Una actuación vergonzosa de un funcionario público

Aprovecho esta oportunidad que me da el diariodehuelva.es, a través de su sección Sea Reportero, para manifestar mi más absoluto asombro ante una escena que presencié la semana pasada en la Gran Vía de Huelva y al mismo tiempo informar de lo sucedido a todos los lectores de este periódico.
Paseaba yo por la citada avenida cuando, a la altura de la Diputación Provincial de Huelva, me percaté de que un bombero, perteneciente al Consorcio Provincial de Bomberos de esa misma institución, se encontraba subido en una de las grandes farolas de la calle, dejando caer todo su peso sobre ella. En un principio, pensé que el agente se encontraba desarrollando alguna labor propia de su actividad como bombero, pero no era así. Pregunté qué pasaba a algunos de los ciudadanos que se encontraban en la zona y poco después pude comprobar yo misma el motivo de tal actuación: el bombero en cuestión estaba subido a la farola únicamente con el objetivo de colgar una pancarta contra el Consorcio Provincial de Bomberos.
¿No tiene este señor otra manera de colgar la pancarta? ¿Necesita para ello maltratar de esa forma el mobiliario urbano que pagamos todos los onubenses con nuestros impuestos? Son algunas de las preguntas que me hice en ese momento, mientras se iba incrementando mi desconcierto ante tal actitud, que me parece cuanto menos vergonzosa, sobre todo viniendo de un funcionario público que, como mínimo, debería tener el mismo cuidado con las cosas de todos que cualquier persona con un mínimo de civismo.
Lo único que lamento a la hora de escribir este artículo es no conocer el nombre ni del bombero que se subió a la farola ni de los compañeros de trabajo que le acompañaban en ese momento, pues entiendo que esta información, al no precisar sus nombres, puede perjudicar la imagen de un grupo de personas que, seguramente, en su mayoría, son dignos de desempeñar la función que desempeñan y no deben verse perjudicados por la actuación de algunos individuos como estos.
Desconozco si subirse de esa forma a una farola puede acarrear alguna sanción, ya sea por infringir un reglamento interno del Consorcio Provincial de Bomberos o alguna normativa municipal del Ayuntamiento de Huelva. Espero que así sea, pues no creo que cualquier persona pueda dedicarse impunemente a maltratar un elemento del mobiliario urbano que, me consta, tiene un coste de nada más y nada menos que 6.000 euros.
Manuela Gómez (Huelva)
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