Halloween o el peligro de trocar la fiesta en patología
Se acerca una ancestral fiesta que cada vez tiene más adeptos, y Pilar Enjamio advierte de que nunca se debe ir 'más allá'.
Quedan muy pocos días para esta festividad de origen anglosajón muy marcada en Canadá, Estados Unidos, Irlanda, Reino Unido, pero transmitida a Europa con raíces de la cultura celta como Samhain o Noche de Brujas con la creencia en el último día de octubre de la unión de este mundo con el otro mundo, el de los espíritus en una especie de reencuentro tanto con los espíritus buenos de antepasados como con los malignos, y de ahí las máscaras con esqueletos y seres de ultratumba para evitar ser dañado al adoptar una apariencia similar.
El Samhaim es el final del verano, recogida de cosechas del campo, y el comienzo del nuevo año celta. Un mundo de enigma, de supersticiones, de supuestas creencias como una especie de juego de rol donde se triunfa frente a supuestos espíritus que va mas allá de un disfraz y un reírse con los amigos reviviendo y acrecentando patologías y añadiéndole un elemento adicional como es el consumo de alcohol y drogas, porque de esta forma se conectará con el mas allá y esta conexión no es otra que las alucinaciones resultantes del consumo de substancias tanto aisladas como mezcladas con un efecto nocivo manifiesto.
Hay un momento en que se debe, como se dice textualmente en un lenguaje simple y jerga del grupo, "colocars", para practicar la adivinación y la ouija e invocar espíritus, y esto es muy peligroso. El hecho de realizar acciones guiándose por frases construidas a raíz del movimiento de un vaso con los dedos de los participantes. Este azar de práctica de lo macabro puede convertirse en adicción y crear desequilibrios y anomalías psicológicas en un ambiente de historias de miedo, visión de películas de terror, casas encantadas. En Asturias se hace un banquete encima de las tumbas y esto debería prohibirse.
El disfraz no solo es fiesta y celebración, es la ocasión de solucionar conflictos y rivalidades que no son posibles con la cobardía normal del que se oculta bajo esos ropajes y en una noche de libre albedrío y abuso de todo puede llegar a crear lesiones, enfrentamientos o desgracias que tienen que ver con este mundo, con la realidad y no con un mundo ficticio e irreal fruto de la imaginación o la superstición, los miedos creados por otros. Recordemos un caso de una manzana con azúcar que llevaba clavos en su interior, muy alejado del típico roscón o dulce de muchas frutas en cuyo interior lleva un anillo, una moneda como una especie de juego, el que encuentre el anillo en su trozo pronto se hallará frente al amor de su vida, algo que sí transmite interaccion y risas.
La clave está en el término medio, el equilibrio que permita distinguir lo que es ficción, historia o realidad, lo que es una simple celebrar con amigos o va más allá de eso, la no conveniencia de asistencia a estos actos según sensibilidad, personalidad o patologías actuales, y claro está, lo que es natura y anti natura, lo que es respetuoso o irrespetuoso, que va más allá de teñir la belleza natural del color naranja de la calabaza con el negro y el morado porque un acto sin pensar puede cambiar irremediablemente la vida de uno mismo y de los demás.
María Pilar Enjamio Furelos. Psicólogo
