lunes. 30.06.2025
El tiempo

Las monjas también desahucian

Las monjas también desahucian

Rocío Medel okupó una vivienda en Huelva capital que llevaba vacía ocho años para que sus dos hijos de nueve y dos años tuvieran un techo. La dueña es una anciana ingresada en la residencia de ancianos Santa Ángela y las monjas que gestionan su patrimonio le exigen que se vaya de la vivienda.

Sobrevive de los trabajos esporádicos que le sale como asistenta del hogar o en tareas agrícolas. Rocío Medel tiene 35 años y es madre y padre de dos hijos, uno de 9 años y una de 30 meses. Es de esas personas que la vida ha azotado con fuerza. Su desesperación ha llegado a tal punto que hace dos meses decidió dar una patada a una puerta y se introdujo en una casa que llevaba ocho años vacía, en la barriada de las Colonias. Anteriormente esta vivienda había sido habitada por otra pareja que tampoco tenía techo.

Pero Rocío vive bajo la amenaza del desahucio, con el temor a que llegue una orden judicial que le obligue a abandonar esta casa. Ha intentado hablar con la propietaria para alquilarla por una cantidad asequible para su bolsillo, pero no lo ha conseguido. La dueña de la vivienda es una anciana que esta ingresada en la residencia de ancianos Santa Ángela, pero hasta ahora las monjas lo han impedido, ellas son las que gestionan el patrimonio de la señora.

Horas después de Rocío ocupar la casa, las hermanas se personaron para comunicarle que tenía que marcharse. "Nosotros decidimos a quién destinamos esta casa", comenta Rocío que le dijeron. Asegura que intentó llegar a un acuerdo con ellas, que le explicó sus necesidades, pero "las monjas no accedieron", afirma.

Ahora esta mujer se enfrenta a una orden judicial que la cita en el Juzgado nº1 de lo penal para declarar como imputada tras una denuncia que le ha puesto la propietaria de la vivienda. A juicio de Rocío todo está orquestado por las monjas, que temen que haga algún daño en el inmueble o que se quede allí de por vida. "Yo solo quiero vivir de forma provisional aquí, hasta que mi situación cambie o alguien me ayude", "No voy a destrozar la casa ni mucho menos, he respetado los pocos muebles que había y he arrinconado todo en una habitación para que no se estropee".

Rocío es consciente que está cometiendo una ilegalidad, pero lo único que pide es tener una vivienda digna para ella y sus hijos, un entorno en el que los niños puedan crecer. Ha reclamado a las administraciones una casa y su paciencia se ha agotado, la burocracia va a un ritmo mucho más lenta que las necesidades que reclaman sus circunstancias. Solo pide un poco de solidaridad, pensaba que en una congregación religiosa encontraría respaldo y no trabas. Sus pertenencias se empaquetan en cajas detrás de la puerta, solo tiene lo preciso para sobrevivir, sabe que un día tendrá que marcharse de allí, pero solo pide que sea a un lugar digno, a un techo que pueda convertir en su hogar y donde no tengan que mirar por la mirilla para abrir la puerta.

Comentarios