Paco Huelva: "Las redes sociales nos alejan y no alivian la soledad"

En esta entrevista, Paco Huelva habla de El Rocío, como director del 112 y cronista que fue de la romería. También de su último libro, donde aborda temas tan de actualidad como la soledad o las redes sociales.
-Como director del 112 en Huelva, El Rocío es el mayor despliegue que realiza el servicio
- El Plan Romero es el dispositivo de seguimiento más importante que se realiza en Europa, con 6.000 efectivos pertenecientes a la Administración General del Estado, la Junta, las Diputaciones de Huelva, Sevilla y Cádiz y los ayuntamientos de Almonte y de todos en los que salen o transitan las 124 hermandades filiales que existen. Los recursos humanos tienen que estar especializados en numerosas cuestiones, no sólo de seguridad, sino también en las inspecciones sanitarias para garantizar la seguridad alimentaria, el levantamiento de cartografía, o la protección de los animales, por ejemplo. Tiene una complejidad muy importante, no es comparable con ningún otro dispositivo.
-Como almonteño y rociero ¿Cómo vive El Rocío?
-Vivo El Rocío trabajando. Llevo más de 3 décadas haciéndolo, trabajando con mucha intensidad. Tengo muy buenos colaboradores, el 112, que no es un teléfono de la Junta sino un teléfono europeo, está coordinado con todos los servicios operativos.
-Fue cronista de El Rocío ¿En qué consiste y cómo fue esa experiencia?
-Se acompaña a la Hermandad Matriz de Almonte en todos los actos de El Rocío y se elabora un libro con una visión personal sobre el acontecimiento mariano más importante de España. Cada escritor tiene un estilo propio, es una experiencia maravillosa y agradezco figurar junto a Manuel Garrido Palacios o Carlos Herrera. Lo pasé muy bien con mi cuadernillo de notas, hablando con la gente, con una mirada hacia lo antropológico porque las tradiciones hay que mirarlas desde ese prisma: parece increíble que un pueblo haya sido capaz de atraer a personas de los cinco continentes. El libro lo hice desde dos caras: la del niño que nació en Almonte y se fue con 15 años y vuelve con la mirada limpia, y la del narrador.
-Acaba de sacar a la luz 'El Valle de Murphy', un libro de relatos en el que aborda temas de actualidad como la soledad, la inmigración o las redes sociales.
-Es el segundo de una trilogía. El primero, 'Los otros que me habitan', son 12 relatos que se mueven en ambientes rurales. Éste segundo, con 21 relatos, está ambientado en lugares urbanos. Y el siguiente, en el que ya estoy trabajando, será sobre temas fantásticos. Cada relato va acompañado de un dibujo realizado por el pintor y escultor Víctor Pulido, por lo que el libro es también una exposición itinerante. Con Pulido voy a seguir colaborando.
-¿Cómo aborda la soledad y las redes sociales?
-En las ciudades, a pesar de estar rodeados de gente, vivimos totalmente solos. Tengo la certeza de que las redes sociales nos alejan y no alivian la soledad. Falta la visión, el tacto, la sonrisa. No nos forman, sino que nos confunden. Están utilizadas por el poder, que no está en los gobiernos, sino en quienes manejan esas redes sociales. Todos vestimos igual, comemos lo mismo y estamos idiotizados. Estamos en una especie de locura donde la abundancia de información nos hace desconocer en qué lugar ocurren los hechos y nos quedamos solo con los acontecimientos. Ante ello, no nos queda más que buscar dentro de nosotros mismos para buscar la verdad a base de estudio e indagación. Hoy llegas a una parada de autobús y de 15 personas, 13 están mirando su teléfono móvil. Es imposible la comunicación en un mundo así.
-Éste es su octavo libro ¿Tiene predilección por alguno de ellos?
-Decía Borges que para dejar de modificar un poema había que publicarlo. No tengo preferencia por ninguno de mis libros, los acabo y no los vuelvo a ver porque el Paco Huelva que ha sacado el libro ya no existe, ya es otro.
-¿De dónde le vienen sus inquietudes literarias?
- Tuve la suerte de que un zapatero que vivía en frente de mi casa dejó dicho que cuando muriera un cajón de libros sería para mí. Me llegó a los 11 años, los leí todos y, a partir de ahí, continué leyendo.