Ruth Ortiz, madre y mujer ejemplar

Por fin, y tras una traumática espera de tres años, ha podido enterrar a sus dos pequeños. Una mirada al alma de esta mujer luchadora, con Pilar Enjamio.
Admirable la actitud de esta mujer que basó su fuerza en la mejor motivación que es el amor, el amor a sus hijos Ruth y José. Y escarbó en cada hecho, cada situación, sin desaliento, día a día, peldaño a peldaño, con dificultades nuevas, y hoy por fin ha podido enterrar a sus hijos, ubicarlos en un lugar donde poder llevarles flores y hablarles. Su evolución psicológica ha sido gradual y positiva partiendo de un sufrimiento abismal por la desaparición de sus hijos, la confirmación del padre como asesino, dándose el mayor pico de desequilibrio en una escala durante la celebración del juicio, no pudo ver la cara del verdugo Bretón y declaró a través de una manpara y, aún con angustia, ansiedad, flojedad, porque sus niños merecían justicia y verdad.
Posteriormente, poco a poco, sí podía observar su rostro sin barrera de protección. Psicológicamente, algo material funciona como un sistema de defensa y barrera mental, psicológica ante el recuerdo de nuevo de tanta impotencia, injusticia, incredulidad, dolor en una magnitud extrema, no asimilación de algo brutal y sin sentido. Ante la lentitud judicial, siguió la lucha, pidió los restos de sus hijos para poder enterrarlos y así poder despedir con honor a dos seres maravillosos que le regalaron tantos abrazos y sonrisas, y del sufrimiento pasamos a la etapa de asimilación, su afirmación, su destino era estar poco tiempo en la tierra... Y posteriormente el recuerdo de esos seres que ya no están en presencia física, pero de los que sentimos su aliento y su fuerza en cada instante, cada alegría, en cada tristeza de nuestra vida. Y también por ellos su vida seguirá con una decisión sumamente acertada como es la incorporación a la vida profesional, ejerciendo su labor como veterinaria. Aquí ya nos centramos en la terapia ocupacional con su enorme poder de curación traumática al eliminar la idea de angustia por la idea de sentirnos útiles. Y sabrá y sentirá que dos sonrisas desde lo más ALTO confirmarán: eres la mejor mamá... Gracias por el tiempo que hemos vivido contigo.
María Pilar Enjamio Furelos. Psicólogo