lunes. 04.08.2025
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Manuel Alfonso Peláez: "Hemos tenido un grado de alarmismo enorme"

Se acerca hoy a esta sección de entrevistas en tiempos de pandemia, Manuel Alfonso Peláez.
Manuel Alfonso Peláez: "Hemos tenido un grado de alarmismo enorme"

Se acerca hoy a esta sección de entrevistas en tiempos de pandemia, Manuel Alfonso Peláez quien se expresaba así cuando de Inicio le pedí que se diera a conocer:

"Estudié primaria en el Colegio Diocesano y luego hice el bachiller por artes en el León Ortega.

Durante los años de estudio en que tuve edad de trabajar eché una mano tanto en la tienda de animales de mis padres como en la de informática que luego montó mi hermano. Cuando

acabé el bachiller me fui a estudiar Filosofía a Granada y estuve un año aprendiendo inglés y de los británicos en Londres. Mi vida profesional ha estado muy salpicada, algo muy de mi generación. Para pagarme los estudios estuve de repartidor de pizzas en Granada y luego, en Londres, trabajé tanto en una cocina de friegaplatos como en una tienda de vinos y licores cara al público.

En la crisis de 2008, a sabiendas de que era mejor tener una profesión que tener una carrera, y como teníamos un local en la Calle Marina, decidimos montar el Bar Aqua como bien sabes. Fueron algo más de cinco años en los que aprendí no solo una profesión sino una forma de entender la vida en muchos aspectos. Tras eso estuve algunos meses en diversos bares y chiringuitos hasta que me estabilicé en un restaurante del centro de Huelva. Allí estuve algo más de un año. Llegó el momento en que, acordándome de Manu el del Farqueo y un consejo que me dio, decidí salir de la hostelería. Probé en varias cosas como seguros y clases particulares de inglés. Algún tiempo después las compañeras de IU y del PCE me pidieron ocuparme un tiempo de tareas políticas. Por último, y parece que definitivo, un amigo me dijo que salían unas oposiciones muy interesantes en ADIF, de modo que he dedicado los últimos años a esto hasta que, por fin, he logrado hace muy poco una plaza como Factor de Circulación, algo así como controlador aéreo pero con trenes".

Como han podido comprobar Manu, nunca se ha "arrugao", ha sido valiente, y tiene experiencia en varios sectores. Es una persona, cordial, trabajador, observador, risueño, inquieto, servicial, y buena gente, que va respondiendo a nuestras preguntas con la amabilidad que le caracteriza.

P.- ¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo? 

R.- Nos ha tocado vivir tiempos extraños, sin duda, pero como decía el poeta cada generación tiene su conflicto. El nuestro, uno de los nuestros, es la covid-19. Creo que es una oportunidad magnífica para que pongamos en valor cosas que estábamos olvidando como el valor de lo colectivo frente a lo individual o el valor de los servicios públicos frente al negocio.

Sin conciencia colectiva y sin sanidad pública esto hubiera sido muchísimo peor para todas. Me parece que podemos aprender de eso, otra cuestión es si lo haremos o no. Independientemente de esto, creo que va a dejar una marca en la humanidad, como ya pasó en otras ocasiones, otros conflictos de generaciones previas. No sé si será buena o mala, pero seguro que será.

P. - ¿Cómo crees que cambiará la vida después de la pandemia y sobre todo en Huelva?

R.- Es difícil saberlo, pero asumo que las mascarillas ya van a formar parte de nuestro día a día para siempre. No digo que vaya a ser así “por ley”, pero seguro que mucha gente seguirá usándolas muy a menudo. Además creo que cosas que hacíamos antes como ir a trabajar o quedar con amigos teniendo gripe, “unas decimillas y algo de tos”, van a desaparecer o reducirse mucho. Aunque sea por la marca que comentaba antes, creo que vamos a ser más conscientes de estos asuntos o de cosas como cuidar la higiene de manos y temas así.

Me gustaría pensar también que vamos a ser más conscientes de la importancia de los cuidados.

Por lo demás, espero que en unos años podamos volver a hacer las cosas como antes. La provincia de Huelva tiene poca población y eso tiene sus ventajas.

P.- ¿Te esperabas esta nueva ola de contagios?

R.- Totalmente. Ya el año pasado, cuando decíamos aquello de bueno, un pequeño sacrificio este año para tener unas buenas Navidades en el 2022, me parecía un error porque nadie puede asegurar cómo será todo esto. Ahora vemos algo de luz al final del túnel, pero debemos seguir siendo cautos. Los virus no entienden de política, ni de gustos, creencias u opiniones, por eso no podemos hacer juicios sobre ellos en base a estas cosas, solo en base al conocimiento científico que tengamos sobre ellos y, aún a día de hoy, tenemos poco sobre este. Para mi la nueva ola era de esperar y, si seguimos creyendo que los virus entienden de opiniones, habrá más olas. Por suerte parece que cada vez es menos letal.

P.- ¿Has pasado miedo en algún momento?

R.- Diría que sí. Especialmente porque al principio de la pandemia estaba viviendo con mis padres, que tienen ya una edad, y tenía miedo de contagiarme y pegárselo a ellos. Además de eso por otras personas también, tengo amistades de todas las edades y me sigue dando miedo contagiar a alguno y que lo pase mal.

P.- ¿Cómo valoras la labor de los medios de comunicación y redes sociales ante esta pandemia?

R.- Francamente terrible. Ante una situación de peligro como la que hemos vivido y estamos viviendo, tener información de calidad y no alarmista me parece fundamental. Sin embargo hemos tenido un grado de alarmismo enorme y no digamos la enorme cantidad de bulos.

Lo más triste es que hemos llegado al punto en que los propios medios difunden bulos sin ni siquiera preocuparse. Creo que es algo que nuestra sociedad debería de mirarse bien. La buena información es clave para la democracia.

P.- ¿Qué proyectos tienes para el futuro y que haces en la actualidad?

R.- Hace poco saqué una plaza en ADIF, así que por el momento estoy a lo que mande la empresa (y a donde me mande). En particular ahora mismo estoy liado con la formación para poder ejercer, lo que me ha llevado a pasar varios meses en León. El puesto tiene cierta complejidad y mucha responsabilidad, por lo que me están dando una formación bastante extensa. ¿Después de eso? Por ahora me mandan a Albacete a trabajar, espero volver a casa pronto.

P.- ¿Qué significan para ti Huelva y El Rocío?

R.- Huelva es un lugar maravilloso y creo que tendemos a valorarlo poco. Para mi es mi casa y el lugar a donde quiero volver en cuanto pueda para seguir aportando mi granito de arena en que mejore. Sobre El Rocío, como sabes toda mi familia es de Almonte. Para mí, durante muchos años, el lugar de reunión de la familia no era la Navidad sino el Rocío, que es la romería del pueblo de mis padres. Además, como enclave, me parece un lugar de ensueño: sus marismas, sus arenales, las arboledas… El Rocío es mucho más que la romería, es un lugar con un entorno natural envidiable que tenemos el deber de preservar. La cultura popular y la naturaleza se dan la mano y eso es muy bonito.

P.- ¿Qué entiendes necesita Huelva para despegar de una vez?

R.- Primero que nada debemos poner en valor todo lo que tenemos y dejar de mirarnos en otros. La mejora de un territorio no se puede hacer en base a si otros tienen esto o aquello porque a lo mejor las necesidades no son las mismas y acabamos malgastando oportunidades y dinero en proyectos “fantabulosos” que no nos sirven para nada. Tenemos que tener buen ojo a la hora de definir qué tenemos y de ahí plantearnos qué necesitamos para mejorar. En mi opinión, y es algo que hemos ido reflejando en los programas de IU y de Unidas Podemos para la provincia, hay cuatro aspectos clave: primero, mejorar las explotaciones agrícolas y lograr que terminen de estar a la vanguardia tanto en capacidad, como en sostenibilidad y condiciones de trabajo; segundo, hacer lo mismo con el polo químico, que cada vez hay menos industria y con peores condiciones laborales, por no hablar de lo barato que les ha salido contaminar; tercero, es fundamental la inversión en infraestructuras que se ajusten a las necesidades de la población, como mejorar nuestras conexiones ferroviarias invirtiendo en las líneas a Sevilla y a Zafra, ambas en un estado vergonzoso y que limita considerablemente la velocidad del transporte; y, por último, que hubiera una apuesta decisiva por hacer del puerto un punto clave de entrada de mercancías al país. Si te fijas, estas cuatro cosas se relacionan muy bien entre ellas y afectarían a toda la provincia generando riqueza, empleo y movilidad a la vez que permitirían preservar el entorno si se hacen bien las cosas.

P.- ¿Qué es lo que más detestas de esta vida?

R.- La falsedad, sin duda. A diario escucho opiniones que se dan a sabiendas de que las verdaderas opiniones serían inaceptables, mientras que las acciones van en el sentido contrario, claro. Un ejemplo de ello es lo que pasa con la sanidad pública o con la enseñanza pública: formalmente todo el mundo está a favor y alaba ambas instituciones, todos los políticos defienden a capa y espada que son imprescindibles, pero en la práctica más de la mitad de ellos trabajan activamente por convertirlas en negocios privados ignorando lo necesarias que son para nosotros los curritos, que no vamos a podernos pagar una sanidad privada. Eso es pura falsedad: con la boca alabo lo público, con la mano lo convierto en un negocio para mis amiguetes. El problema, claro, es que si muchos dijeran lo que verdaderamente piensan se les vería el plumero. La misma falsedad está también en los medios, que no pocas veces publican

cosas sabiendo que son mentira solo porque van en consonancia con los intereses del que paga y ya se sabe que “quien paga, manda”.

P.- ¿De todos los trabajos que has tenido, con cuál te has encontrado más identificado y por qué?

R.- Creo que con el de camarero. La verdad es que me costó cogerlo, pero cuando te vuelcas en que los clientes pasen el mejor rato posible es una profesión muy gratificante. Lástima los horarios y las condiciones de trabajo que habitualmente se soportan. Pero por lo demás, cuando sirves a una mesa, les recomiendas la comida, algún vino, les ofreces una sobremesa y ves que se marchan satisfechos, que han disfrutado con tu servicio y tus atenciones, se te queda una gran sensación. A fin de cuentas todos nos hemos sentado alguna vez en una terraza de bar y hemos querido que nos traten bien, disfrutar del ratito, por lo que cuando

eres tú el responsable de que eso suceda llegas a sentirte identificado con el buen rato que esas personas están pasando. Eso sí, no le miento a nadie, me costó mucho entenderlo porque no siempre es fácil.

P.-¿Cómo fue la experiencia de tener un bar donde los clientes tenían la posibilidad de compartir mesa con otros clientes y entablar conversaciones en distintos idiomas?

R.- Eso llegó a ser muy grande. Veías como la gente progresaba en sus objetivos, se interesaba y conocía cosas nuevas, y cómo se hacían amigos, se conocían gente. Hasta donde sé salieron muchas parejas y muchas amistades duraderas de los Intercambios Lingüísticos que organizamos. Me gustó mucho porque además pensaba que estaba aportando algo bueno a mi ciudad al dar la oportunidad de mejorar en un idioma a través del ocio con gente nativa de ese idioma. Guardo un recuerdo muy grato de aquello y aún conservo algunos amigos de aquel

entonces. Después de cerrar el bar intenté organizarlos en otros sitios y me consta que más gente también lo intentó, por desgracia parece que no llegó a cuajar en ningún sitio. Una lástima porque creo que era una actividad útil para la gente.

P.- ¿Qué recuerdos guardas de tu niñez y qué soñabas ser de mayor?

R.- De pequeño recuerdo que me gustaba mucho Lucky Luke, así que quería ser cowboy, las cosas de los niños. Muchos de mis mejores recuerdos están vinculados al campo y a los animales. En mi casa siempre ha gustado mucho el campo y ya sabes que mi padre es cazador. Además teníamos la Pajarería Manolín y estuvimos viviendo varios años en una finca cerca de La Ribera, por lo que la compañía de animales ha sido una constante en mi infancia. Otra cosa que recuerdo mucho son los rocíos en familia. Me gustaba mucho porque en una casa estaba toda la familia de mi padre y, en otra, buena parte de la familia de mi madre. Así que para la romería nos juntábamos todos los primos y pasábamos muy buenos ratos.

P.- ¿Cuales son tus aficiones preferidas y a qué dedicas el tiempo libre?

R.- Soy un culo inquieto para las aficiones, así que voy picoteando aquí y allí. Siempre me han gustado mucho la música, la literatura, los juegos de mesa y videojuegos y el cine. En general, disfruto mucho con las creaciones artísticas y culturales, por lo que también me gusta mucho viajar y cuando lo hago procuro dedicar un tiempo a ver las grandes construcciones o los museos del lugar, así como a conocer sus calles y respirar su ambiente. Soy también un amante del pueblo llano, me gustan mucho las buenas conversaciones con gente diferente, conocidas o no, y a veces procuro pararme a conversar con gente aleatoria cuando viajo.

Además de eso disfruto mucho saliendo al campo, cualquier excusa es buena: coger setas, espárragos, ir a escalar, hacer un sendero… Como digo son excusas, porque bueno no soy en ninguna de esas cosas, pero me dan la oportunidad de salir al campo y disfrutar de la naturaleza.

P.-¿Quiénes han sido o son tus referentes profesionales y personales?

R.- No soy una persona de tener muchos ídolos y prefiero ir cogiendo un poquito de aquí y otro poquito de allá. Creo que cuando te fijas demasiado en alguien acabas por ver sus defectos con facilidad y, entonces, o los acabas justificando o acabas detestando a la persona porque no es ese “ser maravilloso” que te imaginabas. Diría que mis padres han sido grandes referentes para mí por su sencillez, honestidad y consagración al trabajo. Daba igual lo que estuvieran haciendo, lo hacían con alma y eso es algo importante para mí. Más allá de ellos he procurado fijarme en gente que me parecía que hacía algo bien o tenían una filosofía de vida que me parecía interesante, aunque luego en otras cosas no estuviera de acuerdo con ellos. Gente como Manu del Farqueo, al que conocí poco pero del que aprendí mucho, las hermanas Isabel y Encarna Gonzálvez “las Panis” de Trigueros, personas sencillas y trabajadoras, con un amor

desbordante por la vida o nuestro amigo en común Vicente “Toti”, con el que me encantaba discutir y del que también aprendí muchísimo. No me gusta la gente pomposa, creo que cualquiera que ame lo que hace y sea una persona sencilla, humana y honesta puede ser un buen referente.

P.- ¿Manu, quieres añadir algo más?

R.- Nada más, Jose Luís. Muchas gracias por la oportunidad y dale un recuerdo a Toñi de mi parte. Me acuerdo mucho de vosotros.

Amigo, me ha encantado este ratito que charla que hemos mantenido, que me transporta a todos esos momentos de tertulia que hemos mantenido en tu bar "Aqua" y que no se olvidan fácilmente.

Un abrazo fuerte y ya nos veremos por Huelva