Las pymes onubenses pagan al año 1,66 millones por una luz que no consumen
Las pequeñas y medianas empresas de Huelva (pymes), que generalmente utilizan contratos eléctricos 3.0A y 3.1A, de los que hay respectivamente 5.864 y 1.064 en la provincia, están pagando en concepto de penalización por la energía reactiva en torno a 138.560 euros al mes, unos 1,66 millones de euros al año, según un estudio de la comercializadora de energías renovables Unieléctrica. Esta empresa ha tomado como media un modesto negocio de hostelería que utilice, por ejemplo, tres refrigeradores y dos hornos-cocina, un par de ellos de cierta antigüedad y por tanto poco eficientes, que le acarrearía una penalización mensual en torno a 20 euros.
Como explica la compañía en un comunicado, la energía reactiva es una carga que vuelve a la red tras la puesta en marcha de dispositivos electromecánicos, “una electricidad que no sirve para nada al usuario a la vez que sobrecarga y distorsiona la red, en ocasiones de forma muy perjudicial tanto para el distribuidor como para todos sus clientes”. Esta energía reactiva, que queda perfectamente reflejada en el contador y en las facturas, tiene una importante penalización desde el año 2010, elevando los recibos en ocasiones con cientos de euros al año y miles al cabo de unos ejercicios de actividad del negocio.
A nivel español, y tomando como media ese modesto negocio hostelero descrito y penalizado con solo 20 euros al mes, los 830.996 contratos 3.0A y 3.01A (los más utilizados por autónomos y pymes) soportan 16,62 millones de euros de penalización mensuales, unos 200 millones de euros cada año.
Entre las medidas que pueden tomar las empresas para eliminar esta penalización mensual se encuentran “modernizar la maquinaria, si hacer esta nueva inversión es posible para la empresa porque no siempre es viable, o instalar condensadores, unos aparatos que también tienen un coste, pero que solo con lo que se ahorra cada mes se puede autofinanciar en poco tiempo, entre uno y dos años, y a partir de entonces, todo serán beneficios”, explica Diego Montes, director-gerente de la comercializadora de energías renovables y de asesoramiento energético Unieléctrica.
Al respecto, los técnicos coinciden en que reducir la energía reactiva solo tienen ventajas: eliminación de las penalizaciones por el consumo de la energía reactiva, y desde el punto de vista técnico (aunque también con su efecto sobre el bolsillo) una reducción de hasta un 20% en el consumo eléctrico, disponer de hasta un 30% adicional de la potencia nominal antes de la compensación y hasta bajar en torno a un 40% las perdidas por efecto Joule (el calentamiento de la maquinaria por el paso de la ‘corriente’).