sábado. 27.07.2024
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Esther Flores: "Si las personas no creen en la política es porque ésta no le ha dado respuestas"

La periodista Esther Flores analiza los tiempos de pandemia que vivimos y la influencia de los medios de comunicación e internet en la vida diaria.
Esther Flores: "Si las personas no creen en la política es porque ésta no le ha dado respuestas"

Esther Flores, nuestra entrevistada de hoy es de esas personas entrañables que te encuentras en la vida, y que cuando la tratas tienes que tenerle cariño. La conocí cuando entró a formar parte de la plantilla de Huelva Información y trabajamos juntos durante algún tiempo.

Esther es periodista de vocación, o lo que es lo mismo, de las buenas, trabajadora excelente, con muy alto sentido de la amistad, empática, cordial, risueña, fiable, positiva, solidaria, culta, lista, intuitiva, con olfato periodístico... y por encima de todo, una bellísima persona.

Cuando la llamo para ofrecerle esta entrevista, se muestra un poco reacia, pues entiende que su opinión no interesará a nadie, con lo que no estoy de acuerdo, pero como buena amiga accede a mi propuesta y comenzamos.

¿Esther, qué opinión tienes de la situación que estamos viviendo? 

No es la primera vez que la humanidad se enfrenta a una pandemia pero sí que es nuevo el hecho de que acontezca estando inmersos en la sociedad de la información, de la comunicación vía satélite, de Internet.

Hemos asistido entre incrédulos y perplejos a una situación que empezaba siendo como tantas otras noticias que vemos en los medios de comunicación pero que parece que nunca nos llegan a tocar directamente: un terremoto, un huracán, un tsunami… catástrofes naturales que nos llegan mientras vivimos nuestro día a día, pero que si nos llegan a rozar lo hacen de refilón. Esas imágenes de China en la que nos reíamos de cómo un dron perseguía a una señora hasta hacerla meterse en su casa de nuevo. No imaginábamos ni por asomo lo que se nos venía encima.

Ahora nuestra percepción ha cambiado y ya no tenemos tan claro que la vida vuelva a ser como antes. La incertidumbre parece haberse instalado en nuestras vidas y como en Expediente X parece que esa verdad que estaba “ahí afuera” se nos ha colado en el salón de casa y parece no querer irse.

¿Qué hiciste en tu día a día, durante el confinamiento, dónde y con quién lo pasaste? 

Pues lo pasé en casa, con mi marido y mis hijas. Teletrabajando y con la esperanza puesta en la llegada del verano y el deseo de que el calor acabase con el virus, con la  enfermedad y con lo peor de esta pandemia: la muerte.

Al principio todo era nuevo, raro y diferente. Mi hija pequeña estaba encantada por no tener que ir al colegio y tener en casa de vuelta a su hermana mayor, que estaba estudiando fuera y tuvo que regresar. Hicimos ejercicio, cocinamos, vimos pelis y series y  todo en familia. No puedo decir que aquello fuera un sufrimiento, la verdad, intentamos sacar lo bueno de esa situación tan tremenda y complicada por la que atravesaba el mundo entero. Los aplausos, la esperanza colectiva, los brindis por zoom, los face time  con amigos… todo parecía ayudar a pasar el trance del confinamiento.

¿Cómo crees que cambiará la vida después de la pandemia y sobre todo el mundo de la comunicación? 

Quiero ser optimista. La información ha sido uno de esos artículos de primera necesidad que nos hemos dado cuenta de que no nos pueden faltar. Cuando hablo de información me refiero a la de verdad. A la que nos llega a través de profesionales.

La manipulación informativa y la desinformación han sido sin duda una de las peores lacras que nos ha traído internet y en especial las redes sociales. He podido ver cómo personas inteligentes y con una formación sólida caían en las redes del engaño y las noticias falsas, ese otro virus resistente que parece haberse instalado en nuestra sociedad y que se ha colado sin permiso a través de nuestros dispositivos móviles.

Los memes nos divierten pero también pueden hacer mucho daño y no somos conscientes cuando los compartimos.

Con la pandemia todo este fenómeno se ha disparado.  Por eso es ahora mucho más necesaria que nunca la labor del periodista, para discernir entre la información y el ruido informativo, para ayudarnos a conocer la verdad, para poder decidir en libertad y no caer en las redes de la manipulación interesada.

¿Has pasado miedo en algún momento?

Claro que he pasado miedo. Sería una inconsciente si no. El no saber qué va a pasar, el temor a lo desconocido. No vivo con miedo pero eso no quita para que lo haya sentido.

¿Qué proyectos tienes para el futuro y que haces en la actualidad? 

Si algo he aprendido, es que el futuro es incierto y no es que no haga planes, pero digamos que no son a muy largo plazo. Disfrutar de mi familia y de los amigos, intentar ser feliz en mi trabajo y hacer felices a mis compañeros, esa es mi meta diaria. No vale la pena sufrir por circunstancias o problemas que no está en mi mano resolver.

Trabajo desde hace ya 20 años como periodista en la Diputación Provincial de Huelva. Soy jefa de Comunicación y tengo la suerte de pertenecer a un equipo de profesionales estupendos, competentes y con ilusión por trabajar en el servicio público y seguir aprendiendo cada día. No me puedo quejar sino todo lo contrario.

Como mis hijas son mayores (15 y 19 años), el año pasado decidí seguir formándome y estoy cursando un master de Liderazgo y Comunicación en la Administración Pública. El mundo de la comunicación es uno de esos ámbitos en continua y acelerada transformación y los periodistas necesitamos aprender a marchas forzadas para poder seguir comunicándonos con la sociedad. Tenemos que informar allí donde están nuestros públicos, a través de los

medios que eligen para estar al día y eso requiere transformación y cambios en nuestra forma de trabajar. Las notas de prensa son un recurso más pero ahora tenemos otros muchos canales y medios para llegar a las personas y en eso estamos, no solo en adaptarnos sino en adelantarnos para que cuando lleguen ya nos encuentren allí. Una tarea ambiciosa pero apasionante.

¿Qué has echado de menos en estos nueve meses que llevamos pandémico? 

Poder viajar para abrazar a los amigos que están lejos y poder acercarme más a los que están aquí. El contacto humano, los conciertos, las fiestas sin distancia social, la vida de antes.

¿Cómo ves la situación de Huelva? 

Hay algo que vengo observando sobre la realidad de esta provincia. Independientemente de que la pandemia ha impactado negativamente en sectores clave de nuestra economía y que va a ser difícil salir adelante, en Huelva ya veníamos arrastrando problemas endémicos como la falta de infraestructuras, a la que culpamos del desarrollo lento e irregular de nuestra economía.

Sin embargo, creo que en esta provincia sufrimos un mal mucho más nocivo, una lacra que está afectando a este país y a todo el mundo: la polarización. Parece una tarea imposible unir a toda la sociedad para conseguir metas comunes. Ni siquiera la pandemia, lo peor que hemos vivido en nuestra historia reciente, ha conseguido unir al país para salir de la crisis. Siento decirlo pero si las personas no creen en la política es porque ésta no ha sido capaz de dar respuesta a sus necesidades.

Si el bien común fuese el verdadero objetivo habríamos asistido a una unión de todos los partidos para afrontar esta situación pero no ha sido así. Eso debilita a las instituciones y mina la credibilidad en los gobernantes. Mientras no exista unión institucional para reclamar lo que necesita esta provincia, seguiremos en el vagón de cola, nunca mejor dicho.

¿Qué es lo que más te ha molestado de esta situación que estamos viviendo? 

Eso, no tener una clase dirigente que haya estado a la altura de las circunstancias. Se han cometido fallos en la lucha contra la pandemia, pero el peor de todos en mi opinión es que hayan primado los intereses partidistas por encima de las necesidades de la ciudadanía.

¿Qué opinas del papel que están jugando medios de comunicación y redes sociales? 

Nunca ha sido tan fácil como ahora comunicarnos con la sociedad y llegar a las personas, y eso es gracias a Internet, al mundo digital y a las redes sociales. Pero, dicho esto, a menudo caemos en la trampa de creer que todas las personas están ahí. La brecha digital sigue existiendo.

En una provincia como Huelva, con una mayoría de municipios por debajo de los 5.000 habitantes y alejados de los núcleos urbanos, la banda ancha brilla por su ausencia y con una población envejecida, las posibilidades de comunicarnos a través de las redes  sociales son mínimas.

Además, tendemos a pensar que las opiniones vertidas en las redes sociales son las de toda la sociedad pero son solo una parte de ella. Las redes son fundamentales para un público joven, consumidor incondicional de todo lo que les llega a través de ellas pero que  al mismo tiempo cuenta con pocos argumentos para saber reconocer la verdad entre la ingente información que reciben, a menudo con intereses comerciales no declarados.  Tenemos ante nosotros importantes retos como sociedad.

Los mejores y peores momentos de tu vida profesional

Lo bueno de la memoria es que es selectiva. Recuerda los buenos momentos y elimina los malos. Cada una de las etapas que he atravesado profesionalmente me ha dejado un  poso importante, que me ha marcado como periodista y como persona.

He tenido la fortuna de contar con grandes maestros y compañeros como Isamay Briones en Antena 3 de radio en Sevilla; Enrique García Izquierdo, Manolo Peral, Rafa Terán o Tellechea en Radio Nacional, donde hice mis prácticas en los veranos mientras estudiaba la carrera en Navarra; Juan Manuel Muñoz en el Huelva Información, Rafael Pérez Unquiles en Teleonuba o Margarita Vázquez en la Diputación. He aprendido de grandes profesionales y así es todo mucho más fácil.

Esta es una profesión de mucho oficio de saber dónde está la noticia y de no perder de vista nunca el interés del público, de las personas, que es a quien nos debemos, por encima del medio o la institución para la que trabajamos.

Esther, que me ha gustado mucho el ratito de charla que hemos echado, pero hemos llegado al final, aunque si quieres añadir algo más, hazlo. 

José Luis, tu que has decidido que esto podría tener algún interés eres otra de esas personas que me han marcado profesionalmente. Tu instinto informativo y tu espíritu comercial no tienen comparación ni rivales posibles. Pero ante todo eres una excelente persona, compañero y amigo. Gracias por todo.

Esther, has acabado ruborizándome. Nos debemos una cervecita.