martes. 24.06.2025
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Embarazo en la adolescencia

La psicóloga Pilar Enjamio analiza el aumento de embarazos en adolescentes.

A menudo nos preguntamos cómo es posible en una sociedad moderna y con tanto énfasis en la educación, se produzcan tantos embarazos en adolescentes y lo que es peor, la mayoría de las veces con relaciones no placenteras y consecuencias no deseadas.

Es de suma trascendencia una educación sexual conjunta en la familia y en el colegio, la utilización de métodos anticonceptivos adaptados individualmente, dada la intolerancia de muchas mujeres a los componentes hormonales de las denominadas pastillas anticonceptivas que pueden provocar desde nerviosismo hasta cefaleas e hipertensión.

Así, el preservativo tiene un gran poder como barrera contra las enfermedades de transmisión sexual, pero como todo método anticonceptivo no es infalible y puede tener una ruptura inapreciable a simple vista.

Aún así no son los únicos métodos anticonceptivos, pues existen otros como el DIU (dispositivo intrauterino), el anillo vaginal o el diafragma, si bien cabe señalar que estos no protegen de las enfermedades de transmisión sexual.

Aunque los embarazos a edades tempranas varían según las culturas, no existe la madurez psicológica ni la preparación para el rol de madre, para los cuidados y la atención educativa, y mucho menos, la capacidad económica necesaria para prestar unos cuidados imprescindibles al recién nacido.


Me contaba una adolescente que su pareja la había “presionado a mantener relaciones íntimas con la amenaza de abandonarle” y ahora que iba a ser madre le había abandonado, algo que, por desgracia es más común de lo que parece y que la falta de autoestima y la inseguridad de la menor provocan finalmente que cedan al chantaje.

Además, el alcohol y determinadas drogas como el éxtasis y las anfetaminas provocan desinhibición y estimulación sexual, no así los opiáceos como la morfina, la heroína o la cocaína que reducen la líbido.

Cabe señalar también que existe una vergüenza en las menores a preguntar sobre esos temas y en muchas ocasiones lo solucionan yendo a comprar la llamada píldora del día después (ahora también existe la de 5 días después), aunque a veces el miedo a sus familias les lleva a la realización de un aborto clandestino que puede provocar fuertes hemorragias e incluso la muerte.

Mi opinión es clarísima en defensa de la vida a ultranza, pero incluso aquellos que no comparten mi opinión saben que el aborto es un trauma con secuelas físicas y psicológicas fácilmente evitables con una auténtica educación sexual centrada en la prevención de embarazos no deseados, y cuando llegue el momento una maternidad responsable y deseada.

Los embarazos en adolescentes pueden ocasionar distintos trastornos e incluso la muerte tanto de la madre como del feto, trombosis, embolia, hipertensión, problemas placentarios, anemias y problemas en el feto, especialmente si existe consumo de droga o tabaquismo, que se ve acentuado ante el miedo a confesarlo a su entorno y no recibir una atención desde el inicio.

La adolescente se halla en una actitud de desprotección total tanto de salud como económicamente. Y, si como ocurre aún en muchas familias, se prepara un matrimonio a edad temprana, este no perdurará en el tiempo. Los jóvenes son muy enamoradizos y sus sentimientos cambian, el te amo de hoy no es un te amo mañana, y el matrimonio o relación de pareja es algo tremendamente serio para que se base exclusivamente en la vergüenza del entorno por el nacimiento de un nuevo ser dentro de unos cauces “fuera de lo establecido”.

Prevenir, planificar y proporcionar los métodos anticonceptivos idóneos suprimiría la palabra aborto tanto de los defensores como de los detractores, así como todos los problemas que conlleva un embarazo adolescente.

María Pilar Enjamio Furelos. Psicóloga chichologa

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