Seguramente muchos de mis colegas, versando sus argumentaciones desde el punto de vista psicológico, habrán explicado lo sucedido como que esos chicos son víctimas de la sociedad o de una infancia complicada. Y quizás cada uno de ellos tenga sus motivos o justificaciones de por qué hicieron lo que hicieron.
Pero en esta vida TODO tiene que tener un límite, hasta las justificaciones. Porque si no, también podríamos excusar a ese chico que entra armado en su antiguo instituto y dispara contra todo el que pilla. Ese chico también tiene su justificación.
Considero que el límite siempre está en la salud física y psíquica de las personas. Hasta ahí podemos llegar, porque si nos pasamos, estaremos infringiendo uno de los principios fundamentales de todo ser humano: el respeto.
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