Buena Muerte o la máxima expresión del dolor de una madre
La caoba más pura cobija al Cristo de la Buena Muerte acompañado de Madre de Consolación y Correa en sus Dolores. Protagonismo de los niños del colegio Sta. María de Gracia
En la antesala del ocaso del Jueves Santo, la Hermandad de la Buena Muerte iniciaba desde la Iglesia Conventual de las Reverendas Madres Agustinas su andadura por las calles de Huelva con un cortejo formado por una gran cantidad de niños, en su mayoría pertenecientes al colegio Sta. María de Gracia por su estrecha vinculación con el convento.
Unos niños que teniendo bien asumido el papel de unas religiosas en la ciudad y el primordial objetivo de una Hermandad de hacer pública protestación de fe en la calle, participan durante todo el año de una manera festiva de lo que es la vida interna de Hermandad siendo este día el de máxima festividad para ellos.
El especial conjunto de las Madres y la Hermandad se afana en transmitir a los más pequeños el sentimiento cristiano y la devoción a un Cristo crucificado de la Buena Muerte y a su Madre de Consolación y Correa en sus Dolores. Teniendo desde bien pronto asumido, estos alumnos del colegio, el papel que juagan ambos Titulares en las vidas de cada uno de ellos.
Este Crucificado, obra de Joaquín Gómez del Castillo, se adentraba en la profundidad de las calles del centro para realizar su Estación de Penitencia en su característico paso, y dejando otro año más espectaculares estampas que engrandecen la Semana Mayor de Huelva.
El paso del Cristo de la Buena Muerte se realizó con caoba procedente de la República Dominicana, donada por el presidente, Leónidas Trujillo. Siendo éste considerado como uno de los mejores de Andalucía por calidad artística en el trabajo de la talla y sus destacados y numerosos apliques en plata de ley, que hacen del más bello contraste de la caoba y la plata el mejor sostén para un Cristo que muere para salvar a la humanidad del pecado. Esta belleza, acompañada de una grandísima imagen y de los sones de la Banda de Cornetas y Tambores Stmo. Cristo de la Expiración hacían de la Hermandad una de las grandes estampa que los cofrades son incapaces de pintar en su colección particular por la conmoción que despierta.
