miércoles. 17.04.2024
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La ermita de Santa Brígida, en Almonaster, también en ruinas

El edificio constaba de una sola nave rectangular y un ábside de planta ultrasemicircular. Sus restos se han deteriorado considerablemente desde los últimos años.
La ermita de Santa Brígida, en Almonaster, también en ruinas

La denuncia del estado de ruina que presenta la ermita de San Salvador, en Puerto Moral, publicada recientemente en diariodehuelva.es  ha despertado el interés por el estado del patrimonio religioso de la comarca serrana. En muchas ocasiones, la restauración llega a tiempo, como ha sucedido con el retablo mayor de la Parroquia de la Concepción de Galaroza, rehabilitado gracias a la iniciativa ciudadana agrupada en torno a la Comisión Parroquial.

Pero en algunos casos el daño ya está hecho. Así sucede con la ermita de Santa Brígida, localizada en Almonaster la Real, concretamente en la falda sur de la Sierra de Santa Bárbara, a unos tres kilómetros de Cortegana.

Según el investigador Santiago González Flores, se ubica sobre un farallón que domina gran parte del territorio de las comarcas onubenses de la Sierra, la Cuenca Minera y el Andévalo. Es un cruce de caminos, un punto estratégico que domina todo el valle y que servía para controlar la entrada y salida de este vasto territorio.

El edificio constaba de una sola nave rectangular y un ábside de planta ultrasemicircular. Sus restos se han deteriorado considerablemente desde los últimos años.

Los datos del templo nos llegan desde hace décadas. Alfonso Jiménez fue de los primeros estudiosos que puso de manifiesto la relevancia histórica de este edificio en su artículo ‘Arquitectura Mudéjar y Repoblación: El Modelo Onubense’, publicado en 1981. Otro dato histórico relevante lo ha aportado en redes sociales el investigador arocheno Antonio Rodríguez Guillén, quien indica que “en una romería en el siglo XVIII, con motivo de la disputa entre Almonaster y Cortegana por esta ermita y por la de Santa Bárbara, apareció el alcalde de Almonaster, espada e ristre, atacando a los romeros, para que abandonaran el lugar”.

Ya no queda rastro de la cubierta del edificio, aunque según González, “a tenor de los restos que se esparcen por la zona, debieron estar cubiertos en teja y contar también con cubierta de madera”.

La importancia de esta ermita radica en ser una de las ermitas serranas más antiguas de la comarca. El edifico debió construirse en la primera mitad del siglo XIII y se debió arruinar ya entrado el siglo XVIII.

Teniendo en cuenta la progresión de su ruina, se estima que se perderán todos los restos en los próximos años.