viernes. 29.03.2024
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Moguer llora la crisis más profunda del Pedro Alonso Niño

Moguer llora la crisis más profunda del Pedro Alonso Niño

Moguer es hoy un pueblo triste. Su equipo de referencia acaba de firmar un hiriente descenso de categoría y los moguereños lo sienten como una tragedia propia que pone en peligro una de las señas de identidad de la ciudad, tal y como sucede en Huelva con el Recreativo.

Lo llamativo del caso es que no se trata de un club de fútbol o de baloncesto. Porque la localidad es una excepción en el deporte onubense. Por encima de otras disciplinas, Moguer ama al balonmano y al Pedro Alonso Niño.

Pese a ganar al Manzanares en la última jornada y atesorar diez victorias y un empate, a cambio de 19 derrotas, el cuadro moguereño ha terminado penúltimo, igualado a puntos con el CD La Salle de Córdoba, con el que pierde el 'goal average'. Bajar así es duro, pero hacerlo tras el ciclo más exitoso en la historia de la entidad lo hace aún más doloroso.

En el Pabellón Zenobia Camprubí aún resuenan los ecos de los tiempos de gloria del PAN. Tiempos en los que el club llegó a jugar en la División de Honor Plata, la segunda categoría del balonmano español, toda una hazaña para las posibilidades de un pueblo de 21.500 habitantes.

Consumado el descenso, el conjunto amarillo tendrá que competir en la Segunda División Estatal, la última categoría, y el futuro de la entidad, ahora más que nunca, es incierto, pues a la crisis que afecta a todos los deportes minoritarios, suma su propia crisis generacional.

El partido ante el Manzanares trajo también la retirada del eterno capitán Sergio Cruzado, confirmando el final de la generación dorada. Y la cantera, de la que siempre se ha abastecido el PAN y de la que salieron jugadores como el internacional José Manuel Sierra, languidece en estos tiempos de mil y una alternativas de ocio para los jóvenes del pueblo.