Las vacaciones de verano, momento crítico para las relaciones de pareja
Experta lo atribuye a problemas en las parejas que salen a relucir cuando se tiene más tiempo libre y recomienda dedicarse momentos de intimidad con más frecuencia
Casi cada año, las cifras de separaciones y divorcios se disparan al acabar el verano. La razón: las vacaciones. La vorágine de la vida cotidiana no deja apenas tiempo para la convivencia en pareja, y es cuando llegan las vacaciones, especialmente las de verano por su duración, cuando salen a flote problemas ocultos durante el resto del año. En muchos casos, esto acaba en ruptura. Por ello, los expertos recomiendan dejar a un lado las obligaciones de vez en cuando y dedicar tiempo en exclusiva a la pareja.
La profesora titular del departamento de Psicología Clínica, Experimental y Social de la Universidad de Huelva (UHU) y directora del Máster en Sexología y Educación Sexual, Carmen Santín, ha explicado a diariodehuelva.es que, durante el año, “al menos un miembro de la pareja trabaja, ya cada vez más los dos, y, si tienen niños, estos suelen tener actividades durante el curso, lo que hace que la convivencia real se limite a momentos concretos, normalmente el rato después de la cena, que casi siempre lo ocupa la tele”. Por ello, la población “suele tener unas expectativas elevadas de lo que serán las vacaciones, las ven como un momento de relax y disfrute y tienen muchas ganas de que lleguen, quieren olvidarse de todo y centrarse en la familia, pero las expectativas no siempre se cumplen”. A diferencia de esto, durante las vacaciones, “se altera la dinámica habitual en la que nos relacionamos, se convive más y es más habitual que surjan los roces”.
Santín detalla que, en el día a día, “a veces no se discute por no perder el tiempo, pero en las vacaciones se dice cualquier cosa, incluso el reparto de las tareas puede ser motivo de discusión”. Y a esto se añaden los niños, que necesitan “planes alternativos a los que la pareja debe adaptarse”. Esto hace que al final “la pareja tenga la sensación de que las vacaciones tan deseadas no se cumplen, y la pareja se convierta también en un motivo de estrés como ya lo era, por ejemplo, el trabajo”.
Sin embargo, la profesora de Psicología Clínica, Experimental y Social de la UHU precisa que todo esto depende “del tipo de relación de pareja que se tenga durante el resto del año, y en vacaciones sólo se pone de manifiesto lo que ya hay”. Así, Santín plantea que la demanda de divorcio viene a raíz “de lo que ya ocurría antes, pero es cuando estamos relajados y salimos del estrés cuando nos damos cuenta de la calidad de la pareja, y es cuando se ve si es o no lo que queremos”. Normalmente, “se asocian los problemas en la pareja a otras cosas, como el trabajo, y cuando eso desaparece, vemos que es la relación lo que va mal”, afirma. De ahí que sea después de unas vacaciones cuando se decida dar el paso de divorciarse y aumenten los casos especialmente después del verano. Pero si la pareja “tiene buena comunicación y una buena calidad de pareja, una discusión en vacaciones no significa un problema”.
Ante esta situación, Santín recomienda que se busque en la pareja momentos para estar a solas y reencontrarse: “Las parejas tienen que salir de la vida cotidiana y encontrar su momento, algo que hay que hacer todo el año y también en vacaciones, un fin de semana, un día, cualquier momento en el que estar a solas fuera del trabajo y del resto de responsabilidades familiares para poder expresarse sus deseos, necesidades y afectos de manera más relajada”.