sábado. 27.04.2024
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El mundo cultural de Huelva entra en ebullición con un artículo viral del escritor Manuel Moya

Un artículo firmado por el archi-premiado y conocido escritor Manuel Moya provoca un enorme debate sobre la cultura que se crea, anima, financia y ofrece a los onubenses. Lean y formen su opinión. Desde diariodehuelva retransmitimos el análisis.
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El mundo cultural de Huelva entra en ebullición con un artículo viral del escritor Manuel Moya

Ha sido fuera de los canales oficiales, fuera de los medios clásicos y al margen de la dinámica cultural oficial donde ha estallado todo un debate que atañe a Huelva. El detonante, la desaparición por inanición institucional del encuentro que se organizaba cada año desde hacía tres lustros y que llevaba por nombre 'Latitudes'. Y la espoleta que ha provocado el debate, un comentario en el canal de Mark Zuckerberg, Facebook firmado por el conocido y premiado escritor Manuel Moya.

Antes de nada en diariodehuelva.es vamos a reproducir íntegro el análisis que el reconocido y archipremiado literato ha lanzado al espacio que pronto ocupará META y que corre como la pólvora en todos los centros culturales de la provincia y mesa de camilla donde se deciden subvenciones, actos culturales, conciertos y publicaciones:

HUELVA, ¿LA INFORTUNADA?

Huelva no es una ciudad olvidada, sino una ciudad digna de olvido... o por decirlo de otra forma, una ciudad que cava día tras día, con firme y decidido empeño, su propio olvido y su propia irrelevancia. Una aldea cultural. No de otra manera se puede interpretar la nefasta respuesta institucional a su arqueología y al arte contemporáneo, por irme a los extremos.

Huelva se ha propuesto con firmeza vivir de espaldas a todo hecho cultural, provenga del pasado o apunte hacia el futuro. Toda acción cultural en Huelva, es una afrenta, una infamia.

La ciudad que en los años 60 y 70 del pasado siglo negó o vendió por un puñado de chimeneas su propio pasado, es exactamente la que hoy no quiere saber nada de lo que fue y de lo que podría ser.

A Huelva le sobra la cultura como una pelliza en verano. Una ciudad que se banaliza a sí misma, que se entierra a sí misma, esa ciudad que se dice descubridora pero es en esencia enterradora y banal, cejijunta. Y la cosa tiene, como se sabe, nombres y apellidos: justo quienes durante los últimos cincuenta años han tenido alguna responsabilidad cultural, desde el que coge el teléfono a quien ha tomado decisiones culturales.

He podido comprobarlo in situ, no por una institución, sino por todas. Desde gente que no encuentra cauces artísticos y han de marcharse a otras latitudes, a gentes a los que se oblitera completamente por cuestiones espúreas, hasta quienes se manifiestan contra esa aberración civil que es la urbanización de la Joya o la política de enterramientos de hallazgos arqueológicos...

Iconos de Huelva Te Mira
Iconos de Huelva Te Mira

Mientras otras ciudades suman, Huelva se hunde en el abandono y en la cobardía e irrelevancia institucional.

Menos mal que nos queda Sevilla, mal que estas últimas palabras causen urticaria en los onubenses y por ella sea un servidor digno de ser quemado en la hoguera, aunque antes de que me quemen aconsejaría que metan en la hoguera a quienes os han llevado a este sopor, a esa gentuza que os ha entretenido en este coma inducido, a esta inexistencia, y luego, si acaso, al que denuncia tanto abandono y tanto infortunio.

En la foto, arte contemporáneo onubense. (La fotografía del monumento rociero).

Lógicamente, tras este texto hay cientos de comentarios de responsables y gestores culturales que han dado su más que respetable opinión.

A tan alto ha llegado el agua de este tsunami cultural provocado por Manuel Moya que ha tenido continuación con otro texto no menos, o cuando menos, disruptor. Entiéndase disruptor en su literalidad: cualquier entidad o persona que provoca cambios drásticos tanto en las expectativas como en los comportamientos fundamentales: cultura, mercado, industria, tecnología o proceso. En este caso la opinión de Moya atiza el tentetieso de la cultura onubense.

Y la continuación del discurso no es menos provocadora e interesante como reflexión personal del escritor:

HUELVA, UN SECUESTRO CULTURAL

Ayer, a consecuencias de la finiquitación de Latitudes, escribí un post que ha excedido con mucho mis expectativas. No creí que el ambiente cultural de Huelva estuviera tan quemado y tan a punto de entrar en combustión. Que hubiera tanto cabreo y tanta rabia contenida.

Hay una opinión que, sin embargo, quisiera resaltar, y esta es la de Manuela Parralo, de las pocas gentes decentes en este sindiós cultural onubense. Manuela, tienes razón, quizás haya generalizado demasiado, pero opinar es con frecuencia barrer el espectro sin dar opción a lo particular y, claro, hay pequeñas y heroicas excepciones como es tu caso, pero sabes que todo cuanto he dicho es cierto y no fruto de ningún calentamiento, sino de la última decepción: el final de Latitudes.

Es cierto que personas como tú constituyeron una excepción, como nos recuerda Paco Silvera, pero las oportunidades perdidas en Huelva durante las últimas décadas son infinitas y sangrantes: pongo unos casos: el maltrato a la cultura y a quienes honesta y heroicamente se dedican a ella, el nepotismo cultural, los cierres, como este de Latitudes, de tan tristísima noticia, el papel de pura irrelevancia del Iberoamericano, que fuera la joya de la corona, la ausencia de un verdadero festival flamenco, la falta de una biblioteca pública moderna como las tienen Sevilla, Faro o Beja, la nefasta y a veces definitiva política de enterramientos de yacimientos arqueológicos, su destrucción mediante nuevas construcciones, el descuido patrimonial en todos sus sentidos (ahí está la vandalizada estación de Zafra o el golferío arqueológico sufrido con la anuencia de las instis), una falta de programación musical o teatral de interés o de un buen servicio institucional de publicaciones, el inexistente apoyo a los referentes culturales en sus distintas modalidades, el pésimo gusto monumental... y, casi lo peor de todo, el olvido olímpico y abisal de la provincia, su desertización cultural, su arréglenselas como puedan y el último que tire la llave.

Aquí todo el impulso cultural de las instituciones se va en coheterías, discursicos con referencias a Colón y a JRJ, cócteles, besamanos y !!uys!! cuando la pelota roza el dichoso larguero.

No es mi pretensión ofender a nadie, pero tampoco pasar por alto la miseria inducida a la que desde hace décadas se tiene a la cultura onubense desde las instituciones y los presupuestos públicos. Vamos, lo que viene siendo un secuestro cultural.

Y los comentarios siguen como un reguero que ha llegado ya a muchos despachos y que dicho sea de paso remuerde las conciencias de tirios y troyanos.

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