jueves. 05.06.2025
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El drama de los galgos, los ‘parias’ de la caza

Cada año centenares de galgos y podencos son abandonados a su suerte en la provincia de Huelva, cuando no sacrificados cruelmente por el único 'delito' de no ser aptos para la caza. Un drama que intentan mitigar las Asociaciones animalistas.
El drama de los galgos, los ‘parias’ de la caza

Cada año miles de galgos y podencos son abandonados a su suerte, cuando no sacrificados, por el único 'delito' de no ser aptos para la caza, o lo que es lo mismo: ser morfológicamente deficientes o carente de las capacidades físicas de velocidad y destreza que se busca en estos canes para correr tras las liebres.

Huelva no es una excepción. En España en torno al 85% de su su territorio se encuentra a disposición de la actividad cinegética, que cumple una función primordial dentro del equilibrio de los ecosistemas gracias a los periodos de vedas que permiten regular de manera ‘controlada’ la población de determinadas especies. No obstante, la controversia nace desde el mismo momento en que España, junto con Eslovaquia  y Hungría son los únicos países de la Unión Europea en los que la caza con perros está permitida. Pero la polémica no surge del uso que los cazadores hacen de estos los animales, sino más bien por el destino que se les da a quienes no alcanzan las metas que sus dueños pusieron en ellos: abandono o sacrificio.

Uno de los galgos en el refugio Puntanimals

Este drama lo viven en primera personas las asociaciones de animales quienes, en última instancia, son quienes mitigan las enormes cifras de sacrificio que se dan en esta fechas por parte de cazadores que se deshacen de los galgos sin remordimiento alguno, y con la facilidad de quien cambia de cartucho. A veces sus vida no valen ni eso.  Una soga anudada a su delgado cuello es suficiente para acabar, en pocos y dramáticos minutos, con su vida. La denuncia de las protectoras es dura, pero no menos que la realidad.

 Mari Carmen Mayol, presidenta de Puntanimals, una de las protectoras más activas de la provincia, da fe de estas palabras. “A veces nos llaman algunos cazadores y nos piden que nos llevemos a algunos galgos que no les sirve. Si no podemos venir a recogerlos les pega un tiro. Y lo dicen en serio” Bajo este ultimátum los voluntarios de Puntanimals tiene que desplazarse y sus propietarios a veces se niegan a pagar el cambio de titularidad del animal. 

Frente a este drama no es de extrañar que de los 135 canes que la asociación mantiene en el refugio, 40 de ellos pertenezcan a esta raza de perros. Mayol afirma que “este mes suele ser la fecha en las que más galgos se abandonan”. La otra fecha negra en el calendario coincide con el fin del periodo de veda.  

Desde la veterinaria Pet Condado, en Bollullos par del Condado detallaron a Diario de Huelva que cada semana dan servicio a entre 3 y 5 perros que llegan por parte de asociaciones animalistas como Palma Perruna o Rociana Acoge.

 Las asociaciones animalistas cifran en unos 50.000 los galgos que son anualmente abandonados  cada año. El Seprona, por el contrario, rebaja esta cifra en una horquilla que oscila entre el medio y el centenar de perros de esta raza. El número de animales sacrificados es otro cantar. 

Un grupo de perros toman el sol en la asociación

La guerra de cifras ha llegado al punto de que la Newtral ha salido al paso para reconocer que “no existe una estadística oficial sobre el abandono de animales” en España. Menos aun de datos concretos sobre perros de caza y no hablemos ya de una raza en concreto tales como galgos y podencos, los más utilizados en el sector cinegético. La Fundación Affinity sitúa en 162.000 los perros abandonados en 2020, a falta de tener lista las cifras del pasado 2021.

Los galgos más dotados objeto de robos

Si los galgos menos dotados físicamente sufren el desprecio de los cazadores y valer menos que el cartucho con el que se les finiquita la vida, los más diestros en la caza con liebre son todo lo contrario: altamente codiciados e incluso objeto de robos. Los ladrones comercializan con estos ejemplares que, en el mercado,  pudiendo alcanzan cifras por encima de los 1.000 euros.

La mirada de profunda tristeza de uno de los animales abandonados