martes. 30.04.2024
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Crece la solidaridad entre las familias onubenses, que acogen a 140 niños saharauis

Quince familias más que el año pasado participan en el programa Vacaciones en Paz que desarrolla en la provincia Federación Provincial de Asociaciones de Solidaridad con el Sáhara de Huelva
Crece la solidaridad entre las familias onubenses, que acogen a 140 niños saharauis

Nafee es, a sus 12 años, un niño alegre pese a las duras condiciones que le ha tocado vivir en un campo de refugiados saharaui. Alojado en tiendas de campaña, soportando temperaturas extremas de frío y calor y sin agua potable, depende de la ayuda internacional para subsistir. Estos días deja atrás por dos meses la dureza de su vida junto a otros 139 niños que pasan sus 'Vacaciones en paz' en la provincia gracias al programa de acogida de la Federación Provincial de Asociaciones de Solidaridad con el Sáhara de Huelva

Nafee está acogido por Guadalupe Camacho, coordinadora provincial del programa 'Vacaciones en paz'. Éste es el cuarto año de vacaciones en Huelva. Cuenta Camacho que la primera vez que vienen no saben hablar español, pero más o menos te entienden porque es la segunda lengua que se habla en los campos de refugiados. 

"Los primeros días son un poco tristes porque han dejado atrás a su familia y están con desconocidos; nosotros también tenemos miedo a no saber cómo atenderlos, pero la adaptación es muy buena, son fáciles de llevar", cuenta esta mujer que desde que empezó en 2004 lleva acogidos a cinco niños y piensa seguir haciéndolo "mientras mis fuerzas me lo permitan". Los menores pueden participar en el programa de acogida hasta los 14 años para dar la oportunidad de beneficiarse a otros niños. Camacho sigue en contacto con los otros niños que ha acogido. Uno de ellos tiene 21 años y habla con él casi a diario. 

El primer objetivo del programa es que a los menores se les haga una analítica y pasen una revisión médica. Según Guadalupe Camacho, "hay niños con un alto grado de malnutrición debido a las carencias que viven en los campamentos. Cuando llegan a España se les nota lo mal que vienen por el tema alimenticio, pero en 10 días han cambiado totalmente, y eso que al principio comen poco porque vienen con el estómago cerrado". Además de la alimentación y de las revisiones médicas, las familias se vuelcan para que los menores pasen un verano lo más divertido posible, que les haga olvidar el drama de vivir en campamentos. 

Camacho destaca que estos niños "nos dan una enseñanza que a veces se nos olvida: valoran mucho las cosas y nos aportan también mucho cariño". Agradecen mucho llegar a una casa y que los acojan como lo hacen. Al principio, les sorprende todo, la piscina, la playa, el parque, acostarse en una cama, el comer a su horas... acostumbrados como están a hacerlo una vez al día. "No vienen pendientes de lo material".

Para que se relacionen entre ellos, la federación organiza actividades conjuntas. El pasado día 4 dieron un paseo en barco. El 13 de julio las familias de acogida de Andalucía participan en Sevilla en una concentración para pedir la independencia del Sáhara Occidental y el 21 de julio está programada una excursión a Aguapark. 

Cuando regresan llevan consigo ropa que les permita pasar el invierno, material escolar, de aseo y otras cosas de utilidad porque allí carecen de todo. Señala Camacho que ellos viven en campos de refugiados, "la palabra ya impone. Las temperaturas son extremas, faltan medicamentos, alimentos, agua potable... El panorama es desolador, con la crisis las ayudas fueron menos y se ha notado. Ahora está llegando la luz eléctrica". 

Este año hay acogidos en la provincia de Huelva 140 menores, 15 más que el año pasado, después de que se hiciera un llamamiento a las familias en un intento de sacar de los campamentos al mayor número posible de niños. 

Cuando llega la hora de la despedida, caras largas y algunas lágrimas, "aunque las familias tienen asimilado que deben volver con sus familias", dice Camacho. Pero para eso aún queda todo un verano por delante.