sábado. 20.04.2024
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Luis Benítez: "Pocas veces hemos tenido algún representante que se enfrentara a quienes ostentan el poder"

Nuestro protagonista de hoy es todo un ejemplo de compromiso y solidaridad, Luis Benítez Ferrero, una de las almas del Teléfono de la Esperanza.
Luis Benítez
Luis Benítez
Luis Benítez: "Pocas veces hemos tenido algún representante que se enfrentara a quienes ostentan el poder"

Siempre es una auténtica gozada echar un ratito de charla con nuestro protagonista de hoy, todo un ejemplo a seguir en la solidaridad, me estoy refiriendo a Luis Benítez Ferrero, quien nació en la Estación de El Cerro de Andévalo, cerquita de la Mina de El Perrunal del término municipal de Calañas. 

En la actualidad
En la actualidad

Siendo niño emigró a la capital y compaginó sus primeras experiencias en el mundo laboral con el estudio  nocturno en el Instituto Rábida de la Avda. Manuel Siurot, hasta llegar a su definitivo destino profesional  vinculado para siempre con la función notarial, que desde su puesto de “niño para todo” alcanzó su máxima  expresión como oficial de Notaría que ha desarrollado durante sus cuarenta últimos años de profesión, siendo  una figura conocida y apreciada en Huelva, por su especial manera de atender y su dedicación y notoriedad  en su importante función. 

Con la llegada de la madurez personal y profesional le sobrevino la posibilidad de llevar a cabo una vocación que ya por su carácter y su influencia familiar venía ejerciendo: La vocación de la solidaridad en forma de ayuda a los demás.  Fue muy poco después de cumplir los cuarenta cuando se acercó hasta él la luminosa presencia del Teléfono de la Esperanza. 

En un acto del Teléfono de la Esperanza
En un acto del Teléfono de la Esperanza

Nos cuenta Luis que desde el principio fue "un encuentro mágico" que prendió en la vida del protagonista de esta entrevista e iluminó su camino para poder transmitir esa misma energía a quiénes se han acercado a su delicada labor en el Teléfono de la Esperanza en Huelva, Institución que hoy preside y que en Huelva nació con él y que, en unión de otros muchos compañeros, se hizo posible su presencia en nuestra capital, una presencia que hoy, tras 30 años de  existencia, se ha convertido en fundamental e imprescindible para muchos de nuestros conciudadanos. 

Aparte de la solidaridad que hemos referido Luis, al que conozco hace más 30 años, es una persona entrañable, optimista, risueño, empático, familiar, con un alto sentido de la amistad... Vamos muy buena gente, y conocerlo es quererlo, apreciarlo... 

Hemos tenido que esperar algún tiempo para poder realizar esta entrevista, pues Luis ha estado muy ocupado, pero una vez puesto, todo ha ido fluyendo de manera espontánea. 

En un acto en el Puerto
En un acto en el Puerto

P. - ¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo? 

R. - Si te refieres a la situación política, social, económica, te diría que puede ser el reflejo de la cultura en la que estamos inmersos, una cultura dominada por una política resultadista y de miras a corto plazo, sin la conciencia del daño que estamos haciendo al medio ambiente, reduciendo derechos y libertades y constituyéndonos cada vez más en meros espectadores que observan impotentes el desastre al que nos llevan, un legado de carencias y destrucción que heredarán nuestros hijos y nietos. Por mi carácter y mi habitual positividad me gustaría decir lo contrario, pero desde hace mucho tiempo observo políticas narcisistas que no ven más allá de los intereses partidistas y dominada, cada vez más, por los grandes monopolios que alimentan su ansia insaciable de ganancias y de poder a costa de los ciudadanos que miramos asustados tan oscura realidad.

R. - ¿Cómo crees que ha cambiado la vida tras dos años de pandemia, visto desde el Teléfono de la Esperanza? 

R. - La pandemia supuso para el T.E., como para cada uno de nosotros, un reto sin precedentes, pues tuvimos que  afrontar una situación totalmente nueva, desconocida e impredecible. 

Creo que la pandemia ha sido en conjunto una situación muy negativa y con un coste a todos los niveles de una dimensión extraordinariamente dura. Y lo ha sido no solo por la pérdida de innumerables vidas humanas, sino también por la angustia que ha dejado en los familiares de las víctimas, que no solo no pudieron despedirse y estar al lado y acompañar a sus seres queridos en esos momentos tan dramáticos, vividos en la soledad más infinita, sino que se les ha robado la posibilidad de gestionar el duelo por esa pérdida tan cruel. 

En el T.E., somos testigos del destrozo que ha ocasionado en muchas personas, familiares y amigos de esas víctimas que fueron apartadas, abandonadas en el momento más culminante de sus vidas, su propia muerte, sin pensar el daño tan cruel que producía.

En un viaje
En un viaje

P. - ¿Te esperabas una guerra en Europa en pleno Siglo XXI? 

R. - No puedo decirte que no, porque aunque tengo una gran fe en el ser humano como ser con una gran  capacidad de amar y dotado de generosidad innata, conozco también a otros movidos por la ambición, la  soberbia y la mezquindad, desgraciadamente y quizás por eso, ubicados muchos de ellos en grandes esferas de poder y con una gran capacidad de destrucción. 

P. - ¿Has pasado miedo en algún momento? 

R. - El miedo, en la mejor de sus acepciones, es consustancial con los seres vivos. Es desde ahí (el miedo o  el estrés), lo que te permite responder con firmeza a situaciones extremas donde se juega la supervivencia, bien  desde la acción de defensa, retirada o pacto. Desde esta perspectiva es afirmativo. En cambio el miedo, en  contraposición con el amor, puede ser, si es común en tus comportamientos, un nefasto compañero de viaje porque te  lleva a la inmovilidad y al aislamiento, con abandono y la renuncia a muchas experiencias estimulantes y creativas. 

P. - ¿Qué proyectos tienes para el futuro?

R. - Sé desde hace tiempo que el futuro es hoy, por desgracia vivimos más en el pasado y en el futuro que en el presente. Ni siquiera nosotros sabemos si vamos a estar en ese futuro. Creo que el mejor de los proyectos es vivir plenamente este momento que por ende es el  único que existe. Solo si es así, lo que viene tendrá la virtud de ser grandioso. 

Hoy es lo que tengo y lo viviré intensamente, dándole a cada momento ese carácter de único, no digo agradable, deseable,… sino único y el que habrá que vivirse con naturalidad y en plenitud, aún en los casos más difíciles. Solo así, viviéndolo en plenitud, nuestra vida será experimentada de igual manera. 

Mostrando el Teléfono, su reto diario
Mostrando el Teléfono, su reto diario

P. - ¿Qué significado tiene para ti el Teléfono de la Esperanza y qué enseñanzas recibiste?

R. - Como he dejado entrever anteriormente el T.E., supuso para mí un antes y un después en mi vida, un lugar de encuentro conmigo mismo, con mis luces y sombras y con la grandeza de mi ser. En él supe que todos nacemos con la posibilidad de ser seres extraordinarios, pero no por nuestras  consecuciones, logros, reconocimientos, títulos,… sino porque lo más hermoso, lo que nos conmueve y nos ilumina, viene de fábrica y están dentro de cada uno de nosotros esperando ser recreados.

Puedo decir que el T.E., me ofreció su sabiduría, y me enseñó a creer que aún no sabía nada, pero me animó a tener alma de aprendiz y a saber que la  propia vida es nuestra mejor maestra. Me enseñó también a que nunca desprecies la sabiduría de la gente más humilde, la más sencilla, porque seguramente será quién te ofrezca la más grande respuesta. 

Me enseñó que la solidaridad no es solo una decisión que nace en nuestra cabeza, sino que tiene que sentirse en el corazón. Y me enseñó muchas otras cosas pero sobre todo aprendí que todos somos seres imperfectos, pero que somos también y sobre todo, seres únicos e irrepetibles.

Junto a sus compañer@s
Junto a sus compañer@s

P, - ¿Qué recuerdos guardas como profesional de Notaría?. 

R. - Hay un sentimiento que sobrevuela sobre todos los demás y es el de agradecimiento. Mi relación con  la Notaría ha constituido mi propia vida, pues ha sido mi escuela y mi sostén, donde me he podido desarrollar tanto profesional como personalmente y  donde he conocido a gente extraordinaria, las más sencillas y humildes que iban buscando comprensión y atención. Allí empezó mi particular Teléfono de la Esperanza, aún antes de conocer su existencia. 

En un encuentro en Huelva
En un encuentro en Huelva

P. - ¿Qué es para ti Huelva? 

R. - No siento que exagero si digo que para mí Huelva es un paraíso... Y si la extiendo a su provincia un privilegio. Cuando visitas otras ciudades tiendes a comparar sus monumentos, edificios emblemáticos o casco antiguo con lo nuestro con la consiguiente desilusión, pero al poco tiempo te das cuenta que los verdaderos monumentos están en su privilegiada naturaleza, en su gente alegre y cercana, en su historia viva en  cada rincón que pisas. Huelva son mis raíces, mi propia historia, el lugar tranquilo, sin distancias, cerquita del mar y con playas vírgenes, eternas y  luminosas donde las dunas se entremezclan con los pinos y el enebro en un paisaje que parece inalterado  en el tiempo pero eternamente joven y en continua renovación al mismo tiempo. 

P. - ¿Progresa como se merece Huelva? 

R. - ¿Y qué es progreso? Nos podemos preguntar a la vez.  Siempre he tenido un sentimiento de decepción e impotencia cuando he reflexionado sobre Huelva y como ha sido tratada desde las Instituciones del  Estado e incluso desde las propias empresas multinacionales que han tenido relación, que no vínculo, con Huelva. 

Respecto a las primeras, de desidia, abandono, olvido y algunas veces hasta de desprecio por nuestra ciudad y provincia; actitudes que nuestros  representantes políticos han consentido bien por sus propias limitaciones, por servilismo a sus partidos o por desidia o incompetencia. Creo que muy pocas  veces hemos tenido algún representante que se enfrentara a quienes ostentan el poder y eso mucha culpa la tiene el saber que su escaño o sustento depende más del propio partido nacional que de la defensa de sus votantes. 

Y en cuanto a las multinacionales, sirva como ejemplo de las más maléficas, la relacionada con Villar Mir. ¿Qué decir?. Podemos hablar de despropósito medioambiental, de enfermedades y muerte, o de destrucción de espacios emblemáticos y naturales. Huelva ha sido una ciudad que ha huido despavorida de donde todas las ciudades suelen acercarse para ser más bellas y deslumbrantes, o sea del mar. Las ciudades más bellas del mundo se  visten de mar, de ríos. Huelva y la ignorancia o escasez de miras de quiénes lo permitieron, hipotecaron para siempre su esencia marinera y sus potencialidades, pesca, minería, agricultura, la horticultura, ganadería, turismo, ecología. … Y lo que es peor, a cambio de industrias a las puertas de  la ciudad, que se demostraron no sólo maléficas y destructivas, sino ajenas y sin apego a la ciudad que las acogió, y que, para su desgracia no ha acabado con su extinción, sino que nos ha legado  para la eternidad, un espacio aún más maléfico y peligroso como son los fosfoyesos con sus 120.000.000 de toneladas, sí 120 millones de toneladas de residuos tóxicos tapados tan solo para no verse, y lo que es aún peor si cabe, acompañado de sus huéspedes, (cenizas radiactivas de Acerinox, y otros muchos residuos radiactivos venidos de fuera) para vergüenza de todos, políticos en particular y ciudadanos en general, que no hemos  sabido poner freno a tan grande ignominia

P. - ¿Qué recuerdos tienes de la niñez y,qué soñabas ser de mayor? 

R. - En mis recuerdos de niño, una vida llena de naturaleza y carencias, aunque no era consciente porque era lo único que conocía. Quizás un poco  consentido al ser el más pequeño de los seis hermanos y por las preferencias de mamá. Más adelante una sensación de cierta soledad al haber emigrado mis hermanos a la ciudad y sentirme  huérfano de ellos y solo con mis padres. En medio, gallinas, cerdos, ovejas, el aullar de los lobos en la lejanía, trenes llegando a la Estación, el bullicio de la gente que traía y el pescado en cajas de madera entre trozos de hielo que dejaba para el mercado de El Perrunal y La Zarza, los charcos y regajos y los gurumelos y turmas y muchas otras cosas tan singulares que no habría espacio para contarlas. Y más adelante mis ansias de emigrar hasta Huelva,  lugar de destino de mis hermanos y que, tras ciertos encuentros con ella, llegó a obsesionarme como la meta de mis sueños. Esos nuevos amigos, los juegos  en la calle, ese cine de Las Colonias, las dulcerías con sus milhojas y petisúes rellenos de crema, café o chocolate, y que una vez ya instalado en Huelva me hacían tener pesadillas por perderlo, soñando con la vuelta a la Estación y con ello a la soledad y aburrimiento y me cubrían de desasosiego y desilusión. 

Recogiendo un galardón
Recogiendo un galardón

P. - ¿Quiénes han sido tus referencias en tu vida personal y laboral? 

R. - En mi vida personal, y sobre todo familiar, he tenido muchos referentes que me han aportado grandes valores. Comienzo por la figura de mi padre en cuanto a su bondad y sabiduría innata, la fuerza de mi madre y la valentía de mis hermanos en la búsqueda de un futuro mejor. En todos ellos algo que después ha prendido en quiénes hoy formamos la gran familia de los Benítez y que puede resumirse en: La bondad de nuestras acciones, la concordia, la generosidad y la búsqueda del bien para todos y como nó la importancia de ser personas educadas y respetuosos, una cualidad tan puesta en entredicho muchas veces en estos tiempos. 

P. - ¿Cuáles son tus aficiones y  qué dedicas el tiempo libre? 

R. - Te diría que vivo las cosas tan plenamente y vivo las situaciones con tanta pasión y entrega que no tengo conciencia de tiempo libre. Puedo decir que casi todo lo que vivo es sentido dentro de mí como satisfactorio, como si cada situación, encuentro o actividad fueran momentos trascendentes aunque sean cosas tan naturales como hacer deporte, ver llover, pasear por la playa, escuchar música, reflexionar, conseguir un objetivo para la Asociación, …. Sí es cierto que desde que desperté a la vida, hace ya algún tiempo, me siento en  continua evolución, en esa búsqueda de mejorar interiormente, son momentos que tiendo a trascender más allá de aquello que se ve y se toca y alguien a quien le gusta llegar al corazón y hasta el alma de la gente, especialmente con mis compañeros de vocación y sobre todo con esa gente maravillosa de los grupos que acompaño y comparten y expresan sentimientos desde lo más profundo de su ser y que nos hacen crecer y aprender mutuamente. 

En el centro, en un acto
En el centro, en un acto

P. - ¿Qué aborreces más del ser humano? 

R. - Estoy harto de referir que salvo que traigamos alguna tara, trauma profundo no resuelto, o una gran predisposición genética hacia el mal, nacemos todos con la posibilidad de constituirnos en seres especiales y hasta extraordinarios, pero que para desarrollarnos en plenitud, se tienen que dar las circunstancias que ayuden y permitan desarrollar esos potenciales internos que vienen ya con nosotros. Luego nuestra educación, nuestro entorno familiar y social, los valores que aprendemos y nuestra voluntad de ser mejor, nos van encaminando hacia un lugar donde habita el amor y la vida. 

Pero si tengo que definir ¿qué es lo que más detesto hoy del ser humano?, podría decir muchas cosas, y dos de ellas tienen que ver con la prepotencia, la estupidez ignorante y la hipocresía de muchos gobernantes, pero si eso es doloroso, lo que más me apena es el uso de la violencia en todas sus formas y hacia los más vulnerables, especialmente a través de la violencia de género, aunque también cualquier otra, y, como no, la que se ejerce por los gobiernos y estados contra sus propios ciudadanos o mediante acciones bélicas en guerras que aún hoy padece y sufre tanta gente inocente. La prepotencia y la avaricia, la ignorancia maliciosa, la desidia ante el deterioro del medio ambiente, la falta de conciencia sobre las personas que sufren y carecen de recursos, la envidia, el desear el mal del otro, …

P. - ¿Con cuál personaje histórico te gustaría haber cenado? ¿Por qué y qué le preguntarías? 

R. - Con mucha gente, aunque quizás elegiría a Jesucristo. ¿El porqué?, pues para salir de dudas y saber si es como yo quiero imaginarlo, un ser de amor y generosidad, de una tolerancia y comprensión infinita, entregado a los pobres y necesitados, envuelto en sabiduría y espiritualidad y que hizo el más grande de los actos, ofrecer su vida para el  beneficio de la humanidad. Y le preguntaría, precisamente eso. ¿Dónde quedó su ejemplo y su sacrificio, su sabiduría y su obra, su verdad y su coherencia? ¿Por qué su ejemplo lo han desvirtuado tanto? ,.. Y muchas otras cuestiones llenas de incoherencia que han sido perpetradas por quiénes se han erigido en encargados de transmitir sus enseñanzas y que tan torpemente la han presentado. 

En una reunión de trabajo campestre y asueto
En una reunión de trabajo campestre y asueto

 P. - Por último ¿Te gustaría transmitir algún mensaje? 

R. Bueno,… pues quizás y siendo coherente con mi intensa y eterna vinculación con la filosofía del Teléfono de la Esperanza, precisamente eso: transmitir un mensaje de esperanza. 

Creo firmemente, tal como he dicho antes, en la grandeza del ser humano y en su capacidad de evolucionar hacia su plenitud. Creo que dentro de nosotros hay una parte divina que apenas desarrollamos y una sabiduría innata que desconocemos. También estoy seguro que dentro de cada uno de nosotros hay una fuente rebosante de amor y de bondad que apenas desarrollamos y que está esperando desesperadamente ser experimentada y expresada. Y que sólo desde esa expresión de lo que somos podemos llegar al corazón del otro y despertar en él esas mismas pasiones. 

Es desde ahí y solo desde ahí como podemos entender la grandeza de lo que somos, sentir la grandeza del otro y compartir y comprender la razón de nuestra existencia. 

Querido amigo Luis, ha sido todo un lujazo que formes parte de esta sección de entrevistas made in Huelva. 

Me alegro verte feliz, comprometido y con esa fuerza de la que siempre has hecho gala. 

Un abrazo grande 

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