martes. 23.04.2024
El tiempo
Made In Huelva

Juan Motero: "El tabaquismo es un auténtico martillo para el corazón"

Me hace muchísima ilusión que se acerque por esta ventana pública el prestigioso cardiólogo Juan Motero Carrasco, nacido en Puebla de Guzmán.
Juan Motero: "El tabaquismo es un auténtico martillo para el corazón"

Me hace muchísima ilusión que se acerque por esta ventana pública el prestigioso cardiólogo Juan Motero Carrasco, nacido en Puebla de Guzmán, aunque pasó parte de su vida en Sevilla, donde estudió la carrera de medicina, y la especialidad de cardiología en el Hospital Universitario Virgen Macarena, posteriormente realizó el doctorado acerca de los factores de riesgo en la población adulta de la provincia de Huelva. 

Juan Motero
Juan Motero

Hacer un resumen del currículum de Juan, sería llenar de páginas esta entrevista, no en vano, nuestro protagonista de hoy ha realizado infinidad de presentaciones científicas en congresos de cardiología, hipertensión arterial y otros factores de riesgo cardiovascular, tanto en España como en América. 

Aparte de tener centenas de publicaciones en revistas de cardiología, y, autor de cerca de una veintena de capítulos en libros de hipertensión. Igualmente ha hecho más 110 presentaciones científicas en sesiones o congresos, por distintas regiones de España, América del Sur y Caribe 

He de destacar, que en la capital ecuatoriana de Quito se designó un comité para constituir el Foro Iberoamericano de Cardiología, que finalmente se aprobó y que se llevó a cabo un año después en Puerto Rico, donde se dictó que la Conferencia Magistral se denominara "Juan Motero" y que se mantuviera para la posteridad. 

Con Juan, coincidí muchísimas veces en los campeonatos de futbito que las Asociaciones de Padres de Alumnos de los colegios de Huelva organizaban y donde nos lo pasábamos fenomenal, pudiendo comprobar, que nuestro protagonista de esta entrevista era muy competitivo, al mismo tiempo que cercano, cordial, entrañable, comprometido, solidario, con alto sentido de la amistad, observador, magnífico conversador, futbolero y desde luego, muy buena gente. 

Para realizar esta entrevista nos citamos en el bar Suizo Chico, pero antes de empezar, no paramos de darle a la "mojarra" de anécdotas y vivencias que ambos tenemos del Recreativo de Huelva con algunos futbolistas y dirigentes del Club Decano. La verdad es que nos lo pasamos en grande, pero obviamente son cosillas que no vamos a publicar nunca, pero que serían de lo más interesante. 

Juan Motero
Juan Motero

Después de un buen rato, tocaba entrar en faena y empezamos a preguntar:

P. - ¿Qué opinión tienes de la situación que hemos vivido y que estamos viviendo?

R, - Los primeros días de marzo del 2020 escuchamos, por boca de las autoridades nacionales, que existía una gripe causada por un virus, desconocido, que se estaba expandiendo rápidamente, pero que a España llegarían unos pocos casos y nada más. Nada por lo que había que preocuparse. Cada uno de los médicos de la Clínica donde trabajo siguió con su consulta, con sus pacientes hospitalizados y con su quehacer diario. El día 19 de ese mismo mes nos llegaron las noticias del confinamiento al día siguiente, por la gravedad de la extensión de la pandemia, pero todos nos dimos la mano al saludarnos al entrar y al salir. 

Desayunamos juntos, sin medidas especiales. Al día siguiente nos saludamos con el codo o, simplemente diciéndonos ¡hola!. Era como si todos nos hubiéramos contagiado de repente y fuéramos a contagiar a los demás. Mascarillas, protección, distancia, etc. La pandemia nos cambió todo, nuestra forma de vida, nuestra forma de hacer medicina por la distancia con el paciente, el temor que notábamos en sus ojos. Todo cambió. En unas horas todo cambió. Terrible. Era como si nos hubiese invadido un ejército invisible para el que no estábamos preparados ni protegidos. No sabíamos combatirlo y el único remedio era el quedarte en casa. Eso ha durado muchos días, muchos meses, toda la vida para algunos. 

Pero para mí, como cardiólogo, el que los pacientes se quedaran en casa, pacientes graves, era otro problema. Si los llamábamos les daba miedo venir. Y nos generaba un problema de conciencia importante.

P. - Ahora parece que todo fue un sueño. 

R. - ¿Un sueño? No, seguimos con las medidas de protección y los temores. No se ha normalizado nada. Combatimos al virus con las vacunas y se ha logrado que se retraiga, aunque sigue bombardeando a diario, avanza y retrocede y sigue dejando cadáveres. No estoy muy seguro de cuál es el final. 

P. - ¿Cómo crees que ha cambiado la vida después de la pandemia, especialmente para el mundo de la sanidad?

R. - La investigación en Sanidad logró en unos meses encontrar un remedio para la población, que en un tiempo anterior, no lejano, ha tardado años en conseguirlo. Eso es el aspecto más positivo. Cada país ha invertido mucho tiempo, dinero y recursos en encontrar remedios. Los investigadores en epidemiologia han publicado miles de artículos referentes a distintos fármacos con actividad frente al Covid 19, a distintas medidas.

Sin embargo en el terreno asistencial ha podido observarse que no existe suficiente personal sanitario. Los profesionales de enfermería, tremendamente castigados por el virus, con problemas psicológicos originados por los cientos de horas dedicados a los pacientes más graves, con contratos laborales sin continuidad, han decidido en un porcentaje nada desdeñable irse a otros sistemas de salud europeo donde se les reconozca su trabajo y se les remunere mejor.

Los profesionales médicos de Atención Primaria, sin protección, como primera línea de fuego, en esta guerra entablada contra los invasores (virus covid 19) han caído a cientos. Y aparte de darle el último adiós a más de uno, no han tenido el reconocimiento que se merecen. 

Los trabajadores de UCI, todos, han soportado estoicamente miles de horas sin descanso intentando sacar adelante a todos los seres humanos que entraban heridos de esta guerra.

Los hospitales sobrepasados por la densidad de la pandemia solo podían dedicar su quehacer, en gran medida al covid, demorando las intervenciones quirúrgicas programadas, en definitiva la profesión sanitaria es el ejército que han estado al frente de la guerra, intentando que los congéneres estuvieran fuera de peligro.

P. - ¿Te esperabas una guerra en Europa en pleno siglo 21?

R. - Perdón, pero entonces ¿no llevo ya varios minutos hablando de la guerra? Inesperada, sin que estuvieran preparados los que iban a ser agredidos, sin armas con qué defenderse, sin vacunas (quiero decir medios) para contrarrestar al ejército invasor. 

No me lo esperaba. Tampoco, seguro, se lo esperaban los checos, los polacos y, sobre todo, los ingleses. Cuando les hablaban de un país invasor, seguro, muy seguro, que pensaban “a nosotros no nos invadirán”. “la guerra no va con nosotros”. Pero si, la guerra fue contra todos, como el virus (más de 6,5 millones de muertes) y se llevó más de 50 millones de vidas. 

P. - ¿Has pasado miedo en algún momento? 

R. - Rotundamente No. 

P. - ¿Cómo fueron para ti los primeros meses de la pandemia cuando estábamos todos confinados? 

R. - Tengo un niño pequeño con diabetes y, por tanto de alto riesgo, así es que decidí irme a vivir a Puebla de Guzmán. Iba y venía todos los días a la clínica. La idea era que si me contagiaba, muy probable, no le pasara el virus a Manuel. Tiempo duro y difícil. 

P. - Los profesionales de la sanidad lo habéis dado todo, pero qué os ha faltado por parte de las autoridades. 

R. - No puedo opinar sobre este tema. Debería ser una pregunta para los profesionales sanitarios (todos, médicos, enfermeros/as, auxiliares, celadores, limpiadores, cocineros, guardas, etc) del sector público.

P. - ¿Por qué crees que cada día hay más seguros privados? 

R. - Creo que la saturación que sufre la sanidad pública y la demora asistencial, hace que una población, nada desdeñable, busque en la sanidad privada una asistencia más temprana y una realización de medios de diagnóstico, también más rápidos.

P. - ¿Que le falta a la sanidad pública en Huelva? 

R. - Lo siento. Dejé la sanidad pública al cumplir los 65 años. Sería conveniente que esa pregunta la respondiesen los trabajadores de esa sanidad pública que yo, como usuario, me gustaría que fuese la más completa y mejor que pudiese ofrecerse al destinatario de la misma. 

P. - ¿Cada cuanto tiempo hay que ir a la consulta de cardiología? 

R. - Si eres mayor de 45 años y hombre y de 50 siendo mujer deberías hacerte un reconocimiento cardiológico anual. Más aún si tienes factores de riesgo cardiovascular, como ser fumador, diabético, tener cifras de colesterol elevadas en sangre, ser hipertenso, estar obeso o ser sedentario. 

P. - ¿Que es esencial para mantener un corazón sano? 

R. - Corregir los factores de riesgo que he enunciado antes. En 1989 hicimos un estudio sobre los factores de riesgo vascular en la población adulta (mayores de 18 años) de la provincia de Huelva.

Recogíamos que el tabaco lo consumían un 36,7% de los adultos. En aquella época el consumo era del 80% en hombres y 20% en mujeres). Hoy es algo menos de dos puntos menor, pero ahora el porcentaje de hombres que fuman es de un 40% y el de las mujeres un 60%. No disminuimos el tabaquismo, auténtico martillo para el corazón, pero también para los pulmones y para una enorme cantidad de procesos cancerosos.

P. - ¿Qué proyectos tienes para el futuro?

R. - ¿Para el futuro? ¡Para la semana que viene!. Vivir es uno de los proyectos. Otros dos, estudios de investigación en los que estoy metido acerca de la fibrilación auricular, leerme un montón de libros que están pendientes en la librería, seguir escribiendo sobre lo que ha significado para mí la medicina y, sobre todo la cardiología, y, otros temas. También recuperar a hijos a los que no dediqué todo el tiempo que debería, por estar siempre enfrascado en el estudio y el ejercicio de esa cardiología. 

P. - ¿Qué significa para ti Puebla de Guzmán? ¿Y Huelva?

R. - La primera, la tierra prometida (con mayúsculas). La segunda la tierra que me dio a mis hijos, mis amigos, mi trabajo y a todos los seres que conocí, y a los que quise y sigo queriendo.

P - ¿Cómo fue tu niñez y que soñabas ser de mayor?

R, - Jugando al fútbol, con pelotas de goma o de trapo, comiendo pan con aceite y azúcar, bebiendo leche en polvo del plan Marshall, jugar con trompos, etc. Y trabajando, desde los 10 años, como botones. Todos mis familiares mayores que yo dicen que, desde niño, siempre decía quería ser médico

P. - ¿Quiénes son tus referentes personales y profesionales? 

R. - Mi referente personal, sin ninguna duda, mi padre. También las personas que compartieron conmigo una parte de sus vidas. Y mis hijos.

Profesionales: Fuster, Braunwald, Willerson, Hurst, Álvarez Leiva, Carlos Infante, Lino Ventura, Pepe Díaz, etc. No están todos los que deberían estar pero la lista es interminable. Hablo de cardiólogos y médicos españoles y de cardiólogos a nivel de los países iberoamericanos con los que compartí la experiencia de los Encuentros 

Cardiológicos, que comenzamos en Huelva en 1986, gracias a las autoridades políticas de aquel entonces y que han seguido todos los rectores del ayuntamiento de Huelva y de la Diputación, también de Huelva. 

P. - ¿Se van cumpliendo tus proyectos de vida que te habías propuesto?

R. - Casi todos. 

P. - ¿A que dedicas el tiempo libre, aparte de lo que has referido antes?

R. - Pues también practico deporte diario. Me gusta el fútbol. Llevo más de 30 años como cardiólogo del Real Club Recreativo de Huelva. Ver algún partido de fútbol o alguna película y, sobre todo, leer.

P. - ¿Con qué personaje te gustaría compartir una cena y de que conversaríais?

R. - Con Jesucristo. Me gustaría hablar con él de la miseria, del hambre, de las pandemias (cólera, la peste, el tifus, etc), de cómo pudo suceder el nazismo, el estalinismo, las guerras mundiales y miles de sucesos más, de la soledad, del ser humano, etc, etc, etc. 

P. - ¿Qué es lo que más valoras del ser humano?

R. - Honestidad, sinceridad, amistad. 

Juan ha sido un lujazo y un placer echar este ratito de charla contigo, sobre todo, de lo que no se ha publicado nada. Eres un gran conversador del que se aprende un montón. 

Comentarios