El día que la Unión Soviética cartografió toda la provincia de Huelva
La Guerra Fría no sólo se reflejó en las novelas de espías. La tensión entre los dos antiguos bloques que se dividían el mundo, capitaneados por los Estados Unidos y la Unión Soviética, fue real y se extendió a muchos ámbitos de la vida. Podríamos pensar que hasta aquí, a este pequeño rincón de Andalucía, no llegó ese afán por descubrir secretos ajenos y liderar la carrera armamentística, pero sí hubo episodios que se pueden enmarcar en esa carrera por liderar el mundo.
Uno de los más desconocidos es el proyecto de la Unión Soviética (URSS) de cartografiar el territorio español, motivado por la ubicación geoestratégica de la Península Ibérica. La acción incluyó a la provincia de Huelva, y el resultado es un completo álbum de mapas que abarcan todas las comarcas onubenses, en su mayoría realizados en torno a 1969.
Los servicios de cartografía de Estados Unidos y Gran Bretaña hicieron exactamente lo mismo, incluso desde finales de la Segunda Guerra Mundial, apoyados en la labor realizada por el Estado Mayor alemán bajo el mandato de Hitler y el servicio de cartografía militar (Deutsche Heereskarte). Otros proyectos similares había sido ya elaborados por el ejército alemán desde 1940 a 1944, obteniendo mapas que fueron regalados probablemente unos años antes al ejército franquista sublevado contra la Segunda República; así como el levantamiento que realizó el Army Map Services norteamericano en 1942 a 1944.
Uno de los escasos investigadores que conoce a fondo este episodio histórico es Joaquín A. Cortés José, del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA), que ha escrito varios trabajos sobre el tema. Su última intervención en este sentido tuvo lugar recientemente, en el II Congreso Internacional “Rusia y España: política, economía, cultura”, celebrado de forma virtual los días 26 y 27 de noviembre de 2020.
En su trabajo titulado ‘La cartografía urbana del Estado Mayor del Ejército de la Unión de Repúblicas Soviéticas: Andalucía’, que publicó la ‘Revista Catalana de Geografia, Revista digital de geografia, cartografia i ciències de la Terra’, en 2016, explicaba ampliamente los motivos, procedimientos y resultados de esta ardua empresa. Aunque se centraba fundamentalmente en los planos urbanos, también ofrecía datos de interés aplicables a los mapas topográficos onubenses.
Siguiendo a Cortés, podemos conocer que el Estado Mayor del Ejército soviético creó una serie de planos urbanos, dentro de la cartografía militar de los territorios extranjeros, a escala de 1:10.000. Se tiene constancia de 2.133 planos de población, de los que 49 son de ciudades españolas, teniendo algunos hasta dos ediciones. Los planos más antiguos que se conservan de esta serie datan de 1944, pertenecientes a diversas ciudades de Irán, y los últimos son de algunos años después de la disolución de la URSS, el 26 de diciembre de 1991. El primero de la ciudades españolas es el de Algeciras que se levanta en 1971 y los últimos son las segundas ediciones de Barcelona, Cádiz, Jerez de la Frontera, Murcia y Sabadell editados en 1991.
En sus trabajos, Cortés pretende dar a conocer estos mapas, cómo han llegado al mundo occidental, cuáles son sus cualidades cartográficas, informativas y estéticas, plantear interrogantes y formular hipótesis. En su opinión, se trata de “herramientas para la guerra, pero a la vez joyas de la cartografía impresa que, probablemente, son de las últimas antes de la llegada de la era digital”.
Los mapas son de extraordinaria calidad y precisión, más concretamente la de los planos urbanos, con escalas de detalle muy exigentes, amplia información no sólo militar sino también geográfica y urbana, rigor en su levantamiento, precisión topográfica y calidad de edición. Es una cartografía moderna, casi “una base de datos donde se puede poner todo lo que sabes acerca de un lugar en los días antes de las computadoras”, según el investigador Greg Miller.
La Cartoteca del IECA empieza a incorporar estos planos a finales del siglo pasado, a partir de la labor del actual Institut Cartogràfic y Geològic de Catalunya. En sus fondos podemos disfrutar de una completa colección de mapas de Andalucía realizados por la cartografía soviética. Nuestro territorio está cubierto por las escalas 1:1.000.000, 1:500.000, 1:200.000 y 1:100.000; además se editaron en 1989 cinco hojas a escala 1:50.000 de la mitad meridional de la provincia de Almería. De la cartografía urbana disponemos de once hojas, Algeciras (Cádiz), Cádiz, Gibraltar-La Línea, Granada, Jerez de la Frontera, Málaga, San Fernando (Cádiz), Sevilla, Córdoba y la segunda edición de Cádiz y de Jerez de la Frontera.
La primera cartografía que se levanta de Andalucía es la de escala 1:100.000 y 1:200.000 del uso 29 (Parte de Andalucía occidental) en 1969 y en 1980-82 respectivamente. Es a esta partida a la que corresponden las hojas relacionadas con la provincia de Huelva.
Concretando en nuestra zona, se trata de una quincena de planos a escala 1:100.000 en los que aparecen todos los territorios onubenses. A veces, mezclados con otras zonas de las provincias de Sevilla y Badajoz, e incluso del Alentejo y el Algarve portugués.
La ciudad de Huelva no tiene plano urbano específico, quedando limitada a estar presente en uno de los que levanta la zona costera. También destacan las hojas que recogen zonas enteras del Andévalo o la Sierra.
En ocasiones aparecen dos fechas relacionadas con los trabajos, refiriéndose la más antigua a la de la compilación de los datos y la otra a la fecha de su publicación
El inicio de este despliegue por parte de la URSS comenzó tras la muerte de Stalin, en 1953. Se estima que los cartógrafos militares soviéticos produjeron unas 440.000 hojas de planos urbanos.
La llegada de los mapas a instituciones occidentales es propia de una obra de John Le Carré. En plena descomposición del régimen comunista, en torno a 1989 comienzan a salir planos por diversas vías, unas más o menos legales, otras mucho más opacas. La palabra en ruso секрет, (“secreto”) figuraba impresa en rojo en la esquina superior derecha, y se vendieron millones de hojas.
La forma en que consiguieron un resultado de tanta calidad aún no se conoce en toda su extensión. Máxime, cuando se conoce que la Unión Soviética tuvo vetado el espacio aéreo de Europa occidental desde mediados del siglo pasado. Según Cortés, “sólo les quedaba el espacio exterior”, por lo que, a partir del lanzamiento el 4 de octubre de 1957 del Sputnik, primer satélite artificial de la historia, los soviéticos basaron en estos artilugios, especialmente en los Zenit, los trabajos de cartografiar el mundo.
La información contenida en los mapas hace referencia a los organismos competentes, como la máxima jerarquía militar responsable (ГЕНЕРАЛЬНЫЙ ШТАБ , el Estado Mayor General), aunque en los planos urbanos se incluyen referencias como la lista de objetivos importantes o los nombres de las calles.
En definitiva, un auténtico tesoro cartográfico que está a disposición de todos los onubenses en el IECA, que ofrece curiosidades, como los nombres de nuestras poblaciones y topónimos en alfabeto cirílico, así como un caudal de información rodeada de misterio y motivaciones históricas.
