Cómo descender al Recre a Segunda B en cinco sencillos pasos

En su condición de máximos dirigentes del club, Pablo Comas, José Luis Oltra y Fernando Iturbe han incurrido en errores de bulto que han conducido al Decano al pozo.

Cuando se produce un descenso, hay muchos responsables. Dirigentes, entrenadores y jugadores son los principales, pero tampoco conviene olvidar el papel jugado por los diferentes actores que conforman el entorno del club. 

Y en el caso del Recreativo, las responsabilidades pueden extenderse a gestores pasados (Mendoza y Dumois dejaron una deuda que explica muchos de los apuros actuales) y a los políticos (el ex alcalde Pedro Rodríguez es igualmente responsable de esa gestión y de vender el club a sus actuales dueños).

Pero sin duda alguna, el peso de la culpa debe recaer, principalmente, sobre los hombres fuertes de la entidad en la presente temporada, a saber, el presidente Pablo Comas, el entrenador José Luis Oltra, y el secretario técnico Fernando Iturbe. Entre los tres han llevado al Decano a la Segunda B siguiendo estos pasos.

ROMPER CON TU ENTRENADOR: La principal diferencia en el organigrama entre el Recre que se quedó a un gol de jugar el 'play-off' de ascenso y el Recre que ha bajado a Segunda B, es Sergi Barjuan. El catalán era mucho más que un técnico en el proyecto de Comas. Entrenaba, alineaba y dirigía partidos, pero también fichaba, asesoraba e impulsaba un modelo deportivo para todo el club. Sin sus conocimientos, el Decano se resintió.

NO PAGAR A HACIENDA: ¿Cuántas veces se habrá lamentado Pablo Comas de no cumplir rigurosamente con la Agencia Tributaria? Cierto es, que dejar de pagar al fisco es un reflejo natural en cualquier dirigente de club, de ahí que Hacienda sea el principal acreedor del balompié español. Pero el presidente debió darse cuenta de que las reglas han cambiado. La AEAT pasó de hacerse la tonta cuando de fútbol se trataba, a imponer una actitud inflexible en cualquier negociación. Con las cuentas embargadas desde febrero de 2014 y Víctor Hugo Mesa mirando para otro lado, el riesgo de que la crisis económica derivara en crisis deportiva era muy elevado.

FICHAR AL TÉCNICO EQUIVOCADO: Visto en retrospectiva, no cabe imaginar peor elección para el banquillo del Recreativo que José Luis Oltra. Al valenciano se le ficha, fundamentalmente, por su excelente trato hacia la prensa y los aficionados -el punto más débil de Sergi-, pero en lo demás no daba el perfil para un club en crisis. Su condición de 'técnico estrella' pronto colisionó con la personalidad de Pablo Comas. Un conflicto previsible viendo las peleas que Oltra había mantenido en el pasado con los presidentes de Deportivo, Almería y Mallorca. Cuando más necesaria era la unión, estalló una guerra civil entre los dos hombres fuertes del club. Además, Oltra no se implicó tanto en la confección de la plantilla -aparte de pedir fichajes imposibles dada la situación económica-, y en lo deportivo cambió la metodología y redujo las horas y cargas de trabajo. Y cuando llegaron las derrotas, no dudó en incentivar el conflicto laboral entre la plantilla y el consejo, lo que repercutió negativamente en el rendimiento del equipo. Con Oltra a los mandos, el Decano ingresó en la zona de descenso, de la que no le sacarían ni Juanma Pavón ni José Domínguez.

HACER UNA PLANTILLA SIN DELANTEROS: No hace falta ser un entendido, para señalar que el Recre inició la Liga con una plantilla descompensada. Para doblar todos los puestos faltaban un lateral izquierdo, un central (Zamora estaba lesionado para varios meses) y un interior zurdo. Sin embargo, la principal carencia estaba en la delantera. No por una cuestión cuantitativa (Braulio, Joselu y Rubén Mesa competían por un solo puesto en el 4-2-3-1 de Oltra), pero sí cualitativa. No había un solo goleador de garantías, como así confirmaron después las estadísticas (4 goles entre los tres en toda la temporada). La marcha de Joselu (3 tantos) en invierno por los impagos, fue bien cubierta por el canterazo Caye (4 goles), pero hacía falta más pólvora.

ENFRENTARSE AL ENTORNO: Nunca se sabrá qué habría pasado con el proyecto de Gildoy, si en lugar de encontrar una feroz resistencia en señalados sectores del recreativismo, hubiera obtenido una mayor colaboración. Lo cierto es que el conflicto entre el consejo y sus opositores se agudizó esta temporada, pese a algunos intentos pacificadores por parte del club. Pero el talante de Pablo Comas acabó por añadir gasolina al incendio y dividió a la afición, justo cuando se necesitaba que todos remasen en la misma dirección. No es de extrañar que algunos aplaudan en silencio el descenso, porque consideran que es la única vía para deshacerse del presidente.