El sueño de Marta Garrido de ganar el Mundial pasa por las aguas del Japón
La regatista onubense, actual Campeona de España de la clase 420, se encuentra en territorio nipón para preparar el Campeonato del Mundo de la categoría, que arranca este domingo. El Real Club Marítimo y Tenis de Punta Umbría ha desplazado además a otras dos navegantes y dos embarcaciones.
Carolina Marín ha sido la primera Campeona del Mundo de nuestro deporte. Pero Huelva cuenta con otras deportistas de élite capaces de similares hazañas. Apunten el nombre de Marta Garrido, que se encuentra en estos momentos en Japón para disputar, a partir del domingo, el Mundial de Vela de la clase 420.
La navegante onubense se ha desplazado al país del Sol Naciente junto al Equipo de Regatas del Real Club Marítimo y Tenis de Punta Umbría, que competirá en aguas niponas con dos embarcaciones.
La primera estará tripulada por Marta Garrido y María Jesús Dávila (Club el Candado de Málaga). La segunda, por Carmen Castillo y Aurora Pascual. Les acompaña Nacho Zalvide, director deportivo de la entidad puntaumbrieña.
"El objetivo es hacer un gran campeonato y, porqué no, pelear por los primeros puestos hasta el final. Marta tiene el Mundial metido entre ceja y ceja y llega "extraordinariamente preparada, por lo que no se puede descartar nada a pesar de la competencia que va a tener", destaca Zalvide.
No en vano, Marta Garrido es la vigente Campeona de España y afronta su tercer Campeonato del Mundo, por lo que ya acumula experiencia suficiente para poder calibrar opciones y medir su actuación según vaya transcurriendo la gran cita.
La otra embarcación, compuesta por Carmen Castillo y Aurora Pascual, al ser su primer Mundial, "peleará por las posiciones de privilegio, pero en la categoría de infantiles. Para ellas es un premio estar aquí, y al margen de aprender, estoy convencido que competirán al máximo", recalca el director deportivo.
Hasta el inicio de la competición, los regatistas entrenarán bajo la supervisión de los técnicos desplazados a Japón. La idea es reconocer de forma exhaustiva el campo de regatas, donde al parecer soplan vientos suaves, lo que obligará a las regatistas a sacar lo mejor de sí mismos para aspirar a lo máximo.