La Dehesa no oculta su “miedo” por la futura ‘cárcel’ de menores
Los vecinos de esta zona residencial y otras colindantes, como Bellavista y La Monacilla, logran centenares de apoyos cada día y ya han logrado más de 2.200 firmas. En el pleno, la alcaldesa ha tenido que salir escoltada por la Policía Local.
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La polémica sobre la ubicación del primer centro de internamiento de menores de la provincia de Huelva –en el cerrado restaurante El Paraíso de La Dehesa Golf-, que se ha conocido esta misma semana, parece acrecentarse cada día que pasa. La realidad es que no ha gustado nada a los vecinos de La Dehesa, La Monacilla, Bellavista, y Aljaraque en general, el hecho de que esta ‘cárcel’ para menores se sitúe en plena zona residencial, donde hay colegios e institutos cerca, e incluso una residencia de mayores.
Tanto la Junta como el Ayuntamiento se han pronunciado ya, el proyecto es el que es, parece no haber vuelta atrás. Desde la perspectiva de los vecinos, a su vez padres y madres de alumnos de centros educativos de la zona, el centro podría quebrar la paz de estos núcleos residenciales.
Desde la Junta de Andalucía han tratado de tranquilizar a los vecinos garantizando que el centro de menores será de “máxima seguridad”, al tiempo que han asegurado que en el mismo no ingresarán condenados por delitos de sangre o sexuales.
Estos argumentos no han tranquilizado a los vecinos. Desde la plataforma creada al efecto (para exigir que el centro cambie de ubicación) ya han anunciado movilizaciones, que este mismo viernes han sido evidentes en el Ayuntamiento. La alcaldesa socialista, Yolanda Rubio, ha tenido que salir escoltada del pleno ante la protesta de los vecinos organizada a las puertas de la Casa Consistorial. En declaraciones a la agencia Europa Press, ha asegurado que ha sido "increpada" en un episodio "desagradable". Asimismo, ha dicho que la concentración carecía de la autorización pertinente. La regidora ha insistido una vez más que el proyecto es el previsto, y que el Ayuntamiento puede hacer poco más que "cumplir la normativa".
Desde el PP han preguntado a la alcaldesa sobre este asunto, y desde el equipo de gobierno han señalado que se les contestará por escrito.
CHANGE.ORG. La campaña contra el centro de menores de Aljaraque no sólo ha motivado una recogida de firmas ‘físicas’ (con un modelo que se está distribuyendo en las distintas urbanizaciones), sino también virtuales, a través de la plataforma ‘on line’ Change.org, que ya ha superado las 2.200 firmas en contra de este centro de menores en La Dehesa Golf.
Los vecinos quieren dejar claro que no se trata de un ‘no’ al centro de menores en la provincia, sino en esa zona residencial.
Entre los más temerosos, los vecinos de la calle Abeto, justo donde se encuentra el antiguo restaurante. Vecinos que han preferido ocultar su identidad han asegurado que en esta urbanización en concreto hay “temor y miedo” al proyecto, porque, argumentan, “no sabemos qué menores y con qué clase de delitos serán nuestros vecinos”. Otra vecina de la zona apunta que en otros centros de menores se han dado casos de fugas de internos, y por ello se pregunta: “¿Qué va pasar si esto ocurre aquí?”.
Desde el Ayuntamiento han mantenido encuentros con los representantes de la Asociación de Vecinos de La Dehesa Golf, así como de asociaciones de padres y madres de centros educativos, para tranquilizarles al respecto. Por el momento, la alcaldesa socialista aljaraqueña no se ha posicionado en contra, confiando en el proyecto llega con todas las garantías posibles.
La plataforma vecinal ha lamentado que los residentes hayan tenido que enterarse de un día para otro de esta decisión, y sin haberse consultado con ninguno de los vecinos de La Dehesa Golf y La Monacilla, que son los núcleos residenciales más implicados, “seguramente porque ya sabían que les diríamos que no, porque nadie quiere una cárcel para menores delincuentes al lado de su casa”, ha dicho uno residente de la calle Abeto.
La polémica está servida y los vecinos ya han anunciado que piensan llegar hasta el final para presionar a la Administración y forzar a un cambio de ubicación que, a día de hoy, está muy lejos de ser posible. Y entretanto, la campaña de firmas no deja de sumar centenares de rúbricas cada día que pasa desde que se conoció la noticia.
