miércoles. 18.06.2025
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La tradición oral cachonera se muestra en el Museo de Artes y Costumbres Populares de Andalucía

Puede oírse la grabación gracias a la donación del escritor Antonio Rodríguez Almodóvar
La tradición oral cachonera se muestra en el Museo de Artes y Costumbres Populares de Andalucía

Antonio Rodríguez Almodóvar ha realizado otro servicio literario a Galaroza, localidad con la que mantiene estrechos vínculos vitales. Ha tenido lugar a través de la donación de su archivo sonoro de cuentos populares al Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla, materializado con motivo de la celebración del Día Internacional de los Museos, que estuvo este año dedicado a la tradición oral.

En esta colección se incluye una grabación mantenida en Galaroza, el día 7 de agosto de 1983, con Catalina Tejera Cobo, a la que Rodríguez considera como una de sus informantes principales. Tenía ella entonces 70 años de edad y según el investigador “era una mujer muy viva, y muy considerada en el pueblo por su carácter afable y comunicativo”. Al quedar huérfana de madre muy joven, había sacado adelante una familia humilde compuesta por el padre y cinco hermanos, trabajando al mismo tiempo en el campo. Según Rodríguez, “tenía un mote humorístico, como tantas personas en el pueblo, y era conocida también como ‘La Marquesa de la Era’”.

Catalina llamaba a los cuentos maravillosos, como en otras muchas zonas de Andalucía, “cuentos de encantamento”. Había ido a la escuela muy poco, por lo que todo su saber cuentístico era de tradición oral, compartido con otros miembros de la familia. En el acto de la grabación confesó al grabador que “me s´han orvidao la mitá”.

La cachonera regaló al escritor una versión especial de ‘La niña que riega las albahacas’, aprehendida por transmisión oral de sus antepasados, manteniendo viva la tradición que posteriormente inspiró a autores como Federico García Lorca.

En su relato, Tejera repitió los esquemas propios de este cuento, es decir, el argumento de un padre que prohibió a sus tres hijas salir de casa, hasta que volviese de su viaje, excepto para regar diariamente una maceta de albahaca. Mientras estuvo fuera, visitó la casa un príncipe que se encaprichó de las hermanas, pero la hija menor, Mariquilla, engañará al príncipe y le dará su merecido, en un contexto que mezcla burlas, amor, odio, trampas y venganzas.

La donación vuelve a situar a Galaroza como fuente relevante de la narración oral, ya que sus mayores han ofrecido a los investigadores que han visitado la población a lo largo del tiempo interesantes versiones de cuentos y romances inmortales.

La importancia de esta fonoteca es muy destacada, ya que, gracias al regalo, serán muchos los que puedan seguir investigando ese legado para la comprensión de la cultura popular andaluza. Son, concretamente, 200 cuentos y 67 horas de grabación recopilados principalmente entre 1983 y 2006, relatados en sus lugares de origen junto a otras piezas como canciones infantiles o romance. Con motivo de la entrega formal, se organizó un acto oficial en el que se repartió a los asistentes una publicación especial, con código digital de algunos cuentos. El acto contó con cuentos contados por un narrador especializado.

Los cuentos donados a la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico pueden también disfrutarse on line, a través de la web de los museos andaluces. Entre los audios que pueden escucharse, además del escuchado en Galaroza, se encuentran cuentos como ‘El torito encantado’, recogido en Almontaras (Almería), y ‘El pájaro de las manzanas de oro’, recogido en Pedrera (Sevilla); tertulias del investigador con narradores de Pozoblanco (Córdoba) o con niños en Castril (Granada); o cuentos recogidos en Villamartín (Cádiz). Incluso hay una versión de ‘La niña que riega las albahacas’ distinta a la cachonera, recogida en Canena (Jaén) casi veinte años después.

‘La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón’ es una obra escrita por Federico García Lorca para títeres, basada en la tradición oral, que fue estrenada el 5 de enero de 1923 en su casa familiar de Granada con la colaboración musical de Manuel de Falla. Inspirándose directamente en las versiones orales, Rodríguez Almodóvar escribió un texto teatral al que tituló ‘La niña que riega las albahacas’, que posteriormente ha sido puesta en escena por diversas compañías teatrales andaluzas.

El escritor, nacido en Alcalá de Guadaira (Sevilla), ha dedicado su vida a la recopilación y dignificación de la literatura oral, ha publicado numerosos libros, como la colección de los ‘Cuentos de la media lunita’, que cuentan con cuatro millones de ejemplares vendidos, o los ‘Cuentos al amor de la lumbre’, que han alcanzado ya 37 ediciones. Casado con la cachonera Aurora Delgado, pasa largas temporadas con su familia en su casa de Galaroza, habiendo recibido el Pero de Oro de la localidad y aportado momentos de interés para la literatura del lugar.

Para Rodríguez Almodóvar, la cultura popular andaluza “no es vicaria de la cultura oficial o hegemónica, inferior ni secundaria, sino que es cultura alternativa, como así mantuvo Antonio Machado y Álvarez, padre de los hermanos Machado, a lo largo de toda su trayectoria”.

Esta cultura popular ha sido, en opinión de Rodríguez, menospreciada muchas veces por la cultura del poder, pero la tradición oral ha resistido y muestra todo su potencial en este archivo que ahora ya está en manos de una institución pública.

La transmisión oral pasa por momentos delicados, ante el avance de nuevas formas de comunicación. Las nuevas tecnologías y las artes visuales imponen prácticamente un monopolio social al que pocos escapan y que pone en peligro las formas tradicionales de comunicarse. Por ello, Almodóvar anima a que “se sigan contando cuentos en las escuelas, y por supuesto, también en los hogares, dejando a un lado los móviles y los videojuegos”.

La prueba del potencial de la narración oral frente a otras fórmulas más modernas es la frase que Catalina Tejera puso en boca de Mariquilla, la hija menor del cuento, ante la ofensiva pregunta del príncipe: “Usté que sabrá de leé y escribí y de contá, ¿cuántas estrellitas tiene el cielo y arenitas tiene el má?”.