sábado. 27.07.2024
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J. M. Martínez Macarro: "Descansar no consiste en no hacer nada, sino en cambiar de actividad”

Aunque siempre de alguna manera ha estado vinculado al mundo de la radio ha sido la Diputación de Huelva, donde ha desarrollado su vida profesional
J. M. Martínez Macarro: "Descansar no consiste en no hacer nada, sino en cambiar de actividad”

A José María Martínez Macarro, lo conocí hace cerca de 40 años cuando coincidimos en Radiocadena Española, y desde el primer momento hubo una buena sintonía entre nosotros, lo que nos ha hecho mantener una buena amistad, que perdura en el tiempo. Aunque siempre de alguna manera ha estado vinculado al mundo de la radio ha sido la Diputación de Huelva, donde ha desarrollado su vida profesional.

Nuestro entrevistado de hoy, es persona cordial, simpático, de fácil sonrisa, sociable, trabajador, de ideas claras, con don de gentes, positivo, servicial, alto sentido de la amistad, apasionado de Huelva, buena persona...

Cuando le propongo echar un ratito de charla para que los lectores de diariodehuelva.es puedan conocer fundamentalmente su opinión sobre la actualidad que estamos atravesando, acepta del tirón y este es el resultado.

-¿Qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo?

Estamos atravesando, quizás, una de las peores crisis de los últimos tiempo y, seguro, la peor del siglo XXI.

Esta pandemia y sus consecuencias van a tardar en salir de nuestras vidas y van a dejar tras de sí un reguero de malestar que será difícil de olvidar.

Ahora, como convencido de la bondad del ser humano, no dejo de tener esperanza en que la superaremos, volveremos a vivir en armonía y hablaremos de ella como un negro sueño, como recordamos la mal llamada gripe española.

-¿Qué hiciste en tu día a día durante el confinamiento? ¿Dónde y con quién lo pasaste?

-Metido en casa absolutamente. Yo, como sabes, vivo solo en Punta Umbría, aquí tengo todo lo que podía desear y necesitar, y mi día a día se limitaba a ir a por el pan, supermercado una vez

por semana y, cuando abrieron un poco la mano, ir a pasear la horita que nos dejaron por la playa y echar una mano, si era menester, a alguna de las buenas amigas que tengo por aquí.

Mucho leer, mucho escribir, algo de ejercicio, ejercer de “amo de casa” ya que la asistenta no podía venir y entretenerme mucho con las plantas que tengo en la marquesina. Un día a día

completito, vamos.

-¿Cómo crees que cambiará la vida después de la pandemia y sobre todo en Huelva?

-En general la vida no tiene que cambiar en esencia. El pueblo está anclado en sus quehaceres cotidianos que ahora andan alterados, pero que en cuanto puedan volverán a sus rutinas habituales.

Quizás las que cambien sean las empresas en relación con el trabajo de sus empleados y algunas descubran que el teletrabajo no es una ciencia ficción sino una realidad que en esta ocasión les ha sacado las castañas del fuego.

Y con respecto a Huelva, lamentar la pérdida de algunos seres queridos o conocidos y poco más. Huelva es una ciudad fuerte, habituada a los avatares, de gente emprendedora, y que sabrá sacar adelante el futuro.

-¿Has pasado miedo en algún momento?

-Como ser humano que soy, si. Ten en cuenta que es muy grande lo que está pasando y tremendamente alarmante lo que nos cuentan los medios de comunicación. El bicho se ha metido en nuestras vidas sin llamar y tenemos que hacer con él como hacemos con el agua del mar en verano: temerla no, pero respetarla sí. Y de locuras las mínimas. Las osadías para el Cid Campeador.

 -¿Qué proyectos tienes para el futuro?

-VIVIR. ¿Te parece poco? Ver a mis hijos asentados en sus trabajos. Ver crecer a mi nieta. Ver mantener mis amistades. Ver salir el sol y ver ponerse el sol. Entretenerme con lo que sea.

Soy un jubilado que aplica la máxima de: “Descansar no consiste en no hacer nada, sino en cambiar de actividad”.

 ¿Qué es lo que has echado de menos en estos nueve meses que llevamos pandémico?

-Mi familia y el contacto con las personas. Tu sabes que yo no soy  una persona especialmente retraído, que me encanta saludar y ser saludado, que cuando voy por la calle Concepción (para mí de la Concepción al Punto) puedo tardar media hora en lo que se echan diez minutos, que el ideal personal mío es el urbanita y que ahora me tengo que limitar al par de amigas que tengo en Punta, con las que más contacto tengo, y con la dependienta del pan o la  cajera del super.

En verano, como las condiciones fueron más laxas, el bajar a la playa eran unas vacaciones en la contención. Pero ya eso se acabó.

-¿Qué es lo que más te ha dolido de estos últimos meses?

-La cantidad de fallecimientos, la cantidad de familias rotas, la cantidad de miseria que, a pesar del esfuerzo del Gobierno con ERTES, ayudas y otras medidas, ha producido el maldito virus y, nivel personal, como ya te he dicho, el estar alejado de mi familia y mis amigos.

-¿Cuáles son tus mejores y peores recuerdos de tu vida en Diputación?

-Indudablemente en mejor recuerdo es la toma de posesión y el peor, el día que firmé la jubilación. Para mí, la estancia en esa institución ha sido un enorme y largo recreo y, cuando me tocó incorporarme a la vida civil, algo se me quedó en ese Gabinete.  En Diputación he sido tremendamente feliz, he estado rodeado de unos compañeros inigualables, he congeniado con todos, desde el más alto dirigente hasta el más honorable mozo, y los

veintimuchos años de convivencia han sido fructíferos, provechosos y de una convivencia ejemplar.

-¿Echas de menos el mundo de la radio? 

-Mucho. La radio es otro mundo. La radio es hacer sin ver. La radio es transmitir sin notar. La radio es comunicar sin imagen. La radio es Alicia en el País de las Maravillas, es Peter Pan, es La

vuelta al mundo en 80 días, es Tom y Jerry, y Correcaminos, y el Pato Donald, y Popeye. La radio es

supercalifrágilisticoespialidoso. No creo que nadie que haya pasado por estar delante de un micrófono hablándole a

quinientas, mil, diez mil, o veinte mil personas, se haya arrepentido luego.

-¿Serías de los primeros en vacunarte del Covid?

-Sí. No tengo ningún reparo en ser de los primeros aunque lo haré, seguro, cuando me toque. Tengo plena confianza en nuestras autoridades sanitarias, tanto a nivel nacional, como a nivel local, y cuando ellas decidan que le toca al factor o al grupo al que pertenezco no tendré ningún inconveniente en vacunarme. Creo que es una obligación de buen ciudadano, por el bien propio y por el bien de todos los que te rodean y convives.

-¿Qué papel crees que están jugando los medios de comunicación en esta pandemia?

-Un muy importante papel. Tanto el radiofónico, como el audiovisual, como el escrito están desarrollando una labor digna de encomio, trasladándonos allí donde está la noticia, haciéndose eco de las recomendaciones de los expertos, mostrándonos imágenes de lugares impactantes y estando siempre al pie de la calle para tenernos al día de los cambios en el devenir de la sociedad.

- ¿Y las redes sociales?

-Las redes sociales son el nuevo teléfono de bakelita con el que nos comunicábamos en nuestra prehistoria. Y, lo mismo que antes había que desenganchar a muchos de nosotros del aparato, ahora hay que vigilar muy de cerca el uso y disfrute de las mismas. Han sido, y son, el medio de comunicación rápido y eficaz para la transmisión de los diferentes cambios efectuados en nuestros días, pero no dejan también de ser un arma de doble

filo si no contienes su uso. Al no haber una ley estricta que regule su utilización, muchos abusan de sus bondades y transmiten la idea equivocada de para qué fueron creadas.

-José María estamos llegando al final de esta entretenida entrevista que hemos mantenido, pero si quieres añadir algo más, hazlo. 

-Que la próxima vez que nos veamos sea con un café por delante, sin mascarillas y pudiendo estar rodeados de nuestros familiares y amigos.

Amigo, que siempre es una gozada echar un ratito de charla contigo, que me alegro un montón verte tan en plena forma y disfrutando de los placeres de la vida de jubilado, y que se te quiere .