Los cuidadores no profesionales pierden 600 euros al mes de poder adquisitivo
Desde hace 5 años, el 5 de noviembre se celebra el Día del Cuidador, una efeméride promovida por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) para dar visibilidad al esfuerzo y trabajo que cada día desempeñan más de 2 millones de cuidadores (tanto familiares como profesionales) en nuestro país.
Tal y como afirma el Presidente de la SEGG, José Augusto García Navarro, el cuidador tiene que sacar fuerzas todos los días y luchar consigo mismo, sobre todo para enfrentarse a los temidos “y si”.
“Y si lo estoy haciendo mal. Y si no hago esto y por mi culpa le ocurre lo otro”. “Los ‘y si’ son tremendos, porque el cuidador es su peor crítico. La carga emocional es muy pesada, sobre todo en los casos de familiares que cuidan por amor”, asegura.
Según datos de la Agencia de Servicios Sociales y Dependencia de Andalucía, en Huelva un total de 7.348 usuarios se benefician del Servicio de Ayuda a Domicilio hoy en día. Por su parte, 5.240 personas reciben la prestación económica para cuidados en el entorno familiar y apoyo a cuidadores profesionales. En términos económicos, el apoyo a la dependencia, según la Junta, ha sufrido un incremento, pasando del 0,7% al 0,8 % del PIB: 215 millones más entre 2018 y 2020.
Sin embargo, al margen del perfil de cuidador remunerado, las cifras de los no profesionales siguen disparándose. Aunque en la actualidad no hay datos cuantificados, ya que muchos de ellos se escapan del sistema y carecen de ayudas por parte de las administraciones, sí existe otra realidad que permite retratar, en gran medida, el perfil de la persona cuidadora no profesional.
El Alzhéimer y otras demencias ocupan gran parte de los cuidados
Y es que Andalucía no es ajena a un fenómeno que se reproduce en la mayoría de países desarrollados: el envejecimiento de la población. En la actualidad, las personas mayores de sesenta y cinco años representan el 16,32% de la población andaluza (en 2014 representaba el 15,91%). Esto se debe a dos aspectos. Por un lado, el aumento de la esperanza de vida y, por otro, el incremento del porcentaje de mujeres en relación al de hombres conforme avanza la edad.
Las estimaciones del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) sitúan en más de 2 millones el número de personas mayores de 65 años para el año 2035.
Estos hechos provocan que gran parte de las personas dependientes padezcan Alzheimer u otras demencias, ya que una edad avanzada es el principal factor de riesgo para su aparición (su mayor incidencia se produce a partir de los 65 años). El porcentaje de personas afectadas por algún tipo de demencia está alrededor del 6,5% en mayores de 65 años.
A nivel provincial, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras demencias de Huelva y Provincia (AFA Huelva) cuenta con más de 4.000 socios, de los cuales, 1.100 son socios familiares (cuidaron a un familiar con Alzheimer o demencia). El 52% cuida de personas en fase inicial de la enfermedad, el 37% en fase moderada y el 11% en fase avanzada. El 70% de los cuidadores son mujeres menores de 60 años.
El coste de los cuidados
Según un estudio de la Junta, un cuidador gasta una media de 151 euros al mes para hacer frente a sus tareas (fisioterapia, psicólogo, rehabilitación, medicamentos, etc). A esto, se le suma la pérdida económica por la reducción de la jornada laboral para desempeñar los cuidados al enfermo, unos 453 euros al mes. Por tanto, si sumamos ambas cifras, ser cuidador representa una disminución media en los ingresos mensuales de 604 euros.
Los cuidadores no profesionales suponen más del 60%
Según la Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud (EDDES), el cuidado principal de las personas de 80 y más años que residen en viviendas familiares recae, en el 40% de los casos, sobre sus hijas. Sólo un 6% de los mayores tiene como cuidador principal a un hijo varón.
Los cuidadores principales son mayoritariamente mujeres (el 73,7%), de entre 50 y 60 años, con una alta probabilidad de contar con progenitores en una fase avanzada de la vida y maridos con una edad superior a la suya (unos 6 años mayores de promedio) y, por tanto, con un alto riesgo de comenzar a padecer alguna discapacidad.
Si tenemos en cuenta la relación entre los cuidadores y los cuidados, la mayoría de los cuidados que reciben los mayores discapacitados son de tipo informal, es decir, son realizados principalmente por familiares de los mayores discapacitados. Un 63% de cuidados los prestan los propios hijos, un 27% el otro cónyuge si vive y un 10% otros familiares, como hermanos y sobrinos.
Cuando los mayores discapacitados superan los 80 años, quien cuida, por encima de los demás cuidadores, es la hija (39,4%). La familia sigue ocupando un lugar primordial, siendo otro pariente quien, en segundo lugar, ofrece cuidados (18,5%). En ambos tramos de edad, los servicios sociales no alcanzan el 4% como principales cuidadores de los mayores discapacitados.
