenía muchos libros. También era un enamorado de su pueblo, Cortegana. Creo que todo esto después se ha transmitido en cierto modo a la personalidad de sus siete hijos. También fueron muy importantes en mi vida mi madre y mi abuela materna, personas como se suele decir “chapadas a la antigua” siempre sacrificándose por el bien de sus esposos, hijos y familiares. 

Además de la familia, en el plano laboral, también tuve la oportunidad de tener muy buenos compañeros de trabajo con los que, como se suele decir, se compartían alegrías y penas.

R. - ¿Con qué personaje histórico compartirías una cena y qué le preguntarías?

R. - Sin dar un nombre exacto, me sentaría con alguno de los grandes transformadores de la sociedad que se enfrentaron a la injusticia. Éstos siempre me han llamado la atención junto con los que han conseguido avances científicos beneficiosos para la humanidad. 

En un plano más desenfadado, también me gustaría pasar una velada con alguna estrella de la música de mis tiempos.

P. - ¿Se están cumpliendo los proyectos de vida que te habías planteado?

R. - En parte si y en parte no. Como cantó Camarón “…entre alegrías y penas pasan los años…”. No creo en que existan “vidas perfectas” aunque haya gente que se empeñe en aparentarlo.

P. - Amigo Pedro, me ha encantado este ratito de charla que hemos mantenido, te he escuchado con mucha atención y he notado que te sentías muy a gusto contando parte de tu vida, y yo encantadísimo de verte rememorar con tanto emoción tus vivencias, pero estamos llegando al final, si se te ha quedado algo en el tintero, es el momento de decirlo. 

R. - Sólo añadir que como españolito y ciudadano del mundo me gustaría que, en general, la gente respetara y se amara más; que hubiera más reparto equitativo de la riqueza y desapareciera el hambre el mundo; que hubiera justicia en todos los rincones del planeta y que dejara de imperar la ley del más fuerte; que sean bien recibidos los inmigrantes, que desapareciera la xenofobia y que se extienda la paz entre todos y a todas las escalas. A un nivel más cercano me gustaría que nosotros y las siguientes generaciones de españoles podamos seguir viviendo en libertad por el camino constitucional que emprendió España a partir de 1978 y que dicho sistema no se quedé como un “dogma fosilizado” sino que se adapte a los tiempos que corren contando con el consenso de todos y de todas. 

También, que la provincia de Huelva prospere de forma equilibrada en todos sus territorios y que lleguen las mejoras que piden la mayoría de los onubenses; desear, también, mucha suerte a los jóvenes y a la gente que emprende y que se incorpora al mundo del trabajo para que tengan mayor igualdad de oportunidades aquí en su tierra con la ayuda de las instituciones. Y, cómo no, también recomendar que el Estado y la Autonomía presten mayor atención y respeto a las personas mayores, para que reciban todos los derechos que están contemplados en la ley y no se sean relegados como si fueran ciudadanos de segunda o tercera categoría.

Lo dicho Pedro, eres un auténtico lujo tenerte como amigo.