viernes. 29.03.2024
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La Asociación El Pandero recupera Las Correderitas en Encinasola, una tradición amorosa

El objetivo es volver a vivir aquellos ratos de convivencia donde el folklore y la creatividad eran los principales protagonistas. 
La Asociación El Pandero recupera Las Correderitas en Encinasola cartel
La Asociación El Pandero recupera Las Correderitas en Encinasola cartel
La Asociación El Pandero recupera Las Correderitas en Encinasola, una tradición amorosa

Las tradiciones y el folklore popular son difíciles de mantener con vida. Los cambios, los nuevos hábitos y los gustos sociales van acabando con manifestaciones culturales que lo eran todo en los pueblos de antaño. Por ello, recuperar una tradición patrimonial es devolver a los vecinos y las vecinas parte de sus vidas. Una de las localidades donde más se practica este rescate es Encinasola, gracias a la labor de personas como Tomás López y asociaciones como El Pandero.

La Asociación El Pandero recupera Las Correderitas en Encinasola cartel
La Asociación El Pandero recupera Las Correderitas en Encinasola cartel

Su nueva propuesta es la recuperación de Las Correderitas, celebraciones en las que se cantaba y se bailaba, además de promover el encuentro y el intercambio social. La cita tendrá lugar el próximo sábado, 21 de enero, a partir de las 16.00 horas, en el Llano de San Juan, delante de la puerta de la ermita. Posteriormente, la comitiva se dirigirá a la Plaza Mayor y bajará a la ermita de los Santos Mártires para coincidir con la celebración de San Sebastián. El objetivo es volver a vivir aquellos ratos de convivencia donde el folklore y la creatividad eran los principales protagonistas.

Uno de los impulsores de esta idea es Tomás López, investigador del patrimonio marocho y de otros lugares de la provincia de Huelva. En su opinión, “sé lo difícil que es, la proeza que supone intentar mantener rituales que ahora la mayoría de la gente entiende caducos e inútiles. Pero somos lo que somos porque las generaciones que nos precedieron fueron como fueron y perfilaron modelos culturales y sociales que nos han traído hasta aquí. Es nuestro ADN cultural. Respetar, estudiar, preservar y mantener estas tradiciones debería constituir un orgullo y un aliciente. Además, créeme: yo, como el del papel del caramelo de la semana pasada, lo hago porque creo que debo hacerlo y porque, además, me encanta el añejo tañer de nuestro folclore”.

Explicando el contenido de este ritual, indica este investigador que “el 20 de enero era el día en el que se iniciaban Las Correderitas: las niñas salían a bailar pero casi siempre llovía; San Sebastián las meaba, que dice el refrán marocho. En las esquinas y ensanches de calles y plazas, llegado el atardecer, se daban cita todos los jóvenes que, formando un corro, cogidos de la mano, cantaban dulces y tiernas canciones de amor”.

El hecho de que Las Correderitas comenzaran precisamente el 20 de enero no parece casual. Este es el día de los Santos Mártires San Sebastián y Fabián, a cuyo honor está dedicada una ermita del pueblo marocho, existiendo la costumbre de festejar el día de manera especial en numerosos pueblos extremeños próximos (Jerez de los Caballeros, Fregenal, Burguillos y Zafra, entre otros). En ellos, tal como sucede en Encinasola, además de que se le dedique alguna ermita o iglesia, se conservan recuerdos de fiestas y romerías en su honor. También es el patrón de Huelva y otros pueblos de la provincia como Cabezas Rubias.

En cuanto a la denominación, apunta López que “Correderita” puede ser una evolución de corro, que es la forma de iniciar el ritual. También se recuerda en Encinasola como el “juego de la coliflor”.

Todavía se conservan algunas de las canciones que se entonaban originalmente, que nos hablan del deseo y las prisas por marchar cuanto antes al lugar de reunión, de la forma alegre de entender Las Correderitas o de la relación con otras celebraciones populares.

En otras se mencionan las tareas agrícolas, su impacto en la sociedad de la época, como la semana que los hombres permanecían trabajando en La Contienda alejados del pueblo, o los desencuentros amorosos, constituyendo de hecho una crónica social del pueblo. En cuanto a las melodías, las principales tenían una cadencia lenta y pausada, como corresponde a las canciones de rueda que se cantan mientras se anda, sin dejar de girar.

En definitiva, Las Correderitas era un ritual amoroso, pero también el inicio para la preparación del Carnaval. En realidad, se celebraban durante varios días y, a medida que se acercaba el Carnaval, iba apareciendo el tono satírico, creándose canciones que recogen los acontecimientos del último año. Otra costumbre era que las pandillas abandonaban su lugar habitual de reunión y se desplazaban de calle en calle, cantando y bailando, formándose las comparsas y las murgas que protagonizarían las fiestas carnestolendas.

Esta recuperación de Las Correderitas es uno de los objetivos de la Asociación Cultural El Pandero, piedra angular de muchas de las manifestaciones patrimoniales que se han rescatado en Encinasola.

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