José Domínguez Dávila: "En periodos de crisis sobreviven el ingenio y el liderazgo"
Se asoma a esta tribuna uno de los grandes empresarios de la provincia que, a lo largo de las décadas, ha sabido transformándose para liderar los diversos sectores en los que ha emprendido, siempre sin renunciar a su compromiso social con Huelva.

Se acerca hoy por esta ventana pública José Domínguez Dávila, a quien conozco desde el año 1984, cuando en la calle Marina, al paso de la comitiva de las hermandades rocieras de Huelva y Emigrantes ofrecía a los peregrinos unas copas de "fino Currito", que él era el representante. Ahí, fue donde empezó nuestra amistad, que seguimos conservando con el paso del tiempo transcurrido.
Pepe ha sido un luchador nato, emprendedor, risueño, observador, optimista por naturaleza, con alto sentido de la amistad..., y hoy quiero que nos cuente para los lectores de diariodehuelva.es como ha sido su vida profesional, pero antes vamos a empezar con otro tipo de preguntas, pues también interesa su opinión sobre la actualidad que vivimos en este momento, y la primera pregunta es obligada:

¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo?
La verdad es que nadie se esperaba cuando apareció el virus hace dos años, que iba a ocasionar tantos problemas, que traería tantas muertes y que iba a poner patas arriba el mundo. Y fijate como nos encontramos, sumidos en una quinta ola de contagios y sin saber cuándo va acabar esta pesadilla.
¿Cómo crees que ha afectado esta pandemia al mundo empresarial?
Ya no estoy en activo, pero he tenido que ver a mi alrededor como amigos empresarios han tenido que soportar gran parte de la carga de la crisis financiera sobrevenida.
A la incertidumbre que vivimos por algo inesperado y de consecuencias brutales como una pandemia, se le ha unido la incertidumbre de un Gobierno que no ha sabido tomar medidas adecuadas ni en tiempo ni en estrategias. Esto es algo de EGB para un empresario, la rapidez de actuación y la toma de decisiones estratégicas, pues estamos acostumbrados a trabajar con la incertidumbre de los mercados y negocios, sin embargo, hay algo que no se puede permitir ningún empresario, y es no actuar.

Vamos a empezar a que nuestros lectores te conozcan un poquito más ¿Dónde naciste, estudiaste y cómo llegaste a Huelva?
Soy andaluz de origen gallego, nací en Marín (Pontevedra) y llegué a Huelva a finales de los años 40 con mis padres. En aquella época Huelva, Cádiz y Galicia guardaban una relación muy íntima gracias al mar y la pesca. Esta actividad propició que muchos marineros gallegos se trasladaran a más de mil kilómetros por las bondades del clima, ya que permitían a los tripulantes enfrentarse a unas aguas más tranquilas que las que encontraban en las Islas Británicas, Países Bajos ... y en los puertos del norte de España se corrió la voz del dinero que se podía ganar llevando las embarcaciones a otros bancos más propicios.
Así mi padre como Maquinista Naval se trasladó a Huelva con su empresa Los Gabrieles. Más adelante en los años 60 pasaría a formar parte de la empresa holandesa de cruceros "Holland America Lain" hasta su jubilación.
¿Qué haces en la actualidad ahora que te has jubilado?
Yo no me siento jubilado, es decir, la figura del jubilado que existía en la generación de nuestros padres. Yo aún me siento joven, soy una persona activa, socialmente conectada, hago mis pinitos con la tecnología y las redes sociales y para ser sincero me encuentro en buen estado de salud y por qué no decirlo, aún estoy de “buen ver” jajajaja, lo que me hace poder disfrutar de mi tiempo libre dedicándome a mi familia, mis nietas, mis amigo y a mis aficiones: mi barco, el buen comer descubriendo nuevos rincones de mi Huelva maridados con un buen vino y mejor compañía, la de mi mujer .

¿Cómo fue tu niñez, recuerdos que guardas y qué soñabas ser de mayor?
Mi niñez fue espléndida. Tengo muchísimos recuerdos, además muy entrañables en familia, somos 4 hermanos, 2 chicas y 2 chicos, que mis padres supieron impregnar de los valores más auténticos, el respeto, la honradez, el ser buenas personas y la palabra…. Este último no está muy de moda, pero siempre formará parte de quien soy y, así lo saben quiénes me conocen, mi palabra, mi compromiso, mi honorabilidad, representan para mí más que cualquier documento notarial.
Uno de mis recuerdos de niñez es que me recogían en coche de caballos con mis amigos, hijos del comandante del regimiento 34 de Huelva D. Juan Mas quien era el padrino de mi hermana y nos llevaban a pasear al muelle y yo me quedaba siempre ensimismado con aquellos majestuosos caballos percherones por lo robustos y elegantes que eran y mi imaginación volaba con ellos imaginándome miles de historias de niños.
En cuanto a soñar, quién no ha soñado de niño, ¡¡cuántos sueños amigo Camacho!!, de pequeño soñaba con irme con mi padre a navegar por el mundo, pero él sabía de los peligros de la mar y no me dejaba, quería que fuera cajero de un Banco. Pero yo soñaba con salir, y los sueños hay que perseguirlos, así que cuando cumplí los 18 me fui voluntario a la mili en San Fernando (Cádiz ) a la escuela de Suboficiales donde coincidí por aquel entonces con el conocido Andrés Caparrós. Me encantaba la marina y estuve 2 años, pero se cruzó en mi vida la que es hoy mi mujer y los sueños de aquel niño cambiaron por los sueños de un hombre y volví a Huelva donde empecé mi andadura de empresario.
Ahí quería llegar. ¿Cómo fueron tus inicios empresariales?
Con 21 años empecé como comercial, representaba la marca Cuétara. Ello implicaba desplazarse en coche y, como por aquel entonces no disponía de carnet de conducir, decidí contratar a un chofer, al que le pagaba mi sueldo casi íntegro. Aunque no lo parezca a simple vista, fue un buen acuerdo, pues me permitió empezar a conocer el mundo de la empresa y establecer contactos. En 1971 me incorporé a la delegación de Sevilla de Cárnicas Campofrío para gestionar el área de Huelva y provincia. Desempeñé este cargo hasta 1979, cuando me decidí a crear mi propia empresa, nacería así “Distribuciones José Domínguez Dávila” en 1980 para la distribución B2B en el sector alimentación.
Fueron unos inicios humildes, un local alquilado, una furgoneta y un repartidor. Sin embargo, los resultados fueron inmediatos, al año siguiente ya ampliamos nuestras instalaciones, con una nave en propiedad de 700 m2 y pasamos a ser 20 empleados.

¿Qué aprendiste en esos inicios como empresario?
Como empresario aprendí que no solo me gustaba emprender, también contribuir en la responsabilidad social con mi ciudad. Promocionando y colaborando por Huelva, de lo que me siento muy orgulloso, como embajador de nuestra Semana Santa y la Virgen del Carmen allá por el 83.
También, aposté por la creación de empleo, dando a conocer y promocionando establecimientos de alimentación en la radio, premiando a las amas de casa y clientes de éstos, con grandes cestas de alimentación, publicando las entregas de premios en la prensa de Huelva y por supuesto, ofreciendo facilidades de pago para que también pudieran crecer, en aquel entonces “págame cuando puedas, que confío en ti”. . Colaboraba con El Recreativo y otras instituciones onubenses.
¿Cómo fue tu expansión?
La importante expansión que conseguí en la provincia de Huelva, con nuevas marcas de alimentación que se empezaban a introducir, lo que me permitió luchar durante la crisis Financiera del País del año 82-83, e incluso conseguí el apoyo de algunas de ellas como Paternina, Marqués de Cáceres, Purlon, Kraft… Seguí apoyando y soportando las cargas de los pequeños establecimientos. Hasta que la introducción en el mercado nacional de
Grandes Superficies, hipermercados y centros comerciales obligó a poner fin a este primer proyecto empresarial. Sin exigir devolución o pago alguno, a todas las personas en las que había confiado y con la tranquilidad de que, como su Distribuidor, colaboré con todos ellos y sus familias a darles oxígeno. De aquello me llevé grandes amigos que aún mantengo. De la mano de María Luisa Merlo, recibí el “Master de la popularidad de 1983” por mi contribución a la hostelería.

¿Luego fue cuando vino el reto en el sector maderero?
Efectivamente, el conocimiento adquirido como empresario en la distribución B2B y la red de contactos establecidas, me llevaron en 1986 a ser accionista y afrontar un nuevo reto, en un sector desconocido para mí, el maderero. Esto no supuso ningún inconveniente, más bien todo lo contrario, tenía el apoyo de 29 socios más, y la confianza puesta en mí para llevar al frente la Dirección Comercial de la fábrica de tableros aglomerado “Tableros Huelva” a nivel nacional. Y en esta etapa viajando por España, amplié exponencialmente mi red de contactos.
Creo firmemente en todos los pasos que he dado, a lo largo de mi vida. Cada proyecto o reto asumido, independientemente del resultado comercial, los vivo como un absoluto éxito en mi trayectoria, me permite aprender, adquirir conocimiento, y crecer no solo profesionalmente, también como persona, siempre que he podido ayudando a otros y además me llevo grandes amigos.
El mundo del automóvil, también ha formado parte de tu vida. Háblanos de ello FC
Hubo un momento, después de muchas experiencias profesionales que puse el foco en una de mis pasiones, el automóvil. Vi la oportunidad de introducir en Huelva y su provincia, nuevas marcas de coches y me embarqué en 1990, en un proyecto a largo plazo, como propietario de Concesionarios para la Venta y Posventa de las Marcas Maindra, Daihatsu, Subaru, Skoda, entonces poco conocidas.
Pronto me ofrecieron otras Marcas, y tras estudiar la viabilidad de algunas, monté los concesionarios de las firmas Daewoo, SAAB y KIA.
Conseguí expandir y afianzar Daewoo con un 7,5% de cuota de mercado –un porcentaje muy destacado para una marca nueva a nivel nacional- además de lograr numerosos premios de consecución de objetivos también a nivel nacional.
Nuestra evolución fue muy rápida y de la mano de uno de mis mejores activos, mi mujer Pilar que llevaba ya 9 años como jefa de ventas, nos situamos de nuevo en unas penetraciones más importantes de la provincia, en comparación con todas las marcas del mercado. En cuanto a la cuota de mercado en Huelva arrasamos, creamos una empresa de calidad, en la que los clientes se sentían cuidados y atendidos, la famosa experiencia de cliente tan actual.
Tuve el reconocimiento al trabajo bien hecho, pertenecer al Club de la Excelencia
En 2004 inauguramos las nuevas instalaciones con Chevrolet con más de 2.500 m2 de superficie ofreciendo servicio a Huelva, entre exposiciones de vehículos nuevos y posventa. Seguimos creciendo con nuevas marcas, Alfa Romeo y Lancia, adquisición de propiedades….

¿Cuáles son tus satisfacciones principales como empresario?
Como empresario me quedo con la satisfacción de haber hecho un buen trabajo, haber contribuido socialmente, haber superado algunas crisis y poder legar mi conocimiento y empresa. También el reconocimiento de ser uno de los protagonistas de “Testimonios para la Historia” del escritor Ángel Font. Y como recoge y refleja en su libro “El crack del 2008. En la crisis que cambió el mundo”, siempre he llevado Huelva por bandera, aun siendo gallego de nacimiento.
¿Cómo fue el relevo generacional profesional?
Compartí los últimos 4 años con mi hija, quien tras una consolidada trayectoria profesional asumió el reto del relevo generacional, nos enriqueció muchísimo a los dos.
Muchas veces en la vida nos preguntamos ese “para qué estoy yo aquí” es como esa necesidad que tenemos todos de dejar huella, y en ese momento mi huella quedaba en el relevo de mi hija.
En 2015 se cerró el último concesionario oficial de Chevrolet en Europa. Su matriz, General Motors decidió que la firma abandonara el mercado europeo ante el solapamiento de gama que había con los modelos de Opel (Vauxhall)
Aunque esta etapa fue muy dura y larga, el tener bien anclados valores como compromiso y honestidad nos ayudaron a trazar el camino a seguir hasta el cierre de nuestra empresa.

Tu mujer y tu hija han estado trabajando junto a ti mucho tiempo ¿cómo se lleva eso de estar trabajando con el núcleo familiar?
Compartir familia y empresa es algo que se debe trabajar cada día, habría mil historias que podría compartir, anécdotas o truquillos que utilizábamos para poder darle oxígeno a separar lo profesional de lo familiar…
Una de mis frases siempre ha sido “Querer es poder”, soy más soñador y Pilar incluso teniendo una visión más realista, siempre ha estado a mi lado y ha confiado en mí incondicionalmente. Así ambos hemos compartido las dos visiones para luchar,
✓ Con compromiso y pasión por el mismo objetivo
✓ Con conexión, implicación y comunicación intensa, a veces extensa…
✓ Confianza y respeto, en una empresa es muy importante para mantener equipos
unidos y comprometidos
✓ Y una gran dosis de coraje, no puedes ser empresario sin coraje
En periodos de crisis sobrevive el ingenio y liderazgo.
Le he puesto constancia y pasión a mi trabajo, soy un gran observador y como decía antes, en mi bolsillo nunca faltó el ingenio. Desde que de jovencito contraté a un chofer y obtuve beneficios, para mi hay muchos tipos de resultados, no solo el económico, nunca me ha faltado el ingenio.
Las personas a veces se centran en “no tengo tiempo, no tengo dinero, no tengo el material, no tengo el conocimiento”… si yo me hubiera centrado en eso, nunca hubiese emprendido, ni alcanzado tantas metas en mi vida. “Querer es poder”.
El buen trato, la honradez, y mi palabra son inamovibles en mis valores, aquellos que me enseñaron con su ejemplo y con mucho amor mi madre Rosario Davila y mi padre José Dominguez.
También tengo una larga lista de defectos que no voy a decir, por puro pudor y edad, sin embargo, y siendo como soy, he recibido muchísimo: Amigos, respeto, cariño, gratitud, abrazos, reconocimientos, unas cuantas placas conmemorativas y elogios que no me tomo muy en serio, diría ¡anda ya!
¿Cómo se miran a los empresarios?
Hace poco oí: “Muchos miran al empresario como el lobo que hay que abatir, otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar y muy pocos lo miran como el caballo que tira del carro”
Yo añadiría, que una parte de nuestra vida depende directamente de la calidad de nuestras relaciones y es importante cuidar a las personas, de tu empresa, tus compañeros, tus clientes, tu familia, … y, las relaciones con ellos.
Muchos al leer esto pensarán “la edad”, pues si señores la edad, la experiencia es lo que nos enseña y lo que nos hace seguir creciendo. En el momento que dejamos de aprender un abuelito se instala en nuestro cuerpo y yo aún me siento muy joven. Por cierto, al único cargo al que no pienso renunciar jamás es al más importante que tengo: el de abuelo.

Pepe, me ha encantado este ratito que hemos echado de cháchara, donde te he notado muy optimista y con ganas de hablar y contar tu vida empresarial, lo que me ha parecido fenomenal, pero hemos llegado al final, ¿quieres añadir algo más?
Queridísimo amigo Camacho; mil gracias por esta bonita invitación a pasear por mi vida, pero sobre todo, gracias por ofrecerme la ocasión de mostrar mi historia e infinita gratitud a mi familia y a tantos amigos y amigas queridas.