martes. 16.04.2024
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La limitación horaria merma en un 25% la facturación del ocio nocturno

Los empresarios censuran el celo de las administraciones en el cierre de sus negocios que contrasta con la "permisividad" con el consumo de alcohol en la calle.
La limitación horaria merma en un 25% la facturación del ocio nocturno

El ocio nocturno está en el ojo del huracán de la post pandemia. Si los bares fueron la diana en la que las administraciones apuntaron para contener el virus en la primera etapa de la pandemia, ahora son los pub y discotecas los que toman el relevo, propiciando que en la provincia de Huelva la facturación se resienta en torno a un 25%. 

La Junta de Andalucía ha decidido continuar restringiendo el horario del cierres de pubs y discotecas a las dos de la madrugada. Las consecuencias, denuncian, pueden ser dramáticas para muchos negocios. 

Algunos de los hosteleros sondeados por este periódico indica que el mero hecho de contar con este tipo de medidas coercitivas ya implican que se estigmatice al sector, desincentivando el acceso a sus locales e incluso que una parte de la población adopte como medida profiláctica no pisar discotecas ni pubs. 

El empresario Juanma Miguel, regente del Pub Nueva Era de Rociana del Condado, indica que le parecen consecuente las limitaciones siempre y cuando la medida tuviera una extrapolación directa en el consumo de alcohol en la calle. “Nos obligan a cerrar a las dos de la madrugada pero a la juventud se les permite beber en la calle sin mascarilla y hasta el amanecer”. En consecuencia, considera que el cierre del negocio “no termina repercutiendo” en un control efectivo del Covid. 

En este sentido y aunque su facturación se ve resentida en los meses de verano, debido a que una gran parte de su clientela se traslada a los municipios costeros, este año sus ingresos se verá resentido en torno a un 20% con respecto a otros años. 

En los municipios de costa los daños son más acentuados sí caben que en los pueblos de interior.

En primer lugar por el hecho de que el turismo ha mermado por el Covid y, en consecuencia, el número de clientes potenciales. Si a la ecuación se le añade las limitaciones horarias, la facturación cae de manera abrupta, por lo que en estas condiciones se hace muy difícil hacer viable el negocio. 

Oscar Nova, socio fundador y gerente de Grupo M, con negocios en Punta Umbría y en la capital onubense, reconoce que estas limitaciones de horario tienen una incidencia directa en la facturación, “que se ha visto resentida en torno a un 30%”. Por su parte, el empleo se ha mantenido pero a costa de las hora de los trabajadores, que ven así reducido sus emolumentos. 

Al igual que sus compañeros de gremio ve “incoherente” que se les restrinja el horario de apertura, lo que favorece que “los chavales queden en chalet y plaza donde están sin mascarillas”, mientras que, en los locales “se ponen todos los medios para evitar el contagio”.  

Algunos empresarios consultados por este periódico indican que si persisten las actuales restricciones muchos pub y discotecas estarán abocados a su cierre.

En la costa la viabilidad del negocio se mide en los meses de julio y agosto y luchar en estas condiciones económicas post Covid, sumadas a las restricciones de horario, hacen que la supervivencia de muchos negocios estén en juego. 

 Los botellones y las quedadas se incrementa. 

El cierre del ocio nocturno a las dos de la madrugada ha incrementado de manera exponencial los botellones y las quedadas en el arranque de la época estival. 

Aunque la Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo de Seguridad Ciudadana considera como infracción leve el consumo de alcohol en la calle, lo cierto es que hay cierta permisividad por parte de la Policía Local y los ayuntamientos de no intervenir siempre y cuando quienes consumen en la vía pública no incurran en otro tipo de infracciones que afecten a terceras personas por ruido, peleas o suciedad, según ponen de manifiesto algunos vecinos de áreas de movida nocturna.

Las multas oscilan en una horquilla que va desde  los 100 a los 600 euros. Son los ayuntamientos quienes fijan esta cantidad y quienes dan instrucciones a la Policía de incrementar el celo con el que se persigue estas infracciones.

No obstante, los empresarios creen que no está siendo nada flexible con el horario de cierre, mientras que con el consumo en la calle se sigue cierta manga ancha de tal modo que los incides de contagio aumenta mientras que ellos pagan la factura del incremento que está experimenta el Covid.