martes. 23.04.2024
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Crece el número de violaciones en Huelva y hasta un 72 % las agresiones sexuales

Los últimos datos publicados por el Ministerio del Interior a través del Balance de Criminalidad anual han reportado que hasta 19 mujeres han denunciado ser víctimas de violación en la provincia.
Crece el número de violaciones en Huelva y hasta un 72 % las agresiones sexuales

Las denuncias por violaciones y agresiones sexuales no dejan de crecer en Huelva en los últimos años y reclaman una mayor atención por parte de las políticas de género tradicionalmente centradas en los asesinatos.

Los últimos datos publicados por el Ministerio del Interior a través del Balance de Criminalidad anual han reportado que hasta 19 mujeres han denunciado ser víctimas de violación en la provincia en el último trimestre (acumulado enero - septiembre). Asimismo, el informe recoge que en Huelva se han denunciado hasta 141 casos de agresiones sexuales.

Ambas cifras suponen un crecimiento del 46,2 % para las violaciones y un 72 % para el resto de agresiones de tipo sexual, entre las que el organismo incluye las agresiones sexuales sin penetración y otras como la corrupción de menores o la pornografía.

En todo caso, estos datos marcan un máximo histórico para la provincia que ya el pasado año registró 13 violaciones y 82 delitos contra la libertad sexual.

Estas cifras deben ser trabajadas ahora por las unidades de género de las principales instituciones y organismos de la provincia, tradicionalmente centradas en la denuncia y prevención de los asesinatos. Las agresiones sexuales en general y las violaciones, en particular, son uno de los puntos álgidos dentro de la espiral de la violencia machista. 

A menudo este tipo delictivo no es más que la punta del iceberg, no sólo de los casos totales cuyo número se estima que triplica las denuncias interpuestas, sino de un tipo de sistema cultural enraizado en nuestra sociedad y que permite y fomenta esta clase de comportamientos. 

El Pacto de Estado 'olvida' las violaciones

La violencia sexual es, según la definición de Amnistía Internacional, cualquier acto de carácter sexual contra una persona sin su consentimiento, tipificado en el Código Penal como agresión o abuso sexual, según se produzca con o sin violencia o intimidación. La organización internacional considera las violaciones como una de las mayores vulneraciones contra los derechos humanos de mujeres y niñas de todo el mundo.

Los profesionales de los Estudios de Género llevan años reclamando mayor atención pública al problema de la violencia sexual, una cuestión que deja una cicatriz en todas aquellas mujeres y niñas que la padecen: “Estamos empezando a sacar a la luz una realidad que crece de forma silenciosa pero que cada año va a más. Los asesinatos son terribles pero las violaciones y las agresiones sexuales a menudo dejan marcada la vida de una persona para siempre”, explica Silvia Márquez, socióloga especialista en Género y Sexualidad.

Pese a lo evidente y creciente del problema, los expertos consideran que el Estado no despliega los suficientes mecanismos para hacer disminuir las agresiones sexuales. Actualmente el Pacto de Estado solo reconoce 30 medidas que identifican la violencia sexual como un tipo de violencia específica. El resto de propuestas mantienen un perfil ambiguo que se diluye dentro del concepto de violencia de género.

Atacar la cultura de la violación

Aspectos como la banalización de los discursos públicos que a menudo suponen una revictimización de las mujeres han quedado fuera del Pacto de Estado cuando, en la práctica, son considerados como elementos esenciales para el aumento de los casos.

La psicóloga onubense María Hidalgo ha trabajado esta idea en su libro 'La cultura de la violación en España', publicado recientemente por la Diputación de Huelva.

Para la especialista en Género, el patriarcado mantiene relegadas al ámbito privado a las mujeres a través de "potentes herramientas" como son "la limitación de la autonomía, la construcción de la sexualidad a través de la pornografía y la educación en el agrado hacia el hombre". Todo ello lleva a que las mujeres "habitemos día tras día en un universo de miedos".

Detener esta cultura de la violación es el paso previo imprescindible para evitar las agresiones y los feminicidios. "Atender a estas cuestiones, que no son más que el caldo de cultivo de la cultura de la violación, así como poner el foco en los agresores, son aspectos básicos para alcanzar la tan ansiada igualdad", explica.

Evitar que casos como el de Laura Luelmo vuelvan a repetirse en nuestro entorno es el principal objetivo hacia el que el que el feminismo se encamina. Desterrar para siempre la cultura de la violación es el primer paso.