El etarra Juan Carlos Balerdi, autor de ocho asesinatos, saldrá de la cárcel de Huelva el domingo
Tras un error que obligó a los jueces a aplicarle nuevas redenciones, recuperará la libertad tras 26 años preso.
El veterano etarra Juan Carlos Balerdi, condenado a más de 350 años por ocho asesinatos, quedará libre el próximo domingo después de que la Audiencia Nacional haya aprobado una nueva fecha de salida de prisión en una providencia a la que ha tenido acceso la agencia Europa Press. Esto se produce tras el error que obligó a los jueces a aplicarle nuevas redenciones. La Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ya ha comunicado esta nueva fecha de licenciamiento a la cárcel de Huelva, en la que se encuentra el terrorista. Balerdi, de 53 años de edad, recuperará la libertad después 26 años preso.
La razón está en un auto dictado el pasado 9 de abril por la misma Sección Primera que obliga a contabilizarle unas redenciones que no se le habían aplicado entre 1989 y 1990 al haber sido sancionado por su mal comportamiento en la cárcel. Los jueces argumentan que aquellas sanciones no se incluyeron en su expediente dentro del plazo estipulado y por tanto hay que reconocerle su derecho a redimir en ese periodo.
"Procede reconocer el derecho a redimir del Sr. Balerdi Iturralde en el periodo comprendido entre el 12/8/1989 y el 4/9/1990, al no haber acordado en tiempo y forma la baja por sanciones", sentencia este auto al que tuvo acceso Europa Press. Cuando un preso recibe una sanción grave deja de redimir durante el tiempo que cumple esa sanción. Según el auto de la Sección Primera de la Sala de lo Penal, el etarra Balerdi "incurrió en varias sanciones" en el periodo que va entre 1989 y 1990, pero matiza que no constan en su expediente. "Las sanciones debieron ser canceladas (cumplidas) y han prescrito", añade la resolución de la que ha sido ponente el magistrado Javier Martínez Lázaro.
Para interrumpir las redenciones por una sanción la Audiencia Nacional recuerda que es necesario "una propuesta de baja en redención y un auto motivado del juez de vigilancia que la acuerde". Tanto la propuesta como el auto "deben producirse en el plazo de cancelación de las sanciones" ya que, según advierte, "una vez canceladas, el interno se encuentra a estos efectos en una situación igual a aquella en la que se encontraría si no las hubiese cometido".
FIRMÓ CON: "DISPERSIÓN NO"
"Por tanto, si no hubo propuesta en su momento y no hubo resolución judicial no puede salvarse esta omisión meses o años después de la cancelación de las faltas a modo de indirecta y extemporanea sanción", concluye este auto en el que se precisa que no fue "hasta el año 2005 en el que sí aparece entregada al penado una notificación".
Por otra parte, el tribunal recoge que a la hora de firmar esa notificación, el terrorista en lugar de poner su nombre escribió "Dispersión no". "Sin declaración judicial no puede entenderse constituida esa situación excepcional en la aplicación del beneficio penitenciario", reitera.
Juan Carlos Balerdi, detenido en abril de 1989, actualmente cumple condena en la cárcel de Huelva junto a otros presos de la banda como el asesino de Miguel Ángel Blanco, Javier García Gaztelu, alias 'Txapote'. Las cárceles del sur son en las que los sucesivos Ministerios del Interior han agrupado a los presos de ETA más irredentos.
Balerdi fue un activo pistolero de ETA a finales de la década de los ochenta en las filas de 'comando Eibar' hasta que fue detenido por agentes de la Guardia Civil en abril de 1989 cuando tenía 27 años de edad. En total suma ocho asesinatos por los que fue condenado a 362 años de prisión. Sus primeras víctimas mortales datan del año 1987. Fueron los guardias civiles Manuel Ávila y Federico Carro quienes la noche del 9 de septiembre de ese año se acercaron a inspeccionar un coche que los terroristas habían dejado aparcado en Gernika (Vizcaya). Otro de los atentados que más se recuerdan es el que ocurrió el 18 de diciembre de 1988, cuando Balerdi accionó un coche bomba colocado en los aledaños del estadio del Eibar con el objetivo de alcanzar un convoy de la Policía Nacional. El atentado causó la muerte al policía nacional José Antonio Barrado y otros tres agentes resultaron heridos. Por estos hechos el etarra fue condenado en 1990 a 134 años de prisión.