jueves. 28.03.2024
El tiempo

Fátima Aburto: "Estamos ante una situación similar a una guerra, incluidos los muertos"

Charlamos con Fátima Aburto, médica adjunta (FEA) en el Servicio de Pediatría de Huelva durante más de 30 años
Fátima Aburto: "Estamos ante una situación similar a una guerra, incluidos los muertos"

Es todo un lujazo tener como invitada hoy a María del Rosario Fátima Aburto Baselga una mujer de 72 años, hija, madre y abuela. Especialmente médica.

Nacida en Madrid en una familia burguesa, liberal, privilegiada desde el nacimiento. Aún así, según me cuenta, le costó que le permitieran estudiar una carrera, siendo una chica. Licenciada en Medicina y Cirugía en la Complutense de Madrid, Especializada en Pediatría y Puericultura en Andalucía, Título de Neonatología, y Cuidados Críticos Pediátricos por La Paz, Madrid.

Su pequeña familia rodó primero por Granada, Alemania, Madrid y llegaron a Huelva en el 1977.

Fátima se expresa asi: "Aquí me sentí en casa desde el principio, una ciudad amable, abarcable, de clima excelente, en fin, el paraíso".

Médica adjunta (FEA) en el Servicio de Pediatría de Huelva durante más de 30 años, Responsable de la UCIN y Directora de la Unidad de Gestión de Pediatría durante un año, al final del periodo de ejercicio.

Del año 2000 al 2012 representó electa por el PSOE en Cortes Generales, 7 de ellos como portavoz de exteriores. Vicepresidenta del Consejo de Europa. Máster de Género, Identidad y Ciudadanía por la UHU 2018-19 con sobresaliente.

Cuando me pongo en contacto con élla para charlar un ratito, la encuentro con ganas, lo que me parece fenomenal. Con la amabilidad y cordialidad que le caracteriza, acepta y este es el resultado:

-¿Fátima, qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo?

-Es una situación similar a una guerra, incluidos los muertos. El tiempo está suspendido, esperando que llegue la paz. Y se hace muy largo. Para mí, las características principales son:

a) La incertidumbre: una vivencia de las más duras que existen para cualquier ser humano, porque la falta de seguridad física, de confianza en el futuro, conlleva la falta de libertad. Supone una de las experiencias más traumáticas para las personas, y deja huella profunda, semejante al stress postraumático. Quizá mi condición de médica me haga sentir con más realidad el peligro. Por supuesto la edad también.

b) La falta de contacto humano: no solo faltan los abrazos, los besos, las caricias….falta también las sonrisas. Falta la expresión de los rostros humanos. Las neuronas espejo se

desconciertan y todo ello nos deshumaniza, nos hiere.

c) La imposibilidad casi absoluta de hacer planes: por mucho que la ciencia pueda salvarnos, ya nos sabemos mucho más vulnerables que antes. El miedo corta las alas, te deja sin red. Yo tenía planeado establecer nuevos contactos con IES y CCSS con dos líneas de trabajo ya comenzadas. Pensaba ampliar las charlas de educación afectivo sexual a chavales (ya lo hice dos años en Aljaraque) y ofrecer soporte de crianza/puericultura (lactancia, asesoramiento nutricional y del desarrollo, soporte familiar en postparto y alimentación complementaria, etc.). Estas dos líneas tenían el soporte de los conocimientos ya adquiridos más otros cursos futuros de ampliación de conocimientos planeados en las dos líneas.

Además de estar activa y útil, suponía que en una de las líneas o en las dos podría conseguir material para una tesis doctoral y/o publicaciones que dieran voz a las madres, soporte a las familias en la crianza y, en cuanto a la adolescencia, conocimientos para mejorar el destrozo y la desigualdad, base de la violencia, que causa la pornografía, como fuente fundamental en la iniciación al sexo en la adolescencia.

-¿Qué hiciste en tu día a día, durante el confinamiento y si crees que volveremos a tal situación?

-Durante la pandemia, fundamentalmente lo que hice fue esperar con paciencia, tratar de aclararme y mantenerme a flote. Intenté participar como rastreadora pero no fue posible. En cambio si pude colaborar como asesora de lactancia materna y pediatra en una Red solidaria española. Fue muy gratificante poder ayudar a madres y

padres recientes sin el apoyo sanitario o familiar necesario, cortado por la pandemia. Me dI de alta en todas las alarmas de información sobre el Covid, evolución, fisiopatología, avances en vacunas, repercusión en los niños….Pero el silencio de las calles, la ausencia de presencia humana salvo la obligada de mi pareja, la limitación de movimientos resultaba abrumadora.

Es verdad que la tecnología nos devolvía las imágenes perdidas de los seres queridos, pero sin el contacto, sin la convivencia, se hacía muy duro, incluso a veces servía y sirve aún, para recalcar el asilamiento. De hecho, la comunicación por pantalla hace añorar aún más el contacto físico.

No me gusta mucho guisar, así que no hice pan ni bizcochos, etc., pero además, la obsesión por la limpieza inicial ocupaba muchísimo tiempo, un tiempo siempre valioso.

Coincidió con una primavera preciosa, pero prohibida. Para mi fue terriblemente angustioso. Me quedé sin proyecto de vida, una vida en suspenso, a una edad en la que cada día cuenta como el oro, porque el tiempo de proyectos se acaba y se pierde el impulso. La misma angustia me impedía leer, algo que siempre me ha salvado la vida.

Afortunadamente me enganché a la lectura sonora y lo hice de forma compulsiva. Mi marido y yo, establecimos un circuito entre la terraza y el piso por el que circulábamos, enganchados cada uno a su novela mediante los auriculares para no perder forma física, algo también crucial a nuestra edad.

No, no creo que volvamos a un confinamiento como el de marzo, simplemente porque ya sabemos mucho más sobre como evitar el contagio, porque sería insoportable y porque las vacunas ya están aquí. Pero, además, la violencia latente, que sobrevuela el miedo, lo haría imposible.

-¿Cómo crees que cambiará la vida después de la pandemia y sobre todo en Huelva?

-Hay teorías sobre que se desatará una época hedonista y frívola de toda la gente, semejante a lo que ocurrió tras la Gran Guerra, en los alegres años 20, pero me temo que la crisis económica lo hará poco factible. El deterioro institucional y el crecimiento de las desigualdades y por ende el de la pobreza, va a hacer difícil la convivencia ya muy deteriorada por el desgaste que ha supuesto el distanciamiento social.

Por eso, creo que es el momento de un gran esfuerzo de solidaridad, de reformas sociales potentes, de una forma de vida menos material y más colectiva. Sin embargo, el miedo pasado, la incertidumbre, la pobreza y la terrible situación laboral, va a hacerlo difícil. No imposible, porque también se ha avanzado mucho en conciencia medioambiental, participación social (si, es paradójico, pero la tecnología ha hecho surgir muchos proyectos comunes en red) y el sufrimiento madura a las personas. Así que soy moderadamente optimista.

Huelva, creo que seguirá progresando. Es una provincia muy rica. Siempre me ha resultado chocante que, disponiendo de pesca, agricultura, turismo, minería, industria química y alimentaria, etc., exista tantísimo paro. Y creo que el problema fundamental no son las infraestructuras sino la educación (la madre de todos los problemas).

La educción pública sigue siendo la piedra de toque del atraso en Andalucía, y mucho me temo que los recursos seguirán siendo escasos. Pero la solidaridad europea (¡¡¡¡por fin!!!!) puede ser una oportunidad fantástica y por otro lado cada vez hay mejor personal docente, más comprometido e innovador. Hay numerosos ejemplos

de proyectos cooperativos e innovadores de personas jóvenes y de mediana edad muy prometedores, incluso emocionantes. Por ejemplo, yo conocí en sus principios a los chavales (ya no tanto) de Cienciaterapia (llevan a las aulas hospitalarias la ciencia aplicada para enseñar y divertir a los niños hospitalizados), porque era la Directora de la Unidad de Pediatría en ese momento y desde luego les apoyé para llevar a cabo el proyecto y, ahora, es una alegría ver su expansión por toda la península.

-¿Has pasado miedo en algún momento?

-¡Desde luego que he pasado miedo durante el confinamiento y lo sigo pasando! Más que miedo a la muerte, miedo al sufrimiento que supone una estancia larga en la UCI, miedo a la violencia que la extrema derecha desata, miedo a la inestabilidad social y sobre todo miedo a lo que les pudiera ocurrir a mis hijas y nietos, a mis hermanos desperdigados por la geografía española (somos 7) y miedo al futuro incierto de todos. He procurado disimularlo, superarlo, pero cuando eres la generación de soporte puesto que soy la hermana mayor, la madre, la abuela y la única médica, no es fácil mantener el esfuerzo.

Las pesadillas que tanto han referido muchísima gente han sido realmente devastadoras y aún lo son, aunque con menos frecuencia.

-¿Qué has echado de menos en estos 12 meses que llevamos pandémico?

-Como ya he dicho el contacto social con familia, amigas y trabajo; la imposibilidad de viajar y el frenazo en seco de todos los proyectos vitales

-¿Qué es lo que más te ha dolido de este año de pandemia?

-La perdida de tiempo vital, nuestra única riqueza real como dice José Mújica. En más concreto, la falta de roce, de piel, de presencia física, con familia y amistades.

-¿Qué papel crees que han jugado y juegan los medios de comunicación y redes sociales ante esta pandemia?

-Como humanos la comunicación es lo que nos permite cooperar y realizarnos, somos una especie social y la antropología demuestra que el progreso solo se produce mediante la cooperación entre individuos. Los medios de comunicación son cruciales, pero creo que, en la actualidad, las redes sociales tienen más influencia. De hecho, los medios de comunicación tradicionales se basan muchas veces en tweets, WhatsApp, YouTube y otras.

La gente nos informamos más por redes sociales que por medios de comunicación. Aún más en la situación de escaso contacto social. Lo malo es que la situación tan precaria de los medios de comunicación y la competencia por los lectores hace que se busque el morbo en exceso. No sé porque las malas noticias venden más, siempre me lo he preguntado, pero así es y los periodistas no viven del aire evidentemente, aunque lleven una temporada muy larga ya, en que así lo parece, por la precariedad de su situación laboral. Pero ya antes de la pandemia, la inmediatez de las redes sociales ha supuesto una grave amenaza para prensa escrita en papel y las RTV, y cada vez la condicionan más. Prima la inmediatez, el trazo grueso, la brevedad en el mensaje y desde luego eso no es favorable al análisis, la reflexión y la moderación precisa para la colaboración, tan necesaria siempre y, especialmente en las crisis.

Considero a las redes sociales un instrumento impresionante para concentrar y difundir el conocimiento, si se enfoca con precisión lo que se desea conocer mediante los grupos de expertos. Y una herramienta muy útil para el apoyo mutuo en experiencias y superación de dificultades.

Pero, su propia potencia, las vuelve muy peligrosas como armas de propagación de odios y bulos. Queda mucho por hacer para manejarlas con la prudencia necesaria para que no nos conviertan en borregos y por eso la educación, cada minuto que pasa, es más esencial.

Por lo demás todos tendemos a movemos en los medios de comunicación y los lugares de las redes que coinciden con nuestras creencias y valores, con lo cual, en vez de unirnos, cada vez nos separamos más, nos crispamos, divergemos, nos radicalizamos.

Todo lo contrario de lo que es necesario en las crisis, la cooperación comunitaria, sin la cual es evidente no puede darse el progreso. Más que nunca es necesario luchar por el diálogo, el consenso, la tolerancia, la colaboración.

El periodismo ha cumplido con su obligación de informar, pero el mismo desconocimiento que existía en la ciencia sobre la pandemia se ha trasmitido en crudo a los oyentes, creando la terrible incertidumbre de dolorosas consecuencias. ¿Era posible, es posible hacerlo de otra manera? No conozco la respuesta, pero quizá no. El

problema es que los receptores no tenemos la suficiente educación para poner los filtros necesarios. Y la sobreinformación ha sido y sigue siendo terrible.

-¿Qué te parece el comportamiento de los políticos en general en estos meses de Covid?

-Francamente, mejorable. No me gusta hablar de los políticos en general, generalizar siempre es injusto. Como política que he sido, me disgusta que se me clasifique como “casta”. Las personas somos todas políticas, puesto que la política es la forma de relación entre humanos cuando no hay guerra. Cuando supone nuestro medio de

vida, somos las personas electas más o menos directamente por la ciudadanía para servirles y representarles, en mi caso en la Institución legislativa de Cortes Generales, en las que estuve 12 años.

En mi experiencia, la mayoría de mis colegas de las Cortes, habían llegado allí, intentando hacerlo bien, pero evidentemente éramos personas con todas las características de la población general, buenas y malas, aunque estoy de acuerdo en que un representante popular debería ser ejemplar con más razones que cualquier otra persona. Después y según la pertenencia a cada partido, las ideologías son diferentes y creo que aún hay demasiada poca cultura política en España, como para diferenciar una ideología de otra, y, en buena parte son los partidos políticos, los responsables.

Mea culpa. En su lugar, las personas eligen por la personalidad (incluso la apariencia) del candidato, la tradición familiar, o en contra de un partido concreto. Desde mi propia pertenencia al PSOE, por tanto, creo que el gobierno está actuando razonablemente bien. Le ha tocado manejar una etapa terrible y ha tomado las decisiones correctas, las posibles en las condiciones de nuestro país. Otra cosa es que haya conseguido acuerdos suficientes para evitar la

crispación, el deterioro institucional y la radicalización.

Es cierto que el gobierno es el primer responsable en conseguir el consenso, pero no es menos cierto que dos no pueden bailar si uno no quiere. Y tenemos una de las derechas más destructivas de Europa, incoherente y amparando el radicalismo destructor y difusor de odio y mentira de la extrema derecha. Con el ejemplo cercano de Portugal, creo que nos deberíamos haber podido ahorrar un clima político tóxico en cualquier momento y aún más en una catástrofe como la que vivimos.

-¿Qué diferencia encuentras entre los políticos de la transición y los actuales?

-En cierto modo, la política durante la transición lo tuvo más fácil.

Había un país por construir, todo estaba por hacer y la ilusión de muchísima la gente suponía un empuje muy importante. No quito méritos, creo que se hizo mucho y bien, …. al principio, los primeros 10-15 años. Luego la maldita corrupción, empantanó el progreso social, el país España, que tanto necesitaba de reconstrucción quedo bastante varado.

Aún así, seguramente el ruido de sables y el terrorismo fueron lastres muy potentes por lo que creo que puedo comprender muchas cosas, como que se dejara a la mitad de la infancia en las manos de la Iglesia para la educación, algo, en mi opinión imperdonable y que sigue lastrando al humanismo, a los derechos humanos, a la igualdad en España. ¡Y mira que el Evangelio es un mensaje constructivo! La Iglesia católica supone un peso inmenso en la sociedad española desde los Reyes Católicos hasta la actualidad y la izquierda de este país no ha conseguido deshacerse de ese pesado lastre. En Andalucía especialmente, “el conservadurismo religioso” supone, en mi opinión, un problema importante que en nombre de tradiciones trasnochadas impide progresar, impide la ambición y la confianza necesarias para avanzar.

-¿Qué haces en la actualidad y que proyectos tienes de cara al futuro?

-Actualmente continúo resistiendo con fuerza hasta que llegue a las vacunas. Pero he aprovechado para volver a cultivar amistades antiguas, cultivado el placer de conversar, aunque sea por teléfono, y de disfrutar de “las pequeñas cosas” como el viento y el sol en la piel, el croar de las ranas por la noche, las puestas de sol, o una sonrisa.

Mi proyecto principal es leer lo más posible de aquí al próximo Otoño, para retomar el camino de colaboración e investigación en la crianza y la educación afectivo sexual de los niños. Pero también volver a viajar, dar y recibir miles de abrazos apretados y largos, hacer tertulias… ¡volver a la vida!

-¿Qué necesita Huelva para despegar de una vez?

Creer en sus capacidades. Despojarse de su complejo de esquina del mundo. La cultura tiene mucho que contribuir a esto si la ayudamos. Huelva, además de muchas riquezas materiales, e inmateriales, tiene un gran elenco de artistas de primer orden que, con un poco de apoyo, pueden suponer un antes y un después. El fomento del emprendimiento y la investigación también es básico, pero con el tiempo creo que cogeremos camino. No creo que las infraestructuras de comunicación sean tan básicas como se nos dice, pero en cambio, la colaboración con el Sur de Portugal podría suponer un gran impulso. Es una región muy parecida a Huelva tanto en recursos como en cultura y se alcanzaría el número de población necesario para que los proyectos fueran productivos.

No es necesario mirar a Sevilla o a Madrid para eso, si en cambio a Europa y hay mucho futuro y oportunidades de cooperación muy esperanzadoras.

-¿Qué recuerdos guarda del parto de los quintillizos, los sextillizos y de tu etapa como política?

-Cuando nacieron los quintillizos de Bollullos yo era médica residente, con escasa responsabilidad, así que no supusieron un gran reto. Otra cosa fue el montaje de la UCI neonatal en el 1981 que supuso ponernos a la vanguardia de la neonatología andaluza. ¡La enfermería de Sevilla venían al Manuel Lois a aprender!

En cambio, el parto de los sextillizos, cuando ya era la responsable de la UCIN, si fue una grandísima experiencia. Recuerdo el día en el que el Ginecólogo me anunció un embarazo de 8 fetos (posteriormente se redujeron a 6 intraútero) en la escalera de JRJ; ¡como si me quitaran el suelo de debajo de los pies! Supuso desdoblar la UCIN (lo que ocurre ahora en las Unidades de Cuidados Intensivos con la Covid) con el mismo personal.

Cuatro meses de trabajo intenso, enorme stress, y si, también una experiencia magnífica de solidaridad y colaboración. Más de 40 sanitarios estuvimos localizados las 24 horas del día, dos meses antes del parto sin ninguna compensación retributiva. El plan de trabajo “ Plan octillizos se publicó con el título “Catástrofe Hospitalaria”. ¡Menos mal que poco antes había escrito el primer capitulo de un libro sobre catástrofes! Fue agotador, pero recuerdo esa época como la más plena de toda mi vida. Me sentía tan poderosa, que la vida se encargó de darme una inmensa lección de humildad; la entrada en política.

Los doce años de mi trabajo en Cortes Generales, 7 de ellos como portavoz de exteriores, fueron trepidantes, duros, apasionantes y muy aleccionadores. Lo mejor y más gratificante fueron los fines de semana en las reuniones con asociaciones ciudadanas y visitas a pueblos de la provincia. Conocí el fantástico ejemplo de muchos

políticos municipales socialistas y no socialistas a veces, con vidas tan ejemplares que merecerían monumentos, glosas y estudio de buen hacer. Pero la política es dura y poco agradecida. Tengo que reconocer que no era mi campo, que hice todo lo que pude y que no fue suficiente, aunque me costo mucho grado de salud y una vuelta a la medicina muy dura, aunque feliz. También estoy satisfecha de algunos logros como la Sede europea para la Biodiversidad y mis esfuerzos por defender la industria química, tan denostada en Huelva por desgracia y por contraste la Trasposición de la Directiva europea sobre el régimen sancionador en las transgresiones de la industria

química (o sea el que contamina paga).

Curiosamente, no conservo amistades ni de la medicina, ni de la política. Los afectos humanos son extraños, frágiles y tan valiosos como las más bellas joyas.

-¿Qué opinión tienes de la situación actual del POSE de Huelva?

-Tengo poco contacto con el partido, aunque colaboro con los grupos de trabajo de salud, donde hay excelentes compañeros muy expertos. Pero todos los partidos políticos son actualmente en gran parte máquinas electorales, ciertamente necesarias si consideras que es tu partido quien puede implantar las medidas que tu consideras mejores para la sociedad. Pero al menos en mi partido, me gustaría que hubiera más debate interno, más formación política y metas a más largo plazo. El cortoplacismo que impregna la sociedad actual también hace mella en el PSOE como no puede ser menos, pero deberíamos ser capaces de tener una mirada más a largo plazo.

No creo que en Huelva el PSOE sea diferente del resto del país, y así debe ser. La izquierda es internacional por principio.

-¿Está funcionado bien la Sanidad en Andalucía y especialmente en Huelva?

-Toda la sanidad española está respondiendo con la eficacia propia de un sistema excelente como el que es. Descapitalizado desde la crisis del 2008, devaluado por los recortes y aún así magnífico. En Huelva, la provincia con menos población de Andalucía, falta imaginación, creo. Es cierto que hay pocos recursos y que falta reconocer que, con una población menor y más dispersa, la sanidad debe estar incentivada, cuesta más cara. Pero también, que necesita soluciones diferentes a otras provincias. Por ejemplo, la creación de una gran área sanitaria con el Algarve supondría poder aspirar a tener muchos más recursos y posibilidades de organización mejores.

Y si eso no fuera posible, disponer de especialidades conjuntas con Sevilla, podría suponer una organización mucho más eficiente y atractiva para los profesionales. Por lo demás, creo que la Junta de Andalucía está siendo eficiente en el tratamiento de la pandemia, coincidiendo casi exactamente con las recomendaciones del Ministerio y de los expertos en epidemiologia. No en balde, la Escuela Andaluza de Salud Pública tiene renombre internacional y espero con toda el alma que no se degrade su espíritu, con las nuevas disposiciones del Gobierno andaluz.

-Fátima, me ha parecido interesantísimo este rato de entrevista contigo, y a buen seguro que a nuestro lectores también les encantará. Ahora, si quieres añadir algo más, hazlo.

-Mi generación que afortunadamente, se libró de las guerras que asolaron la primera mitad del siglo XX, está viviendo la suya en el siglo XXI. La pérdida de vidas humanas, el desgate social, económico, de convivencia incluso de violencia, no llegan a tanto, pero es lo más parecido que existe. La pandemia ha llegado cuando aún estaban muy presentes los efectos de la crisis económica del 2008, pero afortunadamente la reacción europea ha sido muy distinta. Eso me da esperanzas. Bueno eso y observar como mucha gente joven como mis hijas y sus criaturas conforman una sociedad creativa, esforzada, buena gente y capaz de retomar la creación de país. Espero con fuerza que se prolongue el periodo progresista hasta que puedan verse sus logros, al menos alguno. Y mientras procuraré volver a ser útil para conseguir estar viva de nuevo.

Lo dicho, todo un lujazo haberte tenido en esta serie de entrevistas en tiempo de pandemia. Un abrazote y disfruta como tú bien dices de este paraíso de tierra que es Huelva.