miércoles. 25.06.2025
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El menor que roba, ¿es un inadaptado social?

El menor que roba, ¿es un inadaptado social?

Análisis de la psicóloga Pilar Enjamio sobre las motivaciones de los jóvenes que delinquen y cómo frenar esas actitudes.

Este verano nos ha alarmado la noticia de adolescentes que asaltaban casas y habitaciones de hotel. Esta personalidad antisocial tiene ya su origen en la primera relación madre-hijo y si hay o no vínculo emotivo o, si en caso de existir, este no perciba ni sienta esa protección materna.

Esta actitud de sustracción pasajera se da cuando hay rivalidad con un hermano y al apropiarse de algo de él se intenta llamar la atención de más necesidad de afecto. Pero cuando estas conductas de inadaptación son repetidas demuestran un fallo en la formación del concepto de sí mismo y consecuentemente en la apreciación de los demás y del propio comportamiento social.

El 'yo' se forja en referencia al universo contextual que nos rodea (familia, religión, cultura, raza) como referencia para la creación de normas y pautas de comportamiento en las que se basa la relación consigo mismo y con los demás.

Cuando hay una insatisfacción y angustia vital y una necesidad psicológica, esta a veces se alivia a través de la infracción, y esa creencia de no sentirse valorados por los demás se atenúa al sentirse superiores cuando arrebatan algo al otro. Así, comienzan robando para hacer regalos a su entorno y que de este modo se les quiera más, también porque odian la dependencia, existen diversos motivos, como “si tú no me lo das, yo lo tomo igual”, pero no debemos obviar bajo ningún concepto ese veneno que se llama droga y que les obliga a delinquir dada la enorme dependencia que esta crea, amén del trastorno mental y los comportamientos anómalos .

Respecto a personalidad, el inadaptado social es egocéntrico y narcisista, sólo importa él, no sus semejantes. Ellos siempre lo hacen todo bien y la culpa siempre es de otros. Ellos pueden burlarse, pero los demás de ellos no pueden. No tienen remordimiento ni alegría ni pena.

Recuerdo a un niño de 9 años en la planta de psiquiatría de un hospital que se consideraba un héroe por haber quemado unos contenedores y un coche cerca de una gasolinera. Su ambiente era desestructurado, su madre le había abandonado, no conocía a su padre, y cambió de cuidadoras varias veces, primero su abuela y después una tía, y a ambas la situación las estresaba. Este menor no sentía amor hacia nadie y hablaba de que en cuanto saliera cometería nuevas fechorías. A edades tempranas y cuando no hay un trasfondo psicótico, se puede anular la actitud antisocial y el que roben haciéndole ver que robar es malo y haciéndole ver que a él no le gustaría le hiciesen lo mismo. Una técnica de psicodrama, por ejemplo, sería de utilidad, así, como hacer que pague o que devuelva lo sustraído, pero nunca llamarle ladrón o malo, porque esto disminuiría todavía más su autoestima . Hay que tratar de comprenderle: “yo te comprendo, pero el comportamiento que utilizas no es el más apropiado”. Así como recordarle que su libertad termina donde empieza la del otro. Todo es respeto y comprensión.

María Pilar Enjamio. Psicólogachichologa

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