Fernando Trujillo continúa la amplia saga de actores de Galaroza

Fernando Trujillo González nació en Galaroza en junio de 1990, y desde niño sintió cierta atracción por la farándula. Recuerda que era quien alegraba las fiestas familiares o del colegio, con bailes, disfraces y cantes, aunque “aquello no podía llamarse vocación”, confiesa con sinceridad.
Con mayor seriedad se tomó su participación en las actividades culturales del pueblo, con una presencia habitual en teatros y otras citas propias de los Días de la Amistad, la veterana programación veraniega cachonera.
Sus primeros pasos como actor y partícipe consciente del universo teatral se los debe a la recordada compañía Yedra. Fernando se reconoce “deudor de Inma y Nacho, quienes siempre alentaron el potencial que veían en mí, y que ni yo mismo reconocía en aquellos momentos”.
El paso del Rubicón se produjo durante un viaje a Madrid, en busca de su propia identidad. Durante un proceso vital complejo en el que necesitaba reforzar su personalidad y los lazos con su familia, descubrió casi por arte de magia que quería dedicarse a la interpretación.
Fue entonces cuando se decidió a formarse, fue cuando se dio cuenta de que eso era lo que había querido hacer desde siempre. “¿Dónde estabas? ¿Por qué no te he descubierto antes?”, se preguntó cuando descubrió casualmente la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD), en la que se graduó en interpretación en el teatro del gesto en 2014, tras abandonar la carrera de Biología. Continuó sus estudios en la Escola Superior de Dança de Lisboa, con el grado superior en danza (Interpretación y coreografía) en 2014, formación que terminó en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila de Madrid en 2017. Del país vecino se trajo un gran respaldo formativo, el aprendizaje de su lengua e incluso algún que otro reconocimiento, como el Premio al Mérito del Instituto Politécnico de Lisboa al mejor expediente de la promoción 2014-2017.
Entre otros aprendizajes, ha recibido el curso de formación de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, curso de voz y técnica vocal con Consuelo García, de verso y voz con Vicente León, entrenamiento ‘El actor y la cámara’ con Juancho Calvo en la Central de Cine, así como otras experiencias que han modelado su estilo actuarial.
Su trayectoria profesional comenzó en Portugal, con trabajos en Lisboa o en el Festival Metadança, de Leiria, pasando ya a Madrid con obras como ‘Tratado de culinaria para mujeres tristes’ o ‘El carnaval de los animales’, hasta pasar en 2018 a la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC).
Su debut en esta compañía le llevó a Milán, donde participó en la representación de ‘La Dama duende’, y continuó con clásicos como ‘El castigo sin venganza’, que alternó con actuaciones en la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, con éxitos como ‘La vida es sueño’.
Su salto a la televisión ha supuesto el conocimiento por parte del gran público de un actor asentado y con tablas, a pesar de su juventud. La serie ‘Amar es para siempre’, emitida en la cadena Antena 3, le ha aportado, además, nuevos registros y aprendizajes.
Reconoce que la pequeña pantalla significa “una intensidad mayor, unos procesos distintos a los del teatro”. No se trata de trabajar más, ya que “a veces tengo ensayos teatrales hasta las dos de la madrugada, pero el ritmo de trabajo es muy alto en la televisión, sin apenas preparación, lo cual te exige una concentración total”.
Su personaje de Fran en esta serie le ha abierto nuevos senderos y, sobre todo, una mayor visibilidad. De hecho, todas las conversaciones que ha entablado con sus paisanos durante las cortas vacaciones que ha disfrutado recientemente en Galaroza, terminaban con la frase “te he visto en la tele”.
Este mayor reconocimiento es nuevo para Trujillo, y ha conllevado su intención de continuar con su formación, en este caso como actor en el ámbito audiovisual y la interpretación ante la cámara.
Ha compaginado la televisión con el teatro, con trabajos en la JCNTC este mismo año. Concretamente, la obra ‘En otro reino extraño’ ha supuesto una variante muy innovadora, al ser concebida para su estreno en redes, de forma virtual, como consecuencia de la pandemia; pero, al mismo tiempo, el gran Lluís Homar, nuevo director de la compañía, ha apostado por lanzar también la versión escénica que se ha estrenado recientemente en el Festival de Teatro Clásico de Almagro 2020.
Ha estado dirigido por algunos de los grandes de la escena en la Península, con nombres como Luis Marrafa, Ángelo Cid Neto, Joao Fernandez, Yoshua Cienfuegos, Marisol Rozzo, Helena Pimenta, David Boceta y otros que le van ahormando su personalidad artística.
En estos años ha cursado carreras de manera informal, que le han marcado a fuego. No sólo en la esfera vital, ya que “Madrid me ha ayudado mucho a identificarme mejor”, sino también a nivel profesional. En este sentido, cada ensayo, cada experiencia le aporta algo nuevo, como la lingüística, que ha perfeccionado para poder interpretar cualquier registro. Reivindica, en este plano, “la gran calidad profesional de las actrices y los actores andaluces, que multiplican su capacidad escénica gracias al dominio del andaluz y de otras dicciones”.
Sigue alimentando la amplia nómina de actores con orígenes en Galaroza, que han llegado a los escenarios de toda España. “Me siento muy vinculado a mis raíces y agradezco el camino desbrozado por paisanos como Mayka, María José, Paco, Aurora, Joaquín, Inma, Nacho, Adán, Rosi, Félix y tantos otros que llevan a Galaroza en su estilo interpretativo”. Son tantos, que Fernando sentencia: “algo tiene nuestro pueblo para la escena, será el agua”.