La ruptura entre Mesa y Comas precipitó la venta del Recre
Las diferencias abiertas entre los dos hombres fuertes de Gildoy España y el descenso a Segunda B hizo imposible la continuidad del proyecto.
La decisión de vender el Recreativo de Huelva, y el consiguiente punto y final al dominio de Gildoy España, ha sido un proceso largo que se ha extendido a lo largo de los últimos meses y que ha transcurrido de forma paralela al distanciamiento entre Víctor Hugo Mesa y Pablo Comas, los dos hombres fuertes del club.
Mientras Comas fracasaba en la gestión deportiva y económica del equipo, al tiempo que acumulaba enemigos mediáticos y crecía su impopularidad, Mesa faltaba a sus obligaciones como socio capistalista de Gildoy y se desvinculaba en la práctica de la entidad al cortar de raíz sus inversiones en la sociedad.
Privado de su principal aporte financiero, el adiós de Gildoy estaba cantado. Comas habría deseado seguir adelante, pero con las cuentas del Recre embargadas por los impagos a Hacienda y la Seguridad Social, no tenía ningún margen para maniobrar. Su única alternativa era buscar un nuevo socio, pero Mesa se adelantó a la maniobra del presidente y le arrebató sus poderes en Gildoy.
La decisión de la Liga de Fútbol Profesional de excluir a los clubes descencidos a Segunda B del plan de saneamiento vinculado a la venta centralizada de los derechos televisivos sólo dejó un camino posible, la venta a alguien capaz de hacer frente a los 5 millones de euros necesarios para evitar el descenso administrativo del Recreativo a la Tercera División.
