sábado. 27.04.2024
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Juan Manuel Seidedos: "Detesto que hayamos tenido que crear leyes necesarias para defendernos de nosotros mismos"

Tenía ganas que se acercara por esta ventana pública uno de los grandes referentes de la cultura de Huelva, me refiero a Juan Manuel Seisdedos Romero.
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Juan Manuel Seidedos: "Detesto que hayamos tenido que crear leyes necesarias para defendernos de nosotros mismos"

Tenía ganas que se acercara por esta ventana pública uno de los grandes referentes de la cultura de Huelva, me refiero a Juan Manuel Seisdedos Romero, a quien Wikipedia lo presenta así: 

"Comienza a pintar a los 14 años y se forma en el Taller de San Cristóbal de Huelva, del pintor Pedro Gómez y del escultor León Ortega, donde aprende fundamentos de escultura, de pintura impresionista y de dibujo. Tiene como maestros entre otros a Moreno Díaz y es uno de los máximos exponentes de la pintura andaluza del siglo XXI.

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En el comienzo de la década de los sesenta forma parte del núcleo del que luego surgió el Grupo Santa Fe. Lo formaron jóvenes interesados en el arte plástico, la literatura o la música, y con una tremenda ilusión por crear un espacio de libertad.

Luego trabaja entre Barcelona y Bruselas. En Barcelona frecuenta el Cercle Artistic Sant Lluc, donde continua aprendiendo y conectando con artistas catalanes. En Bruselas conoce el expresionismo belga y el alemán.

Persona comprometida social y políticamente, ha entregado su vida a la búsqueda artística en diferentes formas expresivas, escultura, diseño, escenografía y otras, siendo en todo caso su ámbito predilecto el de la pintura, donde se mueve como su medio natural. Es un pintor telúrico, profundo, en constante búsqueda evolutiva, que intenta conseguir con sus obras la fusión de la pasión y la razón.

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Ha realizado multitud de obras en diferentes formatos y técnicas, evolucionando desde una pintura realista, pasando por la abstracción y llegando a una forma expresiva personalísima de manchas y formas que concluyen en una síntesis de color, forma y equilibrio.

Tiene obras en el Fondo del Centro de Arte Reina Sofía de Madrid y en el Fondo del CAAC (Centro Andaluz de Arte Contemporáneo) de Sevilla.... "

Aparte yo he de añadir que Juan Manuel es una persona entrañable, cordial, amable, servicial, trabajador, leal, con gran sentido de la amistad, observador, comprometido, y desde luego muy buena gente. 

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Cuando lo llamo para realizar esta entrevista, no lo duda, acepta y con la amabilidad que le caracteriza, comenzamos y todo va fluyendo con mucha naturalidad:

P. - ¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo?

R. - Es evidente que no todos vivimos la misma situación; la élite privilegiada es una constante histórica cada vez más afianzada. En general los que tenemos una edad que nos permite comparar con el pasado cercano podemos observar que hace unos años, por lo que respecta al confort, se vivía bastante peor. El crecimiento de la clase media ha sido muy esperanzador pero la codicia insaciable del poder económico emborrona esa esperanza. En algunos pocos pero importantes aspectos estamos peor: El respeto a la naturaleza; la publicidad agresiva y el control de las personas, que aumenta con los medios informáticos. Y seguimos igual que antaño en el desprecio hacia los otros seres humanos. 

También en la creación de conflictos bélicos con la oculta pero verdadera justificación de intereses económicos. 

P. - ¿Cómo crees ha cambiado la vida después de más de 2 años de pandemia, sobre todo el mundo de la cultura? 

R. - No creo que la vida para nosotros haya cambiado demasiado. Esto ha sido un bache desagradable del que vamos saliendo. Para otras sociedades menos afortunadas habría otra respuesta. Con respecto al llamado mundo de la cultura, ha supuesto una nueva dificultad que añadir a las tradicionales. Si bien es cierto que en situaciones insufribles o difíciles hay artistas que convierten su náusea o su frustación en potentes obras de arte.

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P. - ¿Has pasado miedo en algún momento? 

R. - ¡Cómo no! El miedo es una alarma ante el peligro y ante lo desconocido y ambas cosas forman parte de nuestro vivir. A veces buscamos una gratificación emocional viendo películas de miedo o en historias terribles de las que abundan en la literatura. Pero sí, viví alguna situación de ese miedo real que te seca la boca y te pone a cien el corazón. En plena dictadura franquista, volviendo de Bruselas, sufrí en la frontera de La Junquera un registro con interrogatorio por parte de la policía. Yo era portador entre los calcetines y los calzocillos de unos documentos que tenía que entregar en Barcelona y que me hubiesen causado serios problemas. Sabía como actuaba aquella policía ante los conspiradores contra el régimen. Felizmente no me palparon el paquete, quizás por que eran muy machos, o simplemente tuve suerte. La cosa fue más larga, pero en síntesis ocurrió así. Pasé miedo en otras ocasiones en las que fuí atrevido, aunque pienso que quienes nunca se ponen en riesgo es porque el miedo los domina siempre.

P. - ¿Qué proyectos tienes para el futuro y qué haces ahora? 

R. - Mi proyecto de futuro es agotar la vida que me queda de la mejor forma posible, aceptando los inconvenientes de envejecer y también las ventajas; y sobre todo, haciendo lo que ahora más me complace: trabajar en mi taller escuchando música. 

P. - ¿Qué significa para ti Huelva? 

R. - Huelva me llegó como una marca grabada con el hierro incandescente de la niñez y la adolescencia. 

Uno no decide donde nacer pero se termina amando el lugar que nos toca aunque a veces se llegue a detestar. Con diecisiete años empecé a alejarme de esta ciudad, entonces axfisiante y con pocos alicientes. Tuve la suerte inmensa de tropezar con el arte. El arte entre otras muchas cosas es curiosidad y búsqueda. A ello me puse, pero sin cortar el largo y elástico cordón umblical que siempre tuve con mi tierra. Esta tierra nuestra es muy afortunada en paisajes, clima, calidad humana en general y situada en una zona geopolítica bastante placentera hasta ahora.

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P. - ¿Progresa Huelva adecuadamente? 

R. - Huelva se desarrolla y progresa como todo lo vivo. No le queda otra si no quiere morir. A mi entender no siempre lo hace adecuadamente. A veces se hacen burradas y a veces se hacen bien las cosas. Todo depende de la lucidez o estupidez de quienes tienen capacidad de tomar decisiones. 

También entran en juego los intereses económicos y de poder de algunas empresas y decididores. A pesar de lo negativo, de las cicatrices y de lo que podía haber sido y no fué, la ciudad y la provincia están muchísimo mejor que hace 50 o 60 años. Por otro lado me alegro de que por fín se evite la desaparición del mercado y cuartel del paseo Santafé, y que realmente la ciudad se vaya acercando a la ría... por poner algunos ejemplos. Se podría hacer un catálogo de aciertos y desaciertos, aunque en general la democracia le sienta muy bien a Huelva.

P. - ¿Qué es para ti 'Harina de otro de otro costal'?

R. - Un deseo hecho realidad. Un deseo compartido con Lourdes, mi mujer. Una idea que partió de la necesidad de ambos de huir de la ciudad hacia un entorno mas cercano, y a escala cercana, como son los pueblos. Harina es una suma de energías que actuan entre ellas y van creando un camino propio. 

A nuestras posibilidades se unieron el cariño de nuestra familia, la generosidad de nuestros amigos, el alma del edificio de la vieja fábrica de harina y el arte de tantos creadores que se encuentran cómodos en aquel espacio; todos nos ayudaron a poner esto en marcha. También está mi taller y nuestra vivienda. Mucha vida que a Lourdes le toca gestionar.

P. - ¿Cuáles son tus mejores y peores recuerdos profesionales? 

R. - Tengo muy buenos recuerdos porque he tenido mucha suerte. La vida ha sido generosa conmigo que no tracé ningún objetivo para ella. Un estupendo recuerdo fué el año de trabajo intenso con Jesús Mojarro y la selección de nuestra obra en común para formar parte de la representación española en la Bienal de París de 1971. También la adquisición de una obra por el Museo Español de Arte Contemporáneo, actualmente en los fondos del Reina Sofía y la obra que adquirió el Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla. Otro bello recuerdo es el del taller de Pedro Gómez y León Ortega, al que asistí como aprendiz, o las clases tan útiles de Manuel Moreno Diaz. Malos recuerdos tengo pocos. Quizás porque la memoria se defiende de ellos.

P. - ¿De todos los reconocimientos que has tenido, cuál es el que más te ha sorprendido y el que más has valorado? 

R. - Para mí cualquier reconocimiento me resulta sorprendente, valorable y agradecible. Un reconocimiento muy valorable suele venir por parte de alguien que hace un esfuerzo económico para poseer la obra de un artista que le ha interesado hasta ese extremo. 

P. - ¿Eres profeta en tu tierra?

R. - Estoy muy integrado en mi tierra y creo que hay personas que valoran mi trabajo; quizás otras no, pero aquellas son muy educadas y no suelen hacerlo público; muchas gracias a todas ellas. Bien es cierto que cuando empecé a pintar con cierta pretensión éramos en Huelva un grupo muy pequeño. 

Cualquier cosa que se hacía tenía eco en el entrañable diario Odiel o en la emisora de Radio Nacional de España en Huelva, entonces eran los medios que habia, y esas cosas van quedando. También soy una especie de monstruo de Fankenstein onubense. Mis padres me concibieron en Beas, adonde fueron de luna de miel. Nací en Huelva, nueve meses después. Mamá aportó sangre ayamontina y papá moguereña. Ahora llevo más de veinte años en Trigueros y he caminado y disfrutado por toda nuestra provincia. En los años noventa, junto a Patxi Serveto, recorrimos todos los pueblos recogiendo en un libro la artesanía que aún no había desaparecido.

En Huelva he recibido reconocimientos que agradezco y que rubrican mi identidad choquera:

- Onubense del año de Huelva Información, no recuerdo el año.

- Las uvas de la SER, tampoco recuerdo el año. 

- En 2017 Medalla de la ciudad de Huelva por parte del Ayuntamiento.

- Medalla de Oro de la Provincia concedida por la Diputación Provincial en el mismo año. 

-En 2021 Premio Martín Alonso 

Pinzón de la Delegación del Gobierno en Huelva.

Podría decirse que soy un suertudo profeta en mi tierra aún sin haber hecho jamás ninguna profecía.

P. - ¿Qué recuerdos guardas de tu niñez y qué soñabas ser de mayor?

R. - De los recuerdos de niñez confesables, entre otros, los del maravilloso Bar América, donde mi padre trabajaba de camarero. Recuerdo a los siniestros misioneros que en la posguerra daban sermones por los barrios metiendo miedo a todo el mundo con el pecado y el infierno. Recuerdo a nuestras pandillas trepando por los cabezos a la búsqueda de higos chumbos o jugando a los castillos. 

También el bullicio de las corridas de toros y los toreros a hombros por la calle San José. A las marchas con el Frente de Juventudes, con nueve o diez años, y lo ricas que estaban las papas cocías y aliñás despues de la caminata. A los coches de la funeraria de Morales, con columnas salomónicas en las esquinas, tirados por caballos negros con penacho de plumas blancas. Detrás, los curas y monaguillos cantando el "Dies Irae" y esparciendo el humo y el olor de los inciensarios.. y muchas otras y largas cosas en el recuerdo de aquel niño que soñaba con pilotar aviónes. Con volar.

P. - ¿Quiénes han sido tus referentes personal y profesionalmente? 

R. - En mi formación fueron importantes las personas y las lecturas que fuí encontrando. En lo personal pesan mucho la familia directa y el despertar a los amores. El grupo Santafé me aportó bastante, cultural y afectivamente. Fue un intercambio de amistad y conocimientos. El núcleo inicial lo formábamos Manolo Pizán, Manolo Crespo, Manolo Garrido, Paco Pérez, Víctor Márquez Reviriego, y yo. José Luís Gómez y Ricardo Bada se integraban en sus vueltas vacacionales de Alemania o Argentina...También andaban por allí Diego Figueroa, José María Franco, el Maestro Mora Romero, Angelito López Campos, Manuel Sánchez Tello, Carlos Navarrete...y perdón si olvido a algunas personas, que ocasionalmente acudían a las charlas que se organizaban en la taberna de Boni y de Paca, mis padres. Curiosamente muchas personas adquirimos un amago de conciencia política en las organizaciones fascistoides. Para los jóvenes no había otras. Más tarde en el grupo Santafé, con algunos universitarios militantes de izquierda, se fue definiendo mi tendencia política. 

En Bruselas conocí a un viejo E influyente socialista, Curro López Real, que me convenció para entrar en aquel PSOE, aún marxista, en lugar de hacerlo en el Partido Comunista que fue mi intención inicial. 
 

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Y de nuevo Huelva por en medio, porque el entrañable Currito, como le llamábamos los amigos, aunque exiliado muchos años en Bélgica era de Nerva, cosa que tenía muy presente. Nunca perdió su acento Huelvano. En arte y cultura tengo mucho que agradecer a un puñado de personas, pero especialmente a Antonio León Ortega, a Víctor Márquez Reviriego y a Manolo Moreno Díaz, discípulo de Vázquez Díaz, que trajo a Huelva otra visión del arte. También al pintor Pedro Gómez, que me enseñó a depositar la pintura sobre el lienzo en lugar de arrastrarla; a pesar de que se enfadaba cuando yo intentaba experimentar y pintar modernuras. 

 P. - ¿Qué es lo que más valoras y detestas del ser humano? 

R. - Valoro la empatía, la generosidad, la buena disposición, la inteligencia de quienes tienen la suerte de poseerla. Valoro la capacidad de la especie para crear arte... por mencionar algunas cosas.

Detesto que hayamos tenido que crear leyes necesarias para defendernos de nosotros mismos. Leyes y Moral que no terminan de solucionar el problema. Nunca han parado las guerras, ni el desprecio de unas personas hacia otras. Ver hoy un noticiario es contemplar el fracaso de las buenas intenciones políticas, y la inutilidad de las religiones, que a veces son las que causan los conflictos o son el pretexto. Detesto la codicia de países y particulares que tienen a la mayor parte de la población mundial en condiciones de miseria. Ojalá se encuentre una fórmula antes de la inevitable desaparición del bicho humano. 

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P. - ¿Con qué personaje actual o histórico te gustaría compartir una cena y qué le preguntarías? 

R. - Quizás con Albert Einstein. No le haría ninguna gran pregunta porque seguro que no entendería del todo la respuesta. Como sé que tenia un gran sentido del humor le pediría alguna historia divertida y lo escucharía con admiración y agradecimiento, en el supuesto de él supiera español o yo aprendiese el inglés.

P. - ¿De qué te arrepientes?

R. - En el colegio me enseñaron que el arrepentimiento tiene su máxima expresión en un dolor profundo por cometer algún error que vaya contra las leyes humanas o religiosas. Hoy soy bastante tolerante con mis errores. Cuando no me complace el resultado de un cuadro lo emborrono y hago otro encima aprovechando algo del anterior. En la tarea de vivir entiendo el arrepentimiento como una consecuencia del error del que también se aprende y algo se aprovecha. No recuerdo haber hecho algo tan tremendo que me produjera dolor de corazón. En cualquier caso ahí tenemos al propósito de enmienda, que resulta una buena decisión si se cumple. He metido la pata muchas veces y he desaprovechado oportunidades que nunca volví a tener. La vida sigue.

P. - ¿Quieres añadir algo más?

R. - Dar las gracias a El Diario de Huelva y a tí especialmente por la entrevista. Siempre es bueno pasar alguna que otra vez por la picota y dar fe de vida.

Juan Manuel, ha sido todo un lujazo y una gozada echar este ratito de cháchara contigo. Me alegro haberte notado feliz y disfrutando de la vida habiendo lo que realmente te apetece. 

Un abrazote grande.