El acero privó a Silvera de la Puerta Grande

El mano a mano de dos novilleros onubenses abrió el ciclo taurino
Texto: José Luis Camacho Malo / Fotos: JOSMI
Ficha técnica
Primer festejo del ciclo Colombino. Mano a mano entre Alejandro Conquero y Emilio Silvera
Más de tres cuartos de plaza. Ambiente de gran fiesta y ningún diestro pudo abrir la puerta grande
Toros de La Dehesilla y José Luis Pereda, bien presentados aunque de juego desigual
Alejandro Conquero. Silencio, saludos y silencio
Emilio Silvera. Oreja y aviso, saludos y tres avisos y saludos
Alejandro Conquero abría plaza en el primer festejo de Colombinas. Le tocó en suerte un novillo de la ganadería de La Dehesilla, que resultó soso, no transmitiendo en su embestida y cabeceando.
Comenzó con el capote rodilla en tierra, intentando posteriormente lancearlo pero sin mucha fortuna. El astado entró a caballo en una sola ocasión para dar paso al tercio de banderillas que fue malo, a excepción de un par de Jesús Carvajal.
Con la muleta poco pudo hacer Conquero pues el novillo no colaboraba lo más mínimo. Acabó la faena con tres pinchazos y una estocada. El astado fue despedido con unos pitos. Silencio
En su debut en el coso mercedario, al onubense Emilio Silvera le tocó un novillo de La Dehesilla con 403 kilos de peso que resultó noble y colaborador con el torero. Emilio lanceó por verónicas que fueron jaleadas por el respetable. Buen tercio con los rehiletes.
Silvera brindó al público e inició la faena con dos series con la derecha, rematadas con sendos pases de pecho que fueron muy aplaudidos. Con la izquierda instrumentó otras dos series con mucha profundidad y enjundia torera que levantó los olés de los tendidos. Molinetes y de nuevo serie por la derecha para acabar con el astado con media estocada y otra hasta la bola que le sirvió para que se le concediera la primera oreja del festejo.
El tercer novillo de la tarde fue para el choquero Alejandro Conquero. Otro astado de la Dehesilla con 422 kilos que parecía con más movilidad, hasta que entró al caballo donde por cierto la ejecución del picador fue muy buena en el único puyazo.
Espectacular tercio de banderillas, donde los dos hombres de plata tuvieron que desmonterarse para recibir los aplausos del público.
La faena de muleta la inició Conquero rodilla en tierra desde del anillo del ruedo. Muy voluntarioso pero el novillo no colaboraba. Gran estocada del diestro que tuvo que saludar desde el tercio.
El cuarto de la tarde y segundo de Emilio Silvera, asimismo de la ganadería de La Dehesilla, con 455 kilos de peso, salió con mucha alegría pero en el puyazo se vino abajo momentáneamente. Con el capote lanceó poco y nada es destacable.
Brindó la muerte del novillo a Miguel Báez "Litri".
El astado aunque sin muchas fuerzas fue noble y su embestida clara y sin peligro. Silvera. Con pasodoble sonando hizo una faena instrumentada fundamentales con la izquierda que seguro que el joven torero habría soñado. Acabó con una serie con la derecha, de forma lenta y con profundidad que levantó a los aficionados de los asientos.
Pinchazo, estocada trasera, muchos descabellos, tres avisos y cuando el novillo iba a ser devuelto a los corrales se echó y tuvo que ser apuntillado.
Una auténtica pena, pues la faena era de puerta grande.
El novillo fue aplaudido en el arrastre y Silvera recibió el cariño del publico y saludó desde el tercio.
El quinto de la tarde fue de nuevo para Alejandro Conquero que tuvo la desgracia de tener que lidiar el peor lote de la tarde. A pesar de ello el novillero puso todo el interés del mundo en agradar, pero cuando los astados no acompañan es imposible. No quiso alargar la faena y se fue a por el acero para de pinchazo, estocada y un descabello acabar su participación en este ciclo taurino Colombino. Una pena lote que le ha correspondido en suerte. Silencio.
El novillo que cerraba plaza fue el único que pertenecía a la ganadería de José Luis Pereda. Con 442 kilos de peso y una bonita presencia entró al caballo con fuerza y alegría viéndose un buen puyazo, sobrándole el segundo y los dos intentos de picotazo. Vamos ni en las corridas de Cuadri, se entra tanto a la pica.
En la suerte de rehiletes, el novillo tenía sembrado el pánico en el ruedo con ocho toreros en el redondel.
La faena del último de la tarde fue deslucida, donde Emilio Silvera estuvo voluntarioso pero no con el acierto que en los dos astados anteriores, con un toro manso y con peligro. Eso sí, contaba con la complicidad del respetable.
La espada volvió a jugarle una mala pasada. Está claro que tendrá que aplicarse con el acero.
Entró a matar en varias ocasiones y de media estocada cayó el novillo, aunque el puntillero lo levantó de nuevo
Saludo desde el tercio y punto y final.