viernes. 29.03.2024
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Los coquineros onubenses se movilizan para faenar en Doñana

Tras 45 días de veda los trabajadores quieren que alternativas para ejercer su actividad "legalmente" en Doñana entre tanto se abren las playas de la costa oriental de Huelva.
Los coquineros onubenses se movilizan para faenar en Doñana

Una veintena de coquineros onubenses se han movilizado a las puertas de la Delegación de la Junta de Andalucía en Huelva pidiendo poder faenar en las playas de Doñana.

Tras 45 días de veda, los trabajadores quieren que alternativas para ejercer su actividad "legalmente" en Doñana entre tanto se abren las playas de la costa oriental de Huelva que se encuentran cerradas para su pesca por no ser aptas para su consumo.

Emilio Jaldón, presidente de la Sociedad de Mariscadores y Coquineros Nueva Umbría, detalla que "sus familias están "asfixiadas pagando la Seguridad Social y sin poder ejercer la actividad para la cual están dados de alta como autónomo". Entre tanto, denuncia que se están pescando y comercializando miles de toneladas de marisco en "zonas contaminadas" ante el drama de muchos trabajadores que "tienen que alimentar a sus hijos".

El sector tiene que lidiar con otro problema que atañe únicamente a los coquineros del área occidental de la costa de Huelva que denuncian sentirse “discriminados” con respecto a quienes pueden faenar en Doñana, gran parte de ellos afincados y oriundos de las localidades sevillanas. 

Los mariscadores consideran un agravio comparativo que municipios como Villamanrique, Pilas, Carrión de los Céspedes o Sanlúcar de Barrameda puedan faenar en la costa de Huelva únicamente por el hecho de que su término municipal se encuentre enclavado dentro del Espacio Natural y colinde con el Parque. Para más inri, no sólo se les permite faenar en la costa almonteña de Doñana, sino que su licencia les da derecho a peinar todo el litoral onubense en detrimento del resto de coquineros, que nunca pueden acceder al interior de las ‘fronteras’ del Parque, donde se encuentra la mejor zona de cría y engorde de coquinas.

El sector sufre otro problema de mayor envergadura: los barcos que se inmiscuyen en la orillan y esquilman los caladeros arrasando con todo lo que encuentran, puesto que los motores hacen un enorme daño a los moluscos. Precisamente para evitar este daño a la fauna marina la normativa indica que esas embarcaciones a motor  sólo pueden trabajar a más de 25 metros de la baja mar. Sin embargo, Emilio Jaldón indica que como acredita la foto que nos facilita, “al final terminan acercándose cuánto quieren para “arrasar con todo lo que encuentra”, envalentonados por el hecho de que “las autoridades políticas hagan caso omiso a las denuncias”. 

Por otro lado, añade Jaldón, además de la mala praxis de estos profesionales el sector sufre la competencia desleal de  “personas jubiladas que con sus lanchas de recreo se dedican de manera furtiva a la pesca de la coquina. Sólo entre Isla Cristina y Ayamonte existen más de una treintena”, denuncia.